Capítulo 63 (EDITADO)

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—¡Mierda! —mascullé.

Rápidamente creé un muro para protegerme. Los golpes estaban haciendo que, poco a poco, el muro se desequilibrara, y maldije por eso. Pensé, me calenté la cabeza pensando en lo que podría ser, pero mis conocimientos respecto a los seres de Cagmel eran bastante limitados. Suspirando, empecé a caminar por el muro. No duraría mucho, lo sabía, y era consciente de ello. Otro golpe, y este fue peor, pues en el muro se creó una grieta. Rápidamente cerré la grieta, asegurándome de que me daría el suficiente tiempo para pensar un plan, pero solo me daría unos segundos antes de poder hacer algo. No pensaba quedarme encerrada aquí, esperando a que la bestia se cansara y se fuera por donde había venido. Tenía que hacer algo y rápido. Los gritos de la gente eran cada vez más estruendosos y los abucheos más notables. Vale, se estaban cansando al ver que no había espectáculo.

De repente, un dolor fuerte se apoderó de mi espalda, y entonces fue cuando oí el aullido lastimero de Aston. Ya no me quedaba mucho tiempo. Si la bestia no acababa conmigo, lo haría con Aston, y tendríamos el mismo destino. Fue entonces cuando oí que se alejaba de mi muro. Los gritos de mi padre hicieron que la bestia se dirigiera hacia él. Bajé los muros que me habían mantenido protegida. Vi que mi padre miraba a todos lados; sin Aston, no podíamos ver a la bestia, al parecer, él era el único que podía notar la presencia de ese ser. Entonces, el grito de mi tía hizo eco en mis oídos.

—¡Cuidado, Asia! —noté la brisa de algo cerca de mí. No sé cómo lo hice, pero lo esquivé, lo que enfureció más a la bestia. Helios estaba sentado en su trono, contemplando la escena con diversión. Por Dios, debía dejar de mirarlo. Sin duda era peor para mi humor y debía mantener la cabeza fría.

Me percaté de algo que estaba en el suelo. Agachándome, vi que era un rastro. La bestia estaba dejando un rastro por donde iba, pero desaparecía casi al momento.

Entonces me di cuenta de que no tenía patas, se arrastraba, y fue entonces cuando, al fin, Holden hizo acto de presencia en mi mente:

"—Es una Hidra de Lerna. Se puede hacer invisible, y la única forma de acabar con ella es que sea visible y quemarle la cabeza".

Corrí, porque enseguida vi el rastro que estaba dejando la bestia. Tenía el nombre y sabía cómo acabar con ella, pero, ¿cómo demonios podía hacerla visible? No lo sabía y me asqueaba.

Miré a todos lados. El rastro había desaparecido. Afora estaba igual que yo, al igual que Egares y Aston. Los cuatro miramos a los lugares de aquel asqueroso estadio, cuando de golpe, noté cómo algo me tiraba por los aires y me estampaba contra el muro del estadio. Me quedé sin respiración por unos segundos. De manera inmediata, mis ojos fueron hacia Aston, que al igual que yo estaba sin respiración. Mi padre se lanzó al aire, y oí como le daba a la bestia, pero no se hacía visible. Mi tía lanzó un hechizo que hizo que pequeñas ramas salieran del suelo y cogieran a la bestia, pero como era de esperar, las partió al instante.

Cuando al fin el aire llegó a mis pulmones, salí corriendo. Al parecer, ante la herida que le había hecho Egares al monstruo, se podía ver el resto de la sangre que decoraba la arena. Aliviada, sentí que podíamos con esto; al menos, ahora sabíamos dónde se hallaba la bestia. Aston, que se había transformado en humano por culpa del golpe, volvió a su forma lobuna y, dando un salto, se agarró a la bestia que, sin dudarlo, emitió un gemido de dolor al sentir las zarpas de Aston sobre ella. Bajando, vi que miró el resultado de su acción, pero nada, seguía siendo invisible. Entonces caí en una cosa. Podía ser absurda, pero al menos, en las películas funcionaba.

Rápidamente fui hacia mi tía. La bestia me perseguía, pero yo era más rápida. La espalda me dolía a causa del golpe que me había dado y tenía todo el cuerpo sudado, pero eso era lo de menos; lo importante era llegar hasta mi tía. Por el camino, creé pequeños terremotos que hicieron que la bestia se desequilibrara un poco. Aston, al ver que quería llegar a mi tía, se transformó en humano y, silbando, captó la atención de la bestia.

La Reina De La Tierra-Primer libro De La Saga: Elementos- (EDITANDO) 2ª VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora