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La vida tenía un propósito; siempre había un destino al que debías seguir. Las decisiones, las personas, el ambiente te hacían la personalidad, lo que eras y de qué estás hecha tu esencia.
Eddie Munson, un adolescente que vivía en un remolque sin una figura paterna o materna capaz de controlarlo, que jugaba al juego más repudiado del pueblo, que le gustaba el metal y tenía la vestimenta de un criminal... Su destino había sido sellado por la sociedad. Él no tendría un futuro; su vida sería el fracaso más esperado de Hawkins.
Steve Harrigton, un adolescente del que no se conocía mucha historia familiar, pero a quien no le iba tan mal en la escuela como para decir que era un asco, con una belleza natural que cautivaba a cualquier ser humano y un carisma que era capaz de vender lo que quisieras, ah, y su forma de vestir era de un chico decente... Su destino era uno donde la vida le sonreía. No podía irle mal al rey de la escuela de Hawkins. Seguro tendría una linda esposa, una casa cómoda y una vida resuelta.
Steve era Cristo y Eddie el Anticristo.
¿Pero por qué te digo todo esto, querido lector? La vida tenía una razón de ser. En el mundo había mucha gente que pudo haber nacido pero no fue así. Tus padres se conocieron, tus abuelos también. ¿Qué hubiera pasado si tu mamá jamás hubiera conocido a tu papá? ¿O si tus bisabuelos jamás hubieran tenido un hijo? Había miles de probabilidades y mundos diferentes, pero pasó uno entre todos esos millones de escenarios probables para que vinieras a la vida.
¿No era muy loco pensarlo así? ¿O solo a Noa Alwyn le fascinaba ver cómo el mundo tenía un motivo, una misión?
"Noa Alwyn, la chica ejemplar". Así la había apodado su padre cuando quiso preguntarle sobre las cualidades que él, como papá, veía en ella. ¿Qué era ser ejemplar? Noa siempre lo pensó, su padre tampoco quiso explicar su respuesta...
━Noa, basta, lo haces de nuevo ━la rubia frenó sus pensamientos intrusos, una vez más había quedado varada en una laguna de emociones oscuras, angustiantes, atrapantes o adictivas como una maldita droga━. Ya, Noa.
Steve Harrington, el rey de la escuela, sacudió el cuerpo de la rubia para que siguiera caminando.
━Perdón... ━murmuró ella decaída, pero la sonrisa volvió a aparecer al segundo━. ¿Te gustó cómo canté en la clase, Stevie?
━Por supuesto, sí, eres un ángel ━la ironía era real, pero en el fondo, Noa sabía que Steve no quería burlarse de su voz. Amaba cómo cantaba y muchas veces la llenó de cumplidos.
El propio deportista quiso anotarla en concursos de talento, fue a varios pero perdió en la mayoría. El resto quedó en segundo o tercer lugar. No practicaba su voz para merecer un primer puesto, la vagancia a la hora de cantar era notoria.
━Te firmo un autógrafo, si quieres ━dijo burlona. Steve rió y le dio una palmada en la espalda a Noa.
La fuerza de Steve casi dejó a Noa sin aire. Y sí, era obvio, el bastardo vivía de hacer deporte y el cuerpo debilucho de Noa no podía contra Harrington.
Sé que estarás confundido por la repentina aparición de aquella rubia que cantó Madonna, o no. Noa Alwyn era nuestra otra protagonista, la femenina, la que tenía una historia oscura e interesante que contar. La misma chica que ahora mismo se juntaba con Steve Harrington, pero que antes tuvo otros amigos, que tenía unos padres esperando que su hija se graduara y que tenía que elegir pronto una universidad si tenía ganas de tener un futuro prometedor. Solo era una adolescente que tocaría la legalidad, que tenía la adultez esperando por ella en la entrada de su casa, pero tenía muchas cosas por terminar para cumplir su camino de vida.
¿Pero cuál era tu destino, Noa Alwyn? ¿Qué camino debías tomar?
Fue entonces que Noa y Steve, al caminar por los pasillos (porque el chico se olvidó de algo en su casillero), escucharon un salto de fe formado por una melodía atrapante.
El sonido eléctrico y fino de una guitarra con los golpes armónicos y fuertes de una batería. Noa frenó sus pasos con Steve; tocaban una canción, una que Noa conocía por ser de Metallica, una banda (no la favorita de Steve) que tenía canciones dignas de escuchar las veces que quisieras. No era fanática de la banda; prefería más el pop que otra cosa, pero terminaba por conocer el rock por su vecina, que tenía un hijo amante de este género.
━¿Quién toca a esta hora? ¡Mis oídos! ━se quejó Steve con un leve puchero. Noa puso los ojos en blanco.
━Qué delicado, Stevie ━se burló. El deportista bufó.
━Delicado tu mamá ━Noa carcajeó, empujó de costado a Steve y caminó para dejarlo atrás━. ¡Pero, Noa! No me digas que vas a ir a ver el lío ese.
━Entonces no te digo ━giró en su eje, le sacó la lengua, sonrió burlonamente y, con las manos en su espalda, se guió por la música.
━¡Noa! ━entonces se rió y comenzó a correr cuando se escuchó el sonido de pisadas fuertes por parte de Steve.
Mientras Noa Alwyn huía de su amigo, se dio cuenta de que, conforme pasó el tiempo, el sonido de esa música rockera dejó de presenciarse. Ella corrió, buscó y escapó de Steve, pero el salón donde podrían estar aquellos músicos tocando desapareció tan rápido como una ráfaga de viento.
Por qué Eddie Munson rompió el vínculo con su mente y la guitarra.
El metalero había tocado la guitarra, un logro para muchos, pero para Eddie fue un suceso inesperado. Su mente vagaba en pensamientos de esa noche, como si estuviera espiritualmente en esa noche de terror con Jonathan, pero a la vez su cuerpo actuaba sin tener su cerebro atento a la realidad, actuaba por sí solo.
Eddie dejó de tocar cuando Noa Alwyn se acercó a los salones. El chico miró a Luka Frey sonreírle emocionado por haber tocado de maravilla, lamentablemente Eddie no lo sabía por haberse desconectado.
━ ¡Es rock and roll! ━ afirmó Luka ━ Eres muy bueno, Eddie, lo sabía.
━ Yo... ━ el chico balbuceó incoherencias.
El no saber qué hizo, olvidar por completo cómo su mente salió de su cuerpo, cómo tocó la guitarra como un zombie sin cerebro. Era como si la presión le subiera, sus dedos cansados de tocar algo tan fuerte (después de una abstinencia de la música) que no recordaba qué era. Munson parpadeó, sus ojos picaron por no haberlo hecho durante mucho tiempo, tragó saliva y con un miedo indescifrable para Luka, lo miró.
━ Perdón ━, su voz decayó, como si sus cuerdas vocales hubieran sido arrancadas y le costaba articular palabras. Eddie apenas lograba pronunciar monosílabos. ━ Debo ir con los chicos de Hellfire, ya sabes... ¡Agh, mierda!
Cuando intentó salir del salón, tropezó con sus propios pies y su guitarra golpeó su pecho al caer. Se quejó de dolor por el golpe, y Luka intentó acercarse para preguntarle si estaba bien, pero Eddie dejó el instrumento en su lugar y se puso de pie.