Capítulo 22: A flor de piel parte 1

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XXII - I

Me llevé las manos a la cabeza en cuanto oí la confesión

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Me llevé las manos a la cabeza en cuanto oí la confesión. Lo primero que pensé fue que debía ser una broma, pero la situación era tan real que ni siquiera me atreví a preguntar si hablaba en serio.

—Kat..., digo, Isabela, ¿e-estás segura de lo que dices? —En cambio, quise asegurarme.

—Porque me llamo Isabela.

—¿¡Cómo te, te enteraste!?

—Ya llevo varios días teniendo sueños extraños —confesó—. Todo empezó desde que toqué una piedra que hay por el bosque este de Mágara, esto y no, no quería decir nada porque era ridículo, esto, todos tienen pesadillas ¿No? Pero, en verdad, eran demasiadas y no pude evitar vincular todo con esa piedra. Luego, me puse a investigar en mi casa, ya que, esto, un susurro me llamaba al ático y... y fue muy estúpido, lo sé; pero, eh, hice caso y me dejé conducir por él. Al final, terminé abriendo un baúl donde encontré ¿Cómo se llaman? Cartas... eh. —Chasqueó chasquear los dedos—. ¡Cartas del tarot! Y, y una varita que, ¡Lisandro! En cuanto la tomé, ¡la maldita me electrocutó! —Fruncí el ceño. No sabía qué significaba eso, pero, en definitiva, clérgika sí era—. Entonces, eh, luego me dio miedo preguntarle a mi mamá; así que hice lo que cualquier persona normal haría. —Se cruzó de brazos—. Me puse a revisar toda su habitación.

—Ay, Dios mío ¿Y qué hallaste?

—¡Qué no hallé, Lisandro! Ella tenía un cofre que nunca pude abrir, te lo juro, eh y, esto, y no sé ni cómo esa cosa cedió cuando la toqué. Ahí dentro había unos pergaminos con lenguas extrañas, hierbas y, y esto ¿Cómo se llaman? Eh, ¡Runas! Sí, las reconocí no sé ni cómo. Bueno, mentirosa la ridícula. —Se dirigió a sí misma—. Sí sé, es porque soy bruja, es obvio, mi madre también y no sé cuántos más de mi familia.

—O de tus amigos.

—¿Qué?

—Voy a, eh, hacer una llamada a mi prima, ella nos dirá qué hacer.

—¿Cómo así? Lisandro, no puedes decirle esto a nadie, van, van a pensar que estamos locos o, peor, ¡nos van a quemar!

—Isabela, por dios, eso ya no pasa. —La calmé, luego pensé en la familia de mi madre. Con tanto que pasaba, me puse de tarea investigar más a fondo que pasó con ellos, el problema era que mi madre no gustaba de hablar sobre ello.

—Tú algo no me has dicho, tarado —dijo.

—Así es —afirmé luego de marcar el número de mi prima y pulsar el botón de llamar—. También soy brujo, Isabela, y mi prima y toda mi familia igual. Por eso, ella sabrá qué hacer contigo.

Isabela pegó un grito y empezó a reclamarme.

—¿¡Cómo!? ¿Y por qué nunca me dijiste nada? ¡Tanto Liam como tú me ocultan cosas! Bueno, tú ya no, o no sé qué más debes ocultarme.

Preternatural - Corona Carmín [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora