V.

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Spreen sabía que ponía su vida en riesgo al llevar a los hijos de Quackity a comer pizza sin que este lo supiera, pero se enfrentaría a las consecuencias, todo por el amor

- ¿Por qué no sólo le dices la verdad a ese pobre chica? - Dijo Roier. Ambos niños estaban frente suyo.

- ¿Lo saben?

Nuestra madre nos cuenta todo - alterno -- dijo acomodándose el cabello para dejar caer unos cuantos mechones de cabello y con una sonrisa finalizó --, Don anillo de bodas.

- Decir la verdad no es la solución ahora- ignoró todo lo que dijo Roier, después hablaría con Quackity sobre eso -. Creí que te emocionaría trabajar actuando al fin.

-Si esto es un trabajo, tienes que pagarme - demandó.

- Habla enano.

- seiscientos al día, más tres meses de un curso intensivo de actuación - demandó al mayor, mientras la pequeña observaba todo, concentrada en su jugo mientras abrazaba su peluche de pato.

Cincuenta por día y tres semanas en el taller de teatro - negoció.

- Quinientos y ocho semanas de actuación.

Trescientos y cinco semanas de actuación.

- Hecho - aceptó Roier con una sonrisa y bebió del refresco sabor a naranja.

- Samy - llamó la atención de la niña -. Te escucho.

Quiero ir a Hawaii - dijo con seguridad.

- Nadie irá a Hawaii - aseguró -. Pide otra cosa.

- Entonces quiero Ropa nueva y un nuevo balón de fútbol.

- Te daré dos bolsas de ropa de la tienda que tú quieras y una nueva camisa de fútbol - ofreció el oso, después de todo estaba hablando con su hija de siete años, algo que se le olvidó es que era su copia en femenino.

- Estas hablando con la hija de Alex Quackity - la niña lo miró con seriedad, Ivan se dio cuenta de que, aunque sus ojos fueran iguales a los de el, eran igual de expresivos que los de Alex -. Si no me das lo que quiero, le diré todo a esa chica y a nuestra madre que nos secuestraste.

Roier miro orgulloso a su hermana.
Spreen terminó aceptando, pensando en cómo dejó que su hija lo chantajeara de tal manera. Ahora solo quedaba lo más importante; convencer a Quackity.

-¿Mis hijos? - Quackity lo miraba molesto - ¿Estás loco Spreen? ¿Cómo se te ocurre meter a mis niños en esto?

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-¿Mis hijos? - Quackity lo miraba molesto - ¿Estás loco Spreen? ¿Cómo se te ocurre meter a mis niños en esto?

- Fuiste tu el que contestó a la llamada -- acuso. Quackity frunció más su ceño y Spreen suspiro. Esta es la última mentira, lo prometo. Además, ellos ya aceptaron.

- No puedo creer que hagas todo esto por un acoston. Es asqueroso y patético -- dijo molesto.

- No es sólo un acoston, Quackity - Spreen necesitaba que el pato aceptara -, eso lo puedo conseguir solo - se ganó una mirada molesta -. Por favor, esta es la última vez; es por amor.

Un esposo de mentira. - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora