seven

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Sunghoon estaba cansando de no poder salir adelante, de que el pasado lo tuviera atado y las lágrimas no escasearan. Sus ojos ardían de lo hinchados qué estaban por llorar día y noche, por no poder dormir. Su rendimiento laboral había decaído a un extremo notable, sin mencionar lo delgado y pálido qué se encontraba por saltarse las comidas y no beber agua. Su vida quebró al llevarse su única y más grande estabilidad, perdió la cuenta de cuantas veces mencionó su nombre, pero así es el amor, ¿no? al principio un paraíso, un sueño del qué nunca quieres despertar, hasta que la tormenta llega y te carcome poco a poco. Ya no quería más ese sentimiento de tener un agujero enorme en el pecho, podía hasta decir que veía todo gris, Jake se fue y consigo todos sus colores.

Ya había intentado de todo para olvidarse de ese hermoso rubio australiano, hasta fue a terapias e hizo todo tipo de ejercicios con tal de estabilizarse, sus esfuerzos fueron nulos, su esperanza se perdió. Un gran abismo de tristeza lo consume y no ve forma de salir, ¿cómo podría acabar con este sufrimiento? A estas alturas haría lo que fuera por que así fuera, la soledad y el frío en la habitación lo están matando. Quizá... La única forma de acabar con el dolor era terminar con su vida, ¿no? De todas formas él ya no se sentía vivo.

Su juicio estaba nublado, ya no estaba en sus cinco sentidos, hace mucho ya no. Con pesar camino hacia el cuarto de baño, saco ese pequeño objeto con filo y se metió a la bañera. Comenzó a llorar de forma desgarradora, ya no le importaba quien lo escuchará, tomó toda la valentía qué conservaba y acerco el filo a su pálida muñeca, haciendo el primer corte. Vaya qué dolió, pero nada comparado con todos sus malditos días desde esa noche, aquella en donde el amor de su joven vida, dio por terminada su más grande aventura.

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Jake y Sunghoon regresaban de su increíble velada un sábado por la noche, llegaron a casa agotados por el día tan ajetreado qué tuvieron, pero con un gran sonrisa en sus rostros. Fue así hasta que el castaño notó el cambio de expresión de su novio a una mueca y sus ojos comenzaron a ponerse cristalinos.

-Jakey, cariño, ¿qué pasa? ¿estás bien? pregunto con preocupación y con sutileza acuno el rostro del mencionado limpiando las lágrimas qué ya salían de sus ojitos.

-Terminemos Sunghoon.

Solo dos palabras bastaron para que todo su mundo fuera cuesta abajo, eran un chiste ¿verdad?

-Bebé no bromees así, tranquilo, debes estar agotado por todo lo que hicimos hoy. Vamos a dormir. Tomó la mano del más bajito con intenciones de ir a la habitación. No fue así pues Jake en un rápido movimiento apartó su mano.

-No estoy bromeando Sunghoon. Perdón pero, ya no siento esto como una relación. Pensé que en realidad me gustabas pero creo que me equivoque, fue un simple capricho. Ya no te amo.

Sunghoon seguía procesando todo lo que estaba escuchando, ¿era verdad? ¿solo un capricho? Comenzó a sollozar y las lágrimas bajaron de poco en poco hasta ya no poder pararlas.

-Pero, ¿porqué? Jake, amor, por favor dime que hice mal, juro que seré mejor a partir de ahora. ¿Cómo quieres que sea? Cambiare por ti, seré un mejor novio, pero por favor no me dejes, tal vez fui un egoísta todo este tiempo, perdoname, soy un tonto pero te amo, por favor...

-No hiciste nada malo Sung, solo no puedo seguir con esto, perdón, perdoname por favor.

Sin más Jake abandono el lugar, dejando al castaño con demasiadas dudas, si él siempre quiso lo mejor para el rubio ¿porqué no pudo dárselo?

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Esa fría tarde de invierno, Sunghoon terminó con su vida, siendo el recuerdo de Jake su última memoria. Si bien él nunca pudo darle lo mejor, esperaba que alguien más lo hiciera. Porque aunque doliera, la felicidad de Jake siempre sería la suya.

𝗔𝗺𝗻𝗲𝘀𝗶𝗮╰ ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora