35| Ella es la causante de todo

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Damián

1 de junio

—Dulce se llevó a mi hija. —volvió a repetir.

¿Qué? ¿Dulce? ¿Mi Dulce?

Aún confundido por su declaración, me acerqué hasta donde se encontraba, manteniendo su espacio personal, no quería que se sintiera amenazada por mí, mucho menos por mis palabras pero necesitaba respuestas y Brook, las tenía justo ahora.

—Saldré un momento para que puedan hablar más tranquilos. —informó Zed, mientras se bajaba de la cama de Brook de un salto, despidiéndose de ella con un beso en la cabeza y de mí, con un asentimiento de cabeza.

Sabía que iría a buscar a Sam. No podía imaginar lo que podría estar sintiendo, su familia se había roto.

—Por esa expresión, supongo que no me crees.

—Es difícil de hacerlo. —Admití, sintiéndome mal por ella. — ¿A qué te refieres con que ella se llevó a tu hija? ¿Con que intenciones?

Brook pareció pensar bien sus palabras ya que se tomó unos segundos antes de volver a hablar.

—Primero quiero que entiendas algo. —de repente, me miró con tristeza. —Ella cambió, Damián.

— ¿Cambió? ¿A qué tipo de cambio te refieres? —pregunté aún más confundido.

—No uno bueno, eso te lo puedo asegurar. —tragué saliva. —Ella ha estado pasando por muchas cosas antes de incluso nuestro secuestro.

— ¿Pudieron verla? ¿Está bien?

Su mirada bajó por unos segundos, lo que me preocupó.

—Las personas cambian, sus deseos, su apariencia, su corazón.

— ¿Eso es un "Si, Damián, ella está bien."?

Mi pregunta pareció causarle gracia pero ante tal de deseo de sonreír incluso de manera involuntaria, ella terminó haciendo una mueca.

—Sí, físicamente supongo que se encuentra bien, no pude verla por completo en ninguna de las ocasiones que tuvimos oportunidad, ella siempre se escondía o llevaba ropa de hombre muy holgada, jamás se dejaba ver como antes.

— ¿Por qué crees que lo hacía? ¿Por qué se ocultaba?

—Al principio creí que era porque la golpeaban, que la hacían morir de hambre pero con el pasar del tiempo, después de oírla tantas veces, comprendí que la mayor razón por la que no se dejaba ver era porque se sentía culpable.

— ¿Culpable? —pregunté confundido. — ¿De qué?

—De nuestro secuestro.

—Oh.

—Sí, ella solía disculparse con nosotras algunas veces, lo repetía como si fuera ella quien lo hubiera ordenado, como si ella hubiera planeado nuestro secuestro.

—Pero no fue así. —la miré interesado. — ¿O sí?

—No, pero ese hombre sí.

— ¿Quién? ¿Eduardo?

Ella negó.

—Era un hombre joven, oíamos muy poco de él, Dulce nos contaba que el había puesto el invernadero para nosotras, que era una mierda pero no tanto como lo era Eduardo.

— ¿No tanto? ¿Crees que Dulce tenía algún tipo de relación con ese hombre?

Brook no respondió, en su lugar miró hacia la ventana, tratando de aclarar sus ideas.

Prohibido Odiar a Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora