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11 | Taehyung

13 de diciembre, 2022

Taehyung.

Voltee la mirada, volviéndome a centrar en la película. Mis mejillas estaban rojas, y sentía caliente en mis genitales. Traté de ignorarlo, más la mirada de Jungkook sobre mí me hacía complicada la existencia, aquella mirada juguetona que sin verlo bien sabía que se encontraba sonriendo, como si se burlara de mí.

— ¿Puedes dejar de hacer eso? —Chillé —. Es molesto.

— Esta bien —Me respondió mientras asentía, para después sentir como se recargaba sobre mi hombro y ponerse a ver la película otra vez.

No mencioné nada más; pero la tranquilidad que existía en mi cuerpo se extinguió tal vela al soplido; en el reloj que estaba por ahí colgado se podía ver claramente la hora, diez y media de la noche.

Todo esto es una mierda.

— Tienes que irte, Jungkook, son más de las diez de la noche.

— ¿Estas corriéndome, Kim Taehyung? —Me miró desde mi hombro —. Si me corres, está bien, yo me voy.

— Va —Respondí de rápido mientras me daba un parón del sillón.

— ¿Era enserio?

Yo ya no podía más con Jungkook, estaba siendo una espinilla en el culo; y no me podía imaginar esta escena, pero con Jungkook borracho quizá me hubiera tirado de la ventana del cuarto de baño.

O quizá nos hubiéramos besado más intenso.

Eliminé cualquier pensamiento que pudiera dejarme en ridículo de mi cabeza, para lanzarle una mirada de odio al sujeto que estaba haciendo un berrinche en el sillón; Jungkook no quería irse aún y yo estaba muriendo por dentro, ojalá fuera literal y no solo de manera figurada.

— De verdad tienes que irte. Jimin no tarda en llegar, y quiero que ya te hayas ido para entonces.

— ¿Qué tiene de malo que Jimin nos encuentre aquí?

— Eso no tiene nada que ver, pero de seguro viene hasta las nalgas de borracho.

Jungkook creo que entendió mi cara de súplica, y dándose por vencido se levantó del sillón y ambos empezamos a caminar hasta la puerta, yo detrás de él. No pude evitar mirarlo de pies a cabeza, mirando sus cabellos negros que quedaron llenos de friz por que se había secado de manera natural, la camisa azul con rayas de distintos azules y los shorts negros; llevaba las agujetas de los tenis desabrochadas y podría apostar que en algún momento terminaría cayéndose.

Llegamos a la puerta, ninguno tenía la intención de abrirla, pero aun así sabíamos que uno se tenía que ir, y no era yo. Él tenía los brazos detrás de su espalda, me miraba fijamente, como si esperara que le dijera algo; y yo, yo simplemente me hacía pendejo, no quería que se fuera, pero tampoco podía decirle que se quedara porque no era moralmente correcto.

— No parece que quieras que me vaya.

— Brincos dieras tú por quedarte.

— La neta sí —Dijo cínicamente, sacándome de quicio.

— Estas bien pendejo vale; lárgate antes de que te meta un putazo, te lo juro.

Jungkook se empezó a reír mientras se giraba decidido a abrir la puerta, pero un ruido de afuera lo detuvo. Ambos nos quedamos quietos, escuchando atentamente lo que ocurría afuera; y segundos después un Jimin muy, demasiado, borracho apareció detrás de la puerta.

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