Capítulo 10: El encuentro en Zhyrithos

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Luka, Erinar y Morgana habían llegado finalmente a Zhyrithos, un reino misterioso y cargado de magia. Mientras atravesaban el oscuro y enigmático bosque que rodeaba la entrada, una niebla plateada los envolvió lentamente. A medida que avanzaban, la niebla se volvía más densa, dificultando su visión y aumentando la sensación de estar en un lugar fuera del tiempo y el espacio.

De repente, una voz suave y melódica resonó en el aire: "Bienvenidos, viajeros valientes, a Zhyrithos". La niebla se desvaneció gradualmente, revelando la figura de un anciano mago vestido con túnicas blancas. Su barba blanca y su mirada penetrante denotaban una sabiduría ancestral.

Luka, Erinar y Morgana se acercaron al mago con cautela y respeto. El anciano sonrió amablemente y extendió su mano arrugada en señal de saludo. "Soy Alistair, el último de los Magos Blancos. He esperado su llegada, pues el destino los ha llamado a este lugar sagrado".

Luka, recordando su experiencia previa en el reino espiritual, se adelantó y dijo: "Yo ya he estado aquí y he cumplido con mi misión, pero ellos aún tienen un camino por recorrer".

Alistair asintió comprensivamente y dirigió su mirada hacia Erinar y Morgana. "Son los elegidos, aquellos destinados a enfrentar las pruebas del reino espiritual y desatar su poder oculto. Confíen en mí y los guiaré".

Erinar se acercó al anciano mago con una mezcla de emoción y nerviosismo. "¿Cuál es nuestro destino, sabio Alistair? ¿Dónde debemos dirigirnos en este reino espiritual?"

Alistair cerró los ojos por un momento, sumergiéndose en su profundo conocimiento. Luego, los abrió y miró fijamente a Erinar. "Deben buscar el Templo de la Luna Radiante, donde se encuentra la Puerta a el reino espiritual. Solo allí podrán liberar su potencial y enfrentar los desafíos que les esperan".

Morgana asintió, absorbida por cada palabra del anciano. "¿Cómo encontraremos este Templo? Este lugar es vasto y desconocido para nosotros".

Alistair sonrió sabiamente. "No se preocupen, querida Morgana. He preparado un mapa especial que los guiará por los caminos más seguros y directos. Tómenlo y confíen en su intuición. Los llevará al Templo de la Luna Radiante".

El anciano mago extendió su mano y entregó a Erinar y Morgana un pergamino antiguo cubierto de símbolos místicos. "Sigan el camino marcado en el mapa. Su determinación y valentía los conducirán hacia la victoria".

Erinar y Morgana agradecieron a Alistair por su orientación y aceptaron el mapa con reverencia. Se despidieron del anciano mago y, con renovado coraje, se adentraron en los dominios de Zhyrithos, listos para enfrentar su destino en el reino espiritual.

Luka, observando a sus compañeros partir, se volvió hacia Alistair y dijo: "Gracias por ayudar a mis amigos. Espero que encuentren el coraje y la sabiduría necesarios para superar sus pruebas".

Alistair asintió con aprobación. "Los he visto en sus corazones, Luka, y sé que están llenos de potencial. Confío en que encontrarán el camino hacia la luz en este reino de sombras".

Erinar y Morgana se despidieron de Luka y Alistair, agradecidos por la guía y sabiduría que les habían brindado. Con determinación en sus corazones, se encaminaron hacia el horizonte, siguiendo el camino marcado en el antiguo mapa que Alistair les había entregado.

Mientras avanzaban por el terreno misterioso y encantado de Zhyrithos, una sensación de magia y energía crecía a su alrededor. La vegetación cambiaba, adoptando tonalidades plateadas y azuladas que parecían brillar con su propia luz. El viento susurraba palabras indescifrables, y las sombras danzaban en el suelo a medida que la luna se elevaba en el cielo nocturno.

          

Finalmente, Erinar y Morgana llegaron a un claro en el bosque, iluminado por la radiante luz lunar que se filtraba a través de las copas de los árboles. En el centro del claro, dos portales se alzaban majestuosamente. Uno tenía inscrito el nombre "Erinar" en caracteres luminosos, mientras que el otro llevaba el nombre de "Morgana".

Erinar y Morgana intercambiaron una mirada significativa, sabiendo que este era el momento en el que sus caminos se separarían temporalmente. Habían forjado una conexión fuerte y habían aprendido a confiar el uno en el otro durante su viaje, pero ahora cada uno debía enfrentar su propio destino en el reino espiritual.

Erinar se acercó al portal con su nombre, sintiendo una mezcla de emoción y determinación. Se volvió hacia Morgana y dijo con voz firme: "Morgana, ha sido un honor viajar contigo y enfrentar juntos los desafíos. Estoy agradecido por tu valentía y sabiduría. Espero volver a encontrarte en algún punto de nuestro camino".

Morgana asintió con una sonrisa cálida, sus ojos brillando con confianza. "Erinar, también ha sido un honor para mí. Tus habilidades y coraje son admirables. Estoy segura de que encontrarás tu fuerza interior y superarás todas las pruebas que se te presenten. Nos veremos en el Templo de la Luna Radiante".

Erinar asintió, apretando el puño con determinación, y dio un paso adelante hacia su propio portal. "Gracias, Morgana. Mantén la luz encendida en tu corazón. Nos encontraremos nuevamente".

Morgana respondió con voz suave pero decidida: "Así lo haré, Erinar. Que el destino nos guíe".

Con un último vistazo lleno de confianza, Erinar desapareció en el portal. Morgana, por su parte, se dirigió hacia el portal que llevaba su nombre, respirando hondo y preparándose para las pruebas que le esperaban.

A medida que atravesaban los portales, Erinar y Morgana se sumergieron en un resplandor de luz, sus formas desvaneciéndose en el éter del reino espiritual. Sus destinos se bifurcaron, llevándolos por caminos separados hacia los desafíos que les aguardaban.

Mientras Erinar y Morgana se adentraban en los portales, un cambio repentino se apoderó del anciano mago. Alistair tambaleó, apoyándose en su bastón, y su rostro reflejaba preocupación y pesar. Luka, alarmado, corrió hacia él.

"Alistair, ¿qué te sucede?" preguntó Luka, con voz temblorosa. "¿Estás bien?"

Alistair luchó por recuperar el aliento, su voz entrecortada por la tensión. "Luka, los Gloomfang están tramando una terrible venganza. Han sentido tu presencia en el reino espiritual y desean detenerte antes de que puedas detenerlos a ellos".

Luka frunció el ceño, asimilando la gravedad de la situación. "¿Los Gloomfang? ¿Cómo es posible que aún estén en pie después de todo lo que hemos enfrentado?"

Alistair sacudió la cabeza con tristeza. "Son criaturas implacables y llenas de odio. Han encontrado un medio para resurgir de las sombras y amenazan con sumir al reino en una eterna oscuridad. Luka, tú eres el único que puede detenerlos".

Luka sintió un nudo en su estómago mientras la responsabilidad se asentaba en sus hombros. "Pero, Alistair, ¿qué hay de ti? ¿Por qué no puedes intervenir?"

Alistair suspiró, apretando el puño con fuerza. "Como Mago Blanco, mi deber es salvaguardar el flujo del destino y no interferir directamente en los asuntos fuera del reino espiritual. Mi poder está limitado en ese aspecto. Sin embargo, puedo ofrecerte mi sabiduría y consejo para enfrentar a los Gloomfang".

Luka asintió solemnemente, aceptando su destino y la carga que le habían impuesto. "Entiendo, Alistair. Haré todo lo que esté en mi poder para detener a los Gloomfang y proteger el reino".

Alistair colocó su mano temblorosa en el hombro de Luka, mirándolo con seriedad. "Confío en ti, Luka. Eres valiente y posees un espíritu indomable. Ve, pero ten cuidado. Los Gloomfang no escatimarán esfuerzos en su búsqueda de venganza".

Luka asintió una vez más, despidiéndose con tristeza del anciano. "Gracias por todo, Alistair. No olvidaré tus palabras ni tu apoyo".

Con un último vistazo al mago, Luka se alejó, decidido a enfrentar el mal que se avecinaba. Sabía que el camino sería difícil y peligroso, pero también sabía que tenía el coraje y la determinación necesarios para enfrentar a los Gloomfang y proteger el reino.

Mientras tanto, Alistair permaneció en el lugar, observando la partida de Luka con un pesar silencioso. Sabía que el destino del reino estaba en manos del joven aventurero, y solo podía esperar y confiar en que Luka sería capaz de superar los desafíos y poner fin a la venganza de los Gloomfang.

Mientras Luka avanzaba hacia su destino, su mirada se encontró con unas figuras aladas en la distancia. Eran imponentes y oscuras, parecían dragones que se cernían sobre el horizonte. Un sentimiento de urgencia y peligro invadió el corazón de Luka.

Sin perder tiempo, levantó su mano hacia el cielo y pronunció las palabras ancestrales: "Ár Rún Eldhrimnir". En ese instante, una energía poderosa emanó de su mano y se desplegó por el aire, tomando forma y revelando a su hermano.

Eridor, un hábil espadachín capaz de manejar tres espadas a la vez, apareció ante Luka con su armadura brillante y su mirada decidida. Sus ojos reflejaban la valentía y la determinación necesarias para enfrentar a los Gloomfang.

"Luka, hermano mío, estoy aquí", declaró Eridor, su voz resonando con autoridad. "Juntos lucharemos contra los Gloomfang y pondremos fin a su amenaza en el reino".

Luka asintió con gratitud, sintiéndose reconfortado por la presencia de su hermano. "Gracias por responder a mi llamado, Eridor. Los Gloomfang son una amenaza para nuestro mundo y no podemos permitir que su maldad se propague".

Eridor empuñó sus tres espadas con destreza, mostrando su dominio en el arte del combate. "Somos la última esperanza, Luka. Unidos, somos invencibles. Preparémonos para enfrentar la batalla que se avecina".

Luka asintió con determinación, sosteniendo su espada con firmeza. "Nuestro deber es proteger a nuestro reino y a quienes amamos. Lucharemos con todas nuestras fuerzas".

Con sus corazones sincronizados y su espíritu de lucha enardecido, Luka y Eridor se prepararon para el enfrentamiento inminente. Juntos, avanzaron hacia los Gloomfang, dispuestos a hacer frente a cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

"Que nuestras espadas sean rápidas y certeras, y que la luz nos guíe en esta batalla", declaró Luka con convicción.

Eridor sonrió, revelando una confianza innegable. "Confío en nuestra fuerza y en nuestra unión. Juntos, venceremos".

Con ese último intercambio de palabras, los dos hermanos se lanzaron hacia la batalla, dispuestos a enfrentar a los Gloomfang y a defender su reino. Las espadas chocaron contra las sombras, y el aire se llenó de la determinación de Luka y la habilidad de Eridor mientras luchaban incansablemente para proteger a aquellos a quienes amaban.

El reino de las sombras: el despertar de MalachaiWhere stories live. Discover now