4. No he dejado de pensar en ti

1.2K 210 213
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

📅 SÁBADO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

📅 SÁBADO

📅 TRES DÍAS DESPUÉS

📍 HOTEL HYATT REGENCY BARCELONA TOWER

Mis dedos repiquetean en mi antebrazo mientras vuelvo a consultar la hora en mi reloj. Aunque no debería importarme lo tarde o temprano que deja de ser, porque no tengo nada que hacer. Resoplo ligeramente aún sentada en uno de los sofás de la recepción del hotel, recordando la vorágine de los últimos días. La preparación del evento no me dejó pensar en Marc y en lo cabrona que fui con él. Captó perfectamente que no quería nada, porque ni se ha molestado en llamarme o mandarme un mensaje, algo que de ser yo, también haría.

Intento no agobiarme pensando en él, y es Marcos el que me salva de hacerlo, apareciendo después de salir del ascensor. Me pongo en pie y voy hacia él arrojándome a sus brazos en cuanto estoy a su altura.

- Ay, Alba, un día me vas a matar de un disgusto, peque -Marcos besa mi mejilla a la vez que su mano acaricia mi espalda con mucha suavidad. Estoy asi, unos segundos abrazada a él, hasta que consigo separarme.

- Soy idiota -le admito, porque con mi amigo nunca tengo que disimular nada.

- Lo sé, pero, aquí estoy yo para rescatarte -Marcos toma mi mano y tira de mi para sacarme de esa recepción, y de sus  miradas indiscretas- anda, vámonos de aquí. Te subiría a mi habitación, pero el mister se podría creer que has venido para follar.

Le pongo cara de asco a Marcos y me dejo guiar por él, caminando por un largo pasillo. Le pregunto al rubio si está nervioso por el partido de mañana y me admite que no. Pocas veces lo he visto intranquilo antes de un gran encuentro. Para eso, él es bastante frío, lo que luego se traduce en su solidez en el terreno de juego.

Marcos me lleva hasta un pequeño rincón del hotel, donde, en una de sus esquinas hay un par de sofás que dan a un gran ventanal donde nos sentamos. Desde donde estamos, se puede ver la piscina y las zonas ajardinadas. Un solítico camarero nos ofrece algo de beber, y segundos después, aparece con sendos cafés.

- Marc Marquez. Piloto de moto GP y cinco veces ganador del Campeonato -me recalca Marcos ocultando una sonrisa divertida.

- Seis veces, no cinco. Que llevo mirando internet y su Instagram tres días -me llevo las manos a a la cabeza moviéndolas de un lado a otro, de forma desesperada- ¿porqué tengo tan mala suerte, Marcos?

También te gustarán

          

- ¿Mala suerte? has conocido a un tío que te gusta, y que después de tantos meses, te atrae. Te hace olvidar al Innombrable, y porque resulta que es piloto, tienes mala suerte. Tú lo que eres es gilipollas, perdona que te diga, bueno, sin el perdón -le gruño a Marcos tras sus palabras, pero, no pudiendo enfadarme mucho porque tiene toda la razón.

- Marcos, no me regañes, por fi, que estoy muy sensible -le ruego torciendo mi boca en un ligero puchero que él ignora por completo.

- ¿Tú de que tienes miedo, Alba?

- De sentir otra vez y de que me rompan el corazón -le admito buscando una de sus manos para poder entrelazar mis dedos con los suyos, algo que siempre me ha dado mucha calma.

- Eso es algo que tú no puedes controlar, peque. La vida es eso. Ensayo y error. Tú ya has tenido un error y estoy seguro de que no dejarás de nuevo que vuelva a suceder. Pero, te estás cerrando a conocer a un chico increíble que además, le gustas.

- Es Marc Marquez. Un puto piloto. Famoso. Muy famoso. Salió con la hija de Rodrigo Ramos -le recuerdo por si él no sabe de quien estamos hablando. 

- ¿De quién? -la cara de indiferencia de Marcos es algo que me hace reír. Toda esta información la sé de las veces que vi el "Sálvame" los sábados, esperando que él viniera de jugar para poder tomarnos juntos un cola-cao.

- Del cantante de boleros. Rodrigo Marcos, mexicano, casado con la presentadora del programa ese de la isla -mi rubio me niega con la cabeza como si le hablara en chino, algo que me desespera- Joder Marcos, no estás puesto en la vida.

-Pues mira, no. Yo no presto atención a esas cosas. Bastante tengo con lo mío -Marcos me hace un gesto de hastío con su mano, lo que me lleva a darle un pequeño empujón con mi hombro.

-Va a salir mal. Lo sé. Y me voy a quedar echa polvo. 

- Mierda, Alba. Aún no estás saliendo con él y ya estás llorando tu ruptura. Eres una dramas -Marcos rueda sus ojos y acaba chasqueando su lengua, para apoyar su espalda en el sofá. 

- Lo sé. No lo puedo evitar. Tengo miedo, Marcos. De que esto vaya a más y acabe paseando por el paddock, expuesta de nuevo a la opinión pública -le confieso mi gran miedo. Porque hasta ahora la prensa me ha dejado un poco en paz y se han centrado más en Carlos y sus "novias" que en mi. De hecho, mi Instagram siempre ha sido privado y no he tenido que aguantar los haters de nadie.

- Alba. Quien no arriesga no gana. Y deberías arriesgarte con Marc. Y si resulta que no pasa nada entre vosotros, que no sea porque no lo intentaste.

Marcos Llorente. Mi voz de la conciencia particular. Y estudiante de psicología cuando los entrenamientos se lo permiten, siendo yo su sujeto a estudiar en la mayoría de las ocasiones. Apoyo mi cabeza en su hombro dejando que él acaricie mi barbilla. Me sujeta por la cintura y me dejo llevar por él, hasta acabar apoyada en su pecho.

- Bellingham me ha vuelto a preguntar por ti. Te lo digo, por si lo de Marc no sale, el británico está bastante bueno-le doy un codazo al rubio y afianzo aún más mi agarre en su cintura.

- Fóllatelo tú si tanto te gusta -le sugiero medio riéndome.

- Ojalá. Pero no sé, sus expresiones son contradictorias y aún no lo he calado del todo. En fin, coge tu móvil y llama a Marc -la expresión decidida de Marcos me deja bastante sorprendida. Me aparta de su pecho y mete su mano en el bolsillo exterior de mi bolso, donde sabe que llevo el teléfono.

- ¿Ahora? -le pregunto perpleja por su petición pues no estoy preparada para hablar con él de nuevo. 

- No, el miércoles de la semana que viene, ¡no te jode! llámalo que quiero comprobar cuan valiente eres -Marcos me tiende mi teléfono el cual recibo chasqueando mi lengua y bastante fastidiada.

93 Razones - Marc MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora