- Ve a por algo de hielo - me pidió sin mirarme el entrenador. Estaba atendiendo al chico tirado en el suelo agarrándose el tobillo y tratando no quejarse.
Corrí a por la bolsa de hielo que me pidió para el chico. Se acababa de caer, y por lo que parece, se ha hecho bastante daño. Ha sido un tropiezo, una caída simple, pero le va a pasar factura.
Le entregué el hielo a James lo más rápido posible, y este le puso el hielo en el tobillo para bajarle el hinchazón. Todo el equipo estaba cerca del chico en un círculo, y en varias ocasiones James ha tenido que pedir a los chicos que se alejasen un poco para no agobiar al lesionado.
Me levanté del césped y me coloqué junto a los chicos esperando a que James hiciese algo.
- Vamos a llevarte a las gradas - dijo James. Steeve y otro chico ayudaron al chico a levantarse. Se pasaron un brazo cada uno por sus respectivos cuellos para poder ayudarlo a llegar a las gradas -. Sophie, continúa tú el entrenamiento, no tardaré en volver.
Asentí, coloqué a los chicos en parejas para hacer pases con el balón. Me quede a un lado para poder verlos a todos cómo hacían los pases.
El partido estaba a la vuelta de la esquina y necesitaban entrenar, pero no sabía qué clase de entrenamiento podía organizar, pero tenía que pensar algo.
Crucé mis brazos y miré a todas las parejas haciendo los pases. Pasé la mirada de Luke a Liam, de Liam a Harry, y de Harry a Josh, quien me miraba fijamente y me sonreía como un cínico. Me resultaba raro que Josh me sonriese sin que la sonrisa ocultase algo. No era una sonrisa sincera ni pícara, simplemente me miraba y sonreía. ¿Qué quería decirme con eso? Este chico es un enigma para mí, pero quiero saber que esconde.
Una media hora después, James me pidió que terminase el entrenamiento con unos estiramientos, y así lo hice. Estiramos gemelos, cuádriceps, aductores, isqueotibiales, dorsales, pectorales, ticeps...
Todos nos íbamos a las duchas, pero me paré en seco al sentir que alguien me tocaba el hombro. Me giré y miré a los ojos a aquella persona.
- Te noto rara - dijo haciendo una mueca. Tenía el pelo del flequillo pegado a la frente por el sudor. Se lo apartó con la mano hacia atrás. - No has sonreído en todo el entrenamiento.
- ¿Ah no? - sonreí con humor-, ¿entonces esto que es, Liam? - señalé con el dedo índice mi boca con una sonrisa plasmada en ella.
- Esa no cuenta - sonrío -. Normalmente sueles sonreír bastante, así que dime qué te pasa.
- Hoy me he quedado pensando mientras entrenabáis. No era nada especial. Normalmente suelo estar más atenta, pero hoy estaba... la verdad es que no sé dónde estaba - se me escapó una carcajada.
- En Wolverhampton - dijo obvio.
- Sabes a qué me refiero, idiota - le empujé en el hombro mientras reíamos los dos.
- Puede - sonrío -, pero aún no me has dicho en qué pensabas.
- En que cómo no nos demos prisa nos vamos a duchar con agua fría - me alejé de él -. Vamos.
Anduvimos los dos juntos el espacio que nos separaba de los vestuarios. Todos estaban en la puerta, nadie había entrado a las duchas, cosa que resultaba extraño, porque todo el mundo se peleaba por el agua caliente. James estaba allí y al parecer, esperando a que llegase, porque al verme, comenzó a subir los tres escalones que nos separaban. Todos se giraron para vernos.
- Sophie... siento no haberte avisado antes... pero ha habido un problema con las cañerías que llevan el agua caliente al vestuario masculino - dijo algo nervioso James, el entrenador.