La lluvia, es algo conceptual, es vista de distintas formas por distintas personas, los niños la ven como una oportunidad para divertirse, correr bajo los chorros de agua, brincar en charcos o simplemente verla correr, La mayoría de los adultos la ven como un imprevisto, suele significar "un cambio de planes", también están los adultos con alma de niños o los niños con alma de adulto que suelen disfrutar la lluvia con un buen libro, alguna serie o película y pan caliente con café o chocolate, yo era de esas últimas, hasta cierto día.
No me concidero alguien muy social, no me gusta relacionarme más de lo necesario, pero esa ocasión fue diferente, aunque muy parecida al resto.
Era un día lluvioso, había terminado con los libros de mi estante, no tenía muchos ya que me acababa de mudar para quedar más cerca de la universidad, tampoco encontraba algo que ver en la televisión, mi cerebro duro como media hora en conflicto, mi parte más racional decía que era mejor quedarse en casa y no correr el riesgo de pescar un resfriado. Mi otra parte -la que se encontraba extremadamente aburrida- pensó que era buena idea salir a buscar con que entretenerse.
No me arrepiento de hacerle caso a la segunda.
Decidí tomar mi impermeable y mi paraguas e ir al centro de la ciudad, no me quedaba tan lejos y opte por ir caminando, camine por varias calles buscando una librería, para mí desgracia no lograba dar con una.
Estaba apunto de arrepentirme cuando al dar la vuelta a la esquina la encontré, recuerdo que el primer pensamiento que cruzo por mi mente fue:
«¿Es acaso esto un espejismo?»
Entré después de dejar mi paraguas e impermeable en la entrada -para no hacer majadero- no me fijé si había alguien atendiendo mientras curioseaba los libros, hasta que estando en la sección de suspenso -mis favoritos- escuché una vos:
- Vaya, y yo estaba juzgado por loco a mi viejo, quien diría que si vendría alguien con esta lluvia...
Giré, un tanto asustada ya que me había tomado por sorpresa y ahí estaba, recargado en el mostrador como si pudiera estar haciendo algo mejor pero por alguna razón estaba ahí, un chico castaño oscuro con cabello rizado, alto y con complexión media, parecía que hacía ejercicio pero más por obligación que por gusto, sus ojos color miel me miraban desde su distancia con un poco de burla.
- Qué?, No tenía nada que hacer en mi casa pensé que sería bueno un libro nuevo.-conteste viéndolo fijamente mientas sostenía un libro en las manos, sin realizar alguna seña de amabilidad.
- Nada solamente se me hizo raro que alguien saliera de su casa con un pronóstico de tormenta- comentó señalando el exterior y fue cuando ví como arreciaba la lluvia-
«Rayos, el paraguas no me defenderá mucho»
Pensé mientras mi parte racional me reprendía, fácilmente puede quedarme en casa a jugar algún videojuego o trabar en mis dibujos, ¡Pero no! La niña quería salir.
- Mira, por esa puerta podemos pasar a mi casa, ¿Qué te parece si tomas tus cosas y entramos?- dijo sacándome de la nube de pensamientos en la que me había sumido,
rápidamente negué con la cabeza.- No creo que sea conveniente que metas a una extraña a tu casa, será mejor que te pagué esto y me vaya - dije un tanto apurada realmente no quería que empeorará la lluvia - ¿Cuánto es?.
- Si el problema es sobre ser desconocidos, me presento, soy Adler hijo del dueño,Ler de cariño, ¿Y tú? - hizo un amago de reverencia cuando menciono su nombre provocando una leve risa en mi.
- Soy Ione, pero es en serio lo que te digo, no me sentiría comoda quedándome, además no se cuánto durará la tormenta.
- ¿Alguien te espera en casa?.
La pregunta me saco un tanto de onda ya que no comprendía por dónde iba. Se acercó a mí y tomó el libro de mis manos, volvió al mostrador y mientras pasaba el libro me miró espectante, recordándome que no había respondido.
- No.
Solo eso bastó, sin previo aviso salió por mis cosas y cerró la cortina del local, yo solo mire estupefacta mientras me arrastraba al interior de la casa.
- Verás, si por alguna razón la tormenta dura toda la noche, tenemos un cuarto extra, no creo que a mis padres les moleste que estés aquí, así que tu tranquila.
Dijo después de guiarme hasta la sala, yo me quedé sorprendida, un extraño del que apenas sabía su nombre me había arrastrado al interior de su casa.
«Yo solo quería un libro» dijo una parte de mi antes de ser interrumpida por la segunda «Ya estarás agusto»
- No me vas a matar, ¿Cierto?
- ¿Que? - pregunto Adler mientras volvía de la cocina con dos tazas con lo que podría ser -por el aroma- chocolate caliente, inale el aroma sintiendo tibio en mi pecho, no podría ser un asesino ¿Verdad?.
- Solo digo que por como me trajiste hasta aquí tal vez...
- Ah si, esa taza de chocolate tiene veneno - comentó con gracia volviendo a la cocina, yo solo me quedé viendo a la taza.
- ¿Enserio?
- ¿Creés que si fuera a matarte te lo diría?, ¿Tengo cara de que te quiero matar?
- No, pero no está demás prevenir
- Pues opino que previenes las cosas incorrectas, mejor hubieras previsto que la lluvia iba a empeorar.
Tenía un punto.
Tendió una canasta con pan dulce sobre la mesa de centro y se sentó junto a mi, tomó su taza y empezó a tomar el contenido acompañado de un pan, poco después imité su acción.
Así duramos lo que parecío eternidades, platicando y comiendo había perdido la cuenta de cuánto chocolate llevaba, al asomarme por la ventana ya era de noche y la tormenta seguía sin parar.
- Parece que te quedarás a dormir - dijo después de seguir mi mirada.
No dije nada. Poco después llegaron sus padres quienes me saludaron como si me conocieran de toda la vida, me causó un poco de gracia, la mamá de Adler preparo la cena y después de cenar Adler me guío al cuarto de invitados.
- Si ocupas algo, mi habitación está en frente, hay cobijas sobre la cama -dijo como último después de darme las indicaciones de la casa.
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Remember Rain
Teen FictionIone a lo largo de su vida amo la lluvia pero después de algunos acontecimientos la amó aún más