Felices por siempre...

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De pronto se abre la puerta de la habitación, donde volteo rápidamente viendo que es Erasmo...

Papá... grita Leticia...

Erasmo, ¿Qué hace aquí? Le digo y él solo nos mira, pero su mirada regresa rápidamente hacia mí, dónde no deja de verme...

Papá espera. Dice Leticia

No digas nada hija... dice él y solo continúa hablando

Escuche todo y quiero hablar con tu esposo: termina diciendo Don Erasmo, mientras me levanto del lado de Leticia.

Leticia espera aquí, ¿sí? le digo a esta y solo veo como asiente no queriendo muy bien. Haz caso o no vamos a donde quieres ir. Termino diciendo, mientas solo camino hacia Erasmo donde él abre la puerta de la habitación y me invita a salir hacia el pasillo.

Sin mas salgo de la habitación y él detrás de mí.

¿Qué quiere? le digo y él solo me mira

Quiero pedirle perdón. Dice él...

¿Cómo dice?, ¿escuche bien? ¿quiere pedirme perdón?

Si, escuche todo y quiero disculparme. termina diciendo Don Erasmo

A mi no me pida disculpas, pídaselo a su hija, es a ella quien debe pedírselo. Le digo sin dejar de ver a Erasmo

Es a usted, por tratar de alejar a mi hija, y por todo lo que le dije; escuché todo. Y se que una vez me lo dijo; lo que sentía por ella; pero no es fácil creerle a una persona que casi toda su vida ha sido mujeriego y...

Solo estiro mi mano y la pongo sobre su brazo de Don Erasmo y solo me ve...

Es verdad, pero todo era una pantalla; no quería que nadie se enamora de mí y mucho menos yo enamorarme de alguna mujer; también es verdad que Leticia y Yo jugamos a ser novios falsos, pero todo cambio, me enamore de quien menos esperaba, porque según yo quería a Leticia, sí; pero la quería como quiero a mi hermana; no se si usted sepa, pero a Leticia la cuidaba, ella para mi era como una hermana, siempre jugábamos a el novio o novia falsa; era como cuidarnos mutuamente; pero cuando ella se iba a casar con aquel imbécil, sentía celos; si, celos de los que ni yo mismo sabia el por qué; si se supone que yo la quería como hermana y lo que yo quería de ella, era que fuera feliz; pero no podia.

Quizás siempre estuve enamorado de ella, pero siempre me escudaba detrás de ese montón de mujeres. Y no sabe lo mucho que me costó aceptar que sentía mas que una amistada por ella; su hija llenó ese vacío que no sabía que tenía en mi vida; Don Erasmo, yo por ella daría mi vida, y se lo he dicho muchas veces a ella, y ahora se lo repito a usted, daría mi vida entera por ella o por mis hijos.

¿Por qué no dijo lo que hacía, porque se lo guardo? Dice Erasmo sin dejar de verme.

Por miedo, por miedo a perder a Leticia y a mis hijos que lleva dentro; ella podia morir; me lo dijo el doctor; y prefería que ella me tuviera odio y no verla nunca más, a que ella no estuviera mas en este mundo. Solo termino diciendo eso y solo siento como recorre un escalofrío por todo mi cuerpo el solo hecho de pensar de que Leticia muriera por mi culpa.

¿De verdad, prefiere su odio? Dice Don Erasmo, donde yo asiento y respondo

Incluso, le desearía que hallara a un hombre que la hiciera mas feliz que yo... Asi me estuviera muriendo en vida. Don Erasmo, su hija y mis hijos son los únicos motivos por los que yo vivo.

Eso quería escuchar... dice este

¿Comó? Le pregunto

Que se vaya con ella y que la haga feliz, le estoy diciendo. Yo sé que mi hija lo ama y mucho, y haga lo que ustd haga; ella jama lo dejara de amar, yo vi a mi hija sufrir por usted, y la verdad, Leticia puede decir que lo odia y decirle que se largue; pero sabe qué; cuando ella diga eso, no lo haga; en lugar de hacerle caso, acérquese a ella y abrácela fuertemente y dígale todo eso, dígale que la ama; y repítale una y otra vez, pero nunca la vuelva a dejar. 

Después  de Propuestas Peligrosas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora