Acompañante

8 1 0
                                    

La visita del Coronel me había sorprendido, pero no dejaría que eso me intimidará, había llegado muy lejos y aun no era el momento rendirme. Tome uno de los trajes de cuarentena y salí del hospital, no podía permitir que Acalia se despertara y se diera cuenta que estaba sola, no me lo perdonaría nunca.

Ingrese a la zona de cuarentana con mayor facilidad que la primera vez, el olor a carne descompuesta seguía presente, pero como sabía que el olor era demasiado fuerte, había tomado algunas especias y las había colocado en la máscara, de esta forma se hacía más llevadero el ambiente. Algunas personas del grupo blanco, ya se encontraban retomando sus labores en el lugar, pero me limite a ignorarlos y seguir mi camino hasta el final del extenso pasillo.

Una vez llegue observe como Acalia y su acompañante seguían dormidas, esto me tranquilizo, no había llegado tarde, esperaría a que se despertarán y podría hablar con ellas mejor.

- ¿Volviste? – su voz me sobresalto, había estado tan inmersa en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que no estaba sola.

- Y veo que tu no te has ido.

- ¿Por qué volviste?

- Supongo que por la misma razón que tu te quedaste, no podía dejarlas solas.

- En eso tienes razón.

Después de unos minutos de silencio me atreví hablar -Conor, yo quería agradecerte por lo que has hecho por mi – Sus intensos ojos azules se quedaron mirándome fijamente, como si me hubiera salido otra cabeza, sin embargo, continue – Desde que me desperté tú me has ayudado, se que no es el mejor momento para decírtelo, pero no quería esperar que el tiempo siguiera pasando sin que supieras lo que pienso.

Esperé que me respondiera, pero como no dijo nada seguí con mis labores, no quería esperar a que ellas despertaran y verlas sufrir porque yo no tuviera todo listo. Deje los analgésicos encima de la mesa con algunas inyecciones listas para ser aplicadas, tenía que encontrar la forma de parar la infección.

Vi como la mujer que estaba cerca de Acalia se empezaba a moverse, estaba claro que los analgésicos estaban dejando de hacer efecto, me acerqué con cuidado, pero me encontré con unos grandes ojos negros inyectados en sangre, intente acercarme, pero levanto su mano para detenerme, abrió su boca lentamente pero el olor a descompuesto me golpeo la cara, aunque tuviera la máscara puesta.

- Aléjate -le advertí y con un rápido movimiento lo empuje a Connor hacia atrás, mi comportamiento lo tomo completamente desprevenido y escuche como resbalo contra el piso, no tuve tiempo de disculparme, pues la mujer tenía al frente aún me sujetaba el brazo y lo que era peor, sabía que venía a continuación, con la mano libre alcance a tomar uno de los calmantes y sin darle tregua se la aplique justo en el corazón.

- Pero... Pero que has hecho -la voz de Connor sonaba distante, aunque sabía perfectamente que estaba prácticamente gritándome.

No le respondí, no teníamos tiempo. Tome unas vendas y sabanas que me sirvieran para poderla atarla bien, la inmovilicé lo mejor que pude, pero antes de que pudiera alejarme la mujer volvió abrir los ojos, esta vez no fui lo suficientemente rápida y de su boca salió un líquido lleno de sangre con gusanos me mancharon toda mi mascará.

- Que carajos...

- No te acerques – Lo regañé.

Una vez me asegure que estaba bien sujeta, me limpie la mascara con varios desinfectantes, esto no era bueno, no era nada bueno, si ese liquido tocaba un centímetro de mi piel, estaría perdida. La mujer se retorcía y gritaba sin parar, pero no podía dejar que tocara a nadie, así que tome a la pequeña Acalia y la deje al otro extremo del pasillo, sin ser consciente que estaba a punto de hacer, me gire hacia Connor.

- Eso no la detendrá demasiado, debes ir a mi tienda, entre mis cosas vas a encontrar dos jeringas con un liquido oscuro, debes traerme una.

- Pero...

- Debes hacerlo ahora, o todos los que están acá terminaras contagiados.

- Pero... ¿Tu cómo sabes eso?

- Eso ahora no importa, debes darte prisa.

De la mujer seguía brotando más liquido viscoso por la boca, aun no tocaba el piso, pero si este se extendía estaríamos perdidos, necesitaba que Connor se moviera, no podía dejarla sola, si eso pasaba no sabrían cómo controlarla, cada segundo que pasaba era una agonía, ¿Qué debía hacer? ¿Cómo podía parar todo esto? ¿A caso ellos la habían enviado?. Vi como la sombra de Connor se alejaba a toda velocidad del lugar, solo esperaba que lo que estuviera haciendo no sentenciara mi fin en la comunidad.

Luego de unos breves minutos Connor llego con la jeringa que le había indicado, espere que llegará con el Coronel o Beru, pero seguía solo, quizás solo era cuestión de tiempo para que avisara todo lo que había visto. Tome una de las jeringas y se la inyecte a la mujer justo en el centro de su pecho, para que funcionara debía ser precisa la inyección, si esta se hacía un centímetro lejos del lugar indicado la mutación solo empeoraría.

Pasaron varios minutos y vi como el líquido hacía efecto, todas las contorciones de la mujer pararon, de su boca apenas quedaba rastro del líquido viscoso que hace un momento había llenado todo su cuerpo y sus ojos se cerraron lentamente. Tome todas las sabanas que hace un momento la habían aprisionado y en un recipiente las arroje, debía quemarlas, termine de limpiar su cuerpo y salí del lugar sin decir palabra.

Una vez estuve lejos de cualquier persona, prendí en llamas todo lo que había tocado la mujer, eso incluía mi mascara, traje y guantes. Ya buscaría una escusa para explicarles lo que había pasado, no podía decirles la verdad, eso solo generaría el pánico y habría muchas cosas que explicar que no...

- ¿Ya es seguro? -su voz rompió el silencio.

- Si.

- Vas a explicarme que fue todo lo que paso allá adentro -si esa última frase sentencio mi futuro. Había sido una imprudente.

- Yo...

- Recuerdas todo ¿Verdad?

- Yo...

- No solo eso, no has sido lo suficientemente sincera ¿Quién eres Ada? Si es que ese es tu verdadero nombre – su voz era de rabia pura- Anda responde, o debo traer al Coronel para que puedas ser por una vez sincera.

No dije nada, no podía. Vi como se dio la vuelta y en ese momento deje que mis sentimientos me ganaran, no actúe de forma racional, solo quería sobrevivir – Espera -Sus pasos se volvieron dudosos hasta que al final se acercó de nuevo.

- Habla.

- Mi nombre es Ada, he vivido en el desierto por más de más de cinco años, esperando encontrar un lugar donde poder sobrevivir, sin que el hambre, el frio o la peste me contagie. Una vez estas afuera ves cosas que ni en tus peores pesadillas podrías enfrentarte y aun así tuve que vivir, lo que te dije en la zona de cuarentena es cierto, si no me hubieras encontrado no hubiera podido seguir con vida.

- ¿Por qué no nos dijiste la verdad?

- Cuando los conocí no podía recordar, algo me golpeo la cabeza con fuerza, aun no puedo saber que fue, pero supe que no podía decir la verdad, el miedo hace cosas en las personas inimaginables y que crees que hubiera pasado si conocen a una persona que ha estado tanto tiempo afuera. -Su silencio solo me confirmo lo que ya sabía- No estaría con vida.

Esperé unos minutos antes de continuar, había mucho más que contar, muchas más explicaciones que dar, pero no podía darlas, así que continué -. Es todo lo que soy, no hay más. Gracias por intentar ayudarme -Una vez termine, me di la vuelta, sabía que no podría quedarme mucho más tiempo en ese lugar.

- Espera Ada. ¿A dónde vas?

- Tomare mis cosas y me marcharé.

- No se de donde vienes, pero si vi lo que hiciste allá adentro, nos salvaste y no dejare que te marches.

- Connor... Sabes que si...

- Nadie sabrá nada, pero solo quiero que me digas que podemos confiar en ti. -No respondí- Que puedo confiar en ti.

- Está bien -suspiré- Puedes confiar en mi -mentí.

Bosque de NieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora