Narra Vanesa
- ¿Vega? Veeeega.- Y allí estaba Mónica. No me lo podía creer. La vi subir por la escalera del restaurante y llegar de la mano de Álex. En cuanto giró la cabeza y vió a la niña, Vega salto de mis piernas y fue hacia ella para subir a sus brazos. Sonreí automáticamente y me puse de pie para acercarme a ellos.
- Dios mío Vega pero mira cómo te has puesto. Tienes todo el vestido manchado. No te puedo dejar ni dos minutos sola.- Mónica se veía agobiada y conociéndola como la conozco, fijo que en esos segundo sin encontrar a su ojito derecho, se le habían pasado por la mente todo tipo de escenarios.
- Solo fue un susto. Justo le acabábamos de pedir al camarero otro helado.- Me animé a decir y levantarme para ir hacia ellos. Vega asentía sin dejar de mirar a su tía y poco a poco, la cara de Mónica se empezaba a relajar. Lo siguiente que hice fue fijarme detenidamente en el chico que estaba al lado de Mónica- ¿Álex? ¡Dios mío estás enorme! Si ya mides más que yo...
- Hola Vanesa.- Tenía hasta la voz un poco más grave y yo no dejaba de mirarlo incrédula pero es que ya había pasado mucho tiempo y es ley de vida. Álex se acercó a mi y me dio un fuerte abrazo. Pude notar que se seguía acordando de mi y que me guardaba cierto cariño, algo que me alegró bastante. Mientras, Mónica seguía mirándonos con cierta ternura, estaba... ¿emocionada? no sé, igual eran cosas mías aunque no sería raro ya que yo estaba como un flan. Un remolino de sensaciones.
Me separé lentamente de Álex sin dejar de sonreírnos y me quedé mirando a Mónica. No sonreímos y la verdad, es que hasta casi las palabras sobraban. Seguía igual que la última vez que la vi, sí es cierto que notaba que se había hecho más deportista y estaba algo más definida e igual el pelo ligeramente más corto. Llevaba el pelo recogido en una coleta y apenas llevaba maquillaje, tenía las mejillas rosadas, quizás ligeramente quemadas por el sol y llevaba unos tacones color beige. Quizás había venido con alguien más, quizás tiene pareja pero tampoco era quién de preguntar. Ya había pasado mi tiempo de preguntar.
- Qué... qué coincidencia.- Mónica dejó a la niña en el suelo y se quedó mirándome.
- La verdad es que sí... Me dijo Vega que vinisteis a Cádiz de vacaciones.- Guiñé un ojo a la niña provocando una risa traviesa en ella.
- Sí... los traje conmigo. Ya nos vamos mañana que yo trabajo el domingo.
- Ah vaya... - "¿AH VAYA?" ¿Eso era lo único que me atrevía a decir? Pues parece que sí. Se hizo un silencio incómodo hasta que escuché como Ana se levantaba de la mesa a saludar. Siempre mi salvadora.
- Aaaana qué alegría verte ¡¡¡Estás guapísima!!!- El resto de mis amigas también se levantaron a saludar, incluso Liliana. Tenía miedo de que la situación se pusiese mas tensa de lo que yo estaba pero todas mis amigas trataron el tema con gran naturalidad. Se acercaron a darle dos besos a Mónica, a preguntarle por las vacaciones y a saludar y comentar lo guapos que estaban sus sobrinos. Mientras charlábamos en ese corrillo que se había formado inesperadamente yo no dejaba de observar con detenimiento a Mónica. Siempre tan educada, tan correcta, con las palabras adecuadas en el momento adecuado.
- Toma bonita, te dejaste el helado en la mesa y se te iba a derretir.- Lili se acercó a Vega y le dio su helado con una sonrisa.
- Vega, dale las gracias ¿no?- Todas reímos al ver lo contenta que se había puesto la pequeña.- Hola Liliana, me alegro de verte.- Lili, se acercó y le dio dos besos y aprovechó para bromear sobre la costumbre de los dos besos en España, eso ayudó a aliviar la tensión aunque a Mónica se la veía muy ¿tranquila?. Al separarse, Liliana regresó a mi lado y agarró sutilmente mi mano. Pude ver como Mónica sonreía ligeramente y torciendo de forma sutil los labios hacía su mejilla derecha. Se quedó mirando aquel gesto unos segundos mientras Álex comentaba al resto la rabia que le había dado no poder ir en barco, lo habían intentado alquilar, uno pequeño, pero estaba todo reservado.
- En otra ocasión cariño.- Mónica retiró la mirada de mí y acarició el pelo de Álex.- Bueno no queremos molestar más que estaríais cenando y ya es tarde. Venga niños decid adiós.- Podía haberme inventado cualquier excusa para alargar ese encuentro unos segundos más pero creo que no sería lo más indicado, además ¿Para qué? ¿Qué iba a conseguir?.
Cuando llegó el momento de despedirse y comenzaron a bajar las escaleras, Vega se giró repentinamente y gritó mi nombre. Sin darme cuenta, ya estaba frente a mí con sus bracitos extendidos, abriendo y cerrando sus pequeñas manitas, pidiendo que la levantara en brazos. No dudé ni un segundo y la tomé en mis brazos con cariño. Al sostenerla, sentí cómo me abrazaba con fuerza, como si no quisiera soltarme nunca. Pasé mi mano suavemente sobre su cabecita para acercarla más a mí y, en silencio, busqué la mirada de su tía, quien me miraba con una expresión resignada y encogió los hombros.
Nosotras intentábamos disimular y hacer que la situación fuera menos tensa, pero Vega era solo una niña y no sabía esconder sus sentimientos. "Te voy a extrañar... ya no juegas conmigo...", me dijo con sus palabras sinceras y al oído. Aquellas pocas palabras me afectaron más de lo que hubiera imaginado. La pequeña había sentido mi ausencia y me lo expresó con una facilidad asombrosa. En ese momento, desearía tener la misma facilidad que tenía ella para expresar mis emociones.
Era sorprendente cómo alguien tan pequeño podía causar tanto impacto en mi corazón. Las palabras de Vega resonaron en mí, recordándome lo importante que puede ser la presencia y el cariño en la vida de alguien, incluso en los momentos más sencillos y cotidianos.
-Tienes razón, ¿Pero sabes qué? Un día tenemos que quedar y jugar como antes. Te doy mi palabra.- Y toque con mi dedo índice la punta de su nariz.- Perdóname por no haberlo hecho antes. A veces me gustaría ser más como tú.- Le había dado mi palabra. Y nos dimos un ultimo abrazo. Cuando la dejé en el suelo volvió corriendo para agarrarse a la mano de su hermano. Los tres bajaron las escaleras y mis amigas retomaron la conversación donde la dejaron aunque Ana sabía que yo no iba a poder volver así como si nada. Estando en la misma mesa, agarró su movil y me escribió discretamente.
ANA: ¿Todo bien? Yo creo que se alegró de verte...
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Sin noticias de ti (VANICA)
RomanceHan pasado casi tres años y ninguna de las protagonistas ha intentado saber algo de la otra. Sus caminos se han separado completamente pero el tiempo las pondrá a cada una en su lugar.