1.1; 𝐋𝐚𝐬𝐜𝐢𝐯𝐢𝐨𝐮𝐬

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Beatrice

-¿U-una lección?

Comenzaba a inquietarme su actitud.

-Uh-huh... Ahora. Tus caderas; levántalas un poco.

-¿Cuál es el punto, Kev?

Pregunto, aún más intrigada e intimidada.

-Hazlo.

Demandó.

Al momento de hacerlo, siento cómo empieza a bajar lentamente mi short, hasta retiralo por completo, lo que provoca que mi corazón comience a latir con fuerza.

-Espera, ¿qué-

Y entonces, su mano derecha se estampa contra la piel de uno de mis glúteos, interrumpiéndome y arrebatándome un pequeño gemido de dolor.

El calor en mis mejillas aumentó repentinamente, no podía creer lo que acababa de hacer.

-¡Oye, ¿qué te suced-

Un gemido ahogado fue su respuesta cuando nuevamente me interrumpió con un segundo azote.

-Silencio. Cometiste una falta más -da el tercer azote, haciéndome jadear-. Fuiste en contra de mis reglas -el cuarto azote es aún más doloroso-. Y por si fuera poco, todo ocasionado por ese idiota -azota una vez más-. ¿Creíste que no haría nada al respecto? -no sabía si interpretar cada golpe como una sensación dolorosa o placentera-. ¿Uh?

-¡Kevin!

Me quejo cuando golpea una vez más, mientras mis manos se aferraban a las sábanas.

-Cállate y acepta tu castigo -a este punto, comenzaba a sentir un ligero ardor en las zonas lastimadas-. Hace tiempo que lo tenías merecido.

Pasados diez azotes, suspiré aliviada, aunque el ardor en mi piel continuaba siendo una molestia.

-¿Ya terminaste?

Pregunto algo molesta mientras me levanto de la cama.

-No lo sé -responde levantándose-. Aún no estoy seguro de que hayas aprendido la lección... -se acercó a mí hasta acorralarme en la pared a mis espaldas-. Quiero asegurarme de que no te queden deseos de volver a desobedecerme.

-¿Sí...? Quiero verte intentarlo.

Lo desafío en un susurro, provocando que me tome por la mandíbula al instante.

-No trates de retarme... -contesta manteniendo su tono de voz bajo-. Soy capaz de continuar hasta dejar la marca de mi mano plasmada en tu piel -suspira con profundidad, dejándome ver lo tensa que estaba su mandíbula-. Porque al final de cuentas... tú; eres mía.

Mi pulso se aceleró cuando escuché aquellas palabras salir de su boca.

-¿Disculpa?

-Escuchaste bien -sonríe con arrogancia-. Eres mía. -se acercó hasta quedar a centímetros-. Me perteneces... Déjame mostrarte lo que eso significa.

Y entonces, me besó.

Primero suave, hasta que el deseo se hizo notar por parte de ambos.
Su mano derecha bajó hacia mi cuello mientras su mano izquierda se posaba en mi cintura.

Bastaron unos minutos para que el ambiente se tornara lascivo.
A pasos torpes salimos de mi habitación hasta llegar a la de Kevin, quien cerró la puerta de su habitación con su mano izquierda, a la vez que apoyaba mi espalda en la misma, una vez estábamos dentro.

Parecía como si una guerra se hubiese desatado entre nuestros labios y su objetivo fuera acabar con nuestro último aliento.
Nuestras respiraciones comenzaban a agitarse a medida que la intensidad aumentaba.

𝐔𝐬𝐞𝐝 𝐓𝐨 𝐘𝐨𝐮 // 𝐊𝐞𝐯𝐢𝐧 𝐊𝐡𝐚𝐭𝐜𝐡𝐚𝐝𝐨𝐮𝐫𝐢𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora