Amar al enemigo sin saberlo. (Parte V).

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𝗖𝗮𝗿𝗲 𝗳𝗼𝗿 𝗮𝘁 𝗿𝗲𝗮𝗱, 𝘁𝗲𝘅𝘁 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁 𝘀𝗲𝘅 (+𝟭𝟴)

𝙁𝙖𝙩𝙝𝙚𝙧, 𝙞𝙣𝙩𝙤 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙝𝙖𝙣𝙙𝙨 𝙄 𝙘𝙤𝙢𝙢𝙚𝙣𝙙 𝙢𝙮 𝙨𝙥𝙞𝙧𝙞𝙩. 𝙁𝙖𝙩𝙝𝙚𝙧, 𝙞𝙣𝙩𝙤 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙝𝙖𝙣𝙙𝙨; 𝙬𝙝𝙮 𝙝𝙖𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙛𝙤𝙧𝙨𝙖𝙠𝙚𝙣 𝙢𝙚? 𝙏𝙧𝙪𝙨𝙩 𝙞𝙣 𝙢𝙮 𝙨𝙚𝙡𝙛-𝙧𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙤𝙪𝙨 𝙨𝙪𝙞𝙘𝙞𝙙𝙚.

𝘐 𝘤𝘳𝘺 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘢𝘯𝘨𝘦𝘭𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘳𝘷𝘦 𝘵𝘰 𝘥𝘪𝘦.

Parte 𝐕.

Björn y Lilith.
Los Angeles, California.
19 de Agosto del 2023/11:11 PM.

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El bar los observó escapar hacía el parqueadero, desde afuera los vidrios polarizados obstaculizaban espiar el interior del vehículo de Wolff y en el cristal empañado empezaba a quedar las huellas de ambos, buscando soporte en el asiento trasero donde los criminales se escabullían entre las redes de la lujuria. Esa noche descubrió en sí mismo y en ella, primigenios y nuevos instintos de desear tanto algo, y se dejó ir. Ella se sentó sobre él, dispuesta a tomarlo y montarlo hasta que se les olvidarán a ambos como respirar, la ropa era jirones que los dedos salvajes arrancaban la tela hasta desnudarse mutuamente.

- Basta de charla. - Dijeron al unisono, su nombre era una oda en la voz del noruego que la llamaba, la aclamaba. La fiebre del deseo acumulado fluía en el cuerpo, vibrando, hirviendo de necesidad por tenerla, por ser suyo, era agua y sed. La mueca se convirtió en una sonrisa que le dedicó al observarla sin ropa, el gesto se extendió en una expresión lobuna, él hincó las rodillas hasta caer frente a ella, los dedos masculinos se echaron la bendición, consagrando el momento como lo hacían los cristianos y se preparó para rezar a la diosa encajando la melena oscura entre sus muslos para empezar a comerla con la boca, con la lengua, con los dedos, empujando, chupando, entrando, saliendo, resbalando, temblando en el placer que tomaba la exigente boca de Björn al devorarle el coño a Lilith.

Paciencia, se repetía a pesar de la impronta sed que la convertía en el oasis soñado. Como un mimetismo, se fundió contra su centro, llevándose la miel que colmaba su sexo, la libertad de la lengua llegó explorando juguetona dibujando círculos alrededor de su carne. La comía con el apetito de un hambriento y la lentitud de un explorador que quería tomarse paso a paso hasta desesperarla. Quería comunicarse con Lilith, aprender el lenguaje de las palabras y las acciones. La boca comía con el arte de quién quiere extraer la confesión de los más recónditos deseos de su amante, que no pudiera enmudecer el fuego que traía entre las piernas que intentaba cerrar, apretar con él entre ellas. Él se introducía sin entrar del todo, su lengua profanaba carne virgen, pecando con gusto. El ritmo ahora contraatacaba y buscaba -entre dientes, paladar y hasta garganta- el alma de la mujer que era Lilith ahora.

Como si con sus pensamientos declarara la guerra a la mujer materialmente inmaterial, la cual tomó las grandes manos de él, que eran toscas al contacto y la curiosidad femenina se fijaba en el detalle de él, en la cual le recorría los brazos, disfrutando de ello. Todo aumento el ritmo, la zurda se fijó en sus cadera poseso y la diestra abarcaba los cachetes del culo, amasando con cierto recelo. En el camino de la expiación de pecados, él mayor trazaba un camino donde se unían muslos y glúteos de ella. Aunque no era suficiente, no bastó encajar su boca contra el coño húmedo, ambos necesitaban más y la música se convirtió en sonidos ahogados cuando sus dedos se enterraron en su interior. Entraba y salía, marcando un ritmo lento pero decidido, ella se cerraba alrededor suyo mientras era embatida, dentro y fuera. En las yemas del mayor resbalaban ya la humedad de lo que le hacía; los primeros hilos de miel suya se asomaron vigorosos, fluyendo en la boca del hombre hasta llenarlo como la primera lluvia después de un largo verano, los dedos recibían la prisión entre los cuatro labios femeninos, y las cuatro extremidades que eran un universo.

Duivel: La cara nunca vista del Diablo. (Primer libro completo)Where stories live. Discover now