Los siguientes eventos ocurrieron el
12 de Agosto de 2018, a partir de las 3:47PM.Para cuando Liliana había cumplido diez años, Eunice ya había perdido un hijo.
Eso era lo que Tadeo no terminaba de comprender.
No sabía lo mucho que la muerte de Antonio la había cambiado. Lo mucho que las había cambiado a las dos. Había modificado sus vidas de una manera tan drástica, que no parecían ser las de las mismas personas. Al menos, así era como Liliana lo sentía.
Porque el miedo era un monstruo horroroso, una bestia que ahora devoraba el corazón de la Capitana Márquez con cada paso que su hija daba. Temía de cualquier cosa que le provocara dolor. Su mayor fobia era perderla, alejarla como había hecho con su niño.
¿Pero cómo podía hacerlo entender?
—Tonio era mi mejor amigo. —Comenzó, llevando su mirada a cualquier sitio menos al rostro de Tadeo. Sentía que estaba entre la espada y la pared, entre su madre y el primer muchacho al que quería como a él; y no soportaba la promesa que estaba a punto de quebrar. Pero es por nuestro bien, se repitió. Una vez que comprendiera, todo iba a mejorar.
Vio el parque y todo alrededor. El sol comenzaba a ponerse, llenando el aire de un sutil color anaranjado. El clima era agradable, fresco aunque no demasiado, no la hacía arrepentirse de haber salido de casa en el pijama púrpura que vestía porque no le apetecía cambiarse para sólo estar en su habitación (de eso sólo se avergonzaba porque el muchacho que ahora era dueño de su primer beso, la estaba viendo así, desarreglada y desaliñada). Los árboles danzaban con el viento, creando una melodía encantadora al mover sus hojas de aquí para allá. Casi parecía que esa sí era la correcta atmósfera romántica para su historia de amor.
—¿Quién es Tonio? —La voz de Tadeo la devolvió al momento. No era una cita, era un intento de aliar a dos partes que creían ser enemigas sin motivo alguno.
—Antonio. —Liliana se corrigió. Era extraño oír a alguien más usando el apodo que le había dado a su hermano. Pero no le molestaba, no si era Tadeo.— Era mi hermano mayor. Lo encontraron muerto hace cinco años.
Tadeo pareció no saber qué decir por un par de segundos, hasta que lo evidente salió de su boca.
—Lo siento mucho.
La joven negó con la cabeza.
—Nadie lo sabe porque ni mi mamá ni yo queremos simpatía. Fue difícil, sí; cargamos con ello hasta el día de hoy. Igual gracias. —Tomó una enorme bocanada de aire.— Antonio era una buena persona, ¿sabes? Era divertido y amable. Era cariñoso en exceso, y me quería muchísimo. Pero no era perfecto, tenía sus defectos como todos; aunque quizá más evidentes que los de las personas en general. Sólo que dónde yo veía un problema que podía solucionarse con ayuda profesional, mamá veía fallas. Sus fallas.
»Te mentí antes, cuando dije que no suele ser violenta. No lo era conmigo hasta recientemente, pero con Tonio sí. Decía que era terco como mi abuelo y mi padre, e insistía en que quería corregirlo aún si era a golpes. Él también pensó en denunciarla alguna vez; pero la idea de arrastrarme a casas hogares con él no le pareció muy buena. Bueno, eso y que él heredó el carácter de mi mamá: solía tornarse agresivo cuando las cosas no salían bien. A veces perdía el control. Decíamos que eran sus episodios, y no sé, siempre los mantuvieron muy alejados de mí, ocultos como si yo no pudiera soportarlo; hasta que lo vi por primera vez.
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El Muro de los Recuerdos
Mystery / ThrillerEunice y Liliana no tenían una dinámica familiar normal. Eunice era policía desde hacía años, y aunque cariñosa y amigable, también era desconfiada y celosa; posesiva con respecto a su hija, dirían algunos. Liliana por su parte, era pequeña, débil e...