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Pasar la tarde en una taberna carente de higiene, por esta vez, no había sido tan malo. La compañía de Eskel fue tan interesante como esperó, y mucho más agradable de lo que deseaba.

Hubiera sido más fácil si, al pasar más tiempo con el brujo, este le hubiera demostrado que no era tan simpático como se veía. Pero con cada nuevo tramo que el sol avanzaba en el cielo, Eskel sólo lograba ser más y más entrañable. No es que lo hubiera invitado con la esperanza de hacerse una mala impresión de él, pero Jaskier no creyó que fuera posible incluso mejorar la imagen que tenía de este brujo.

Nunca mencionó para quién era dirigida la canción con la cual necesitaba ayuda, pero Jaskier creyó que Eskel lo había captado durante su caótica explicación. De lo contrario, el brujo no habría mencionado que el término "carnicero" podía ser cruel.

Tal vez lo era, es cierto, y la cautela con la que Eskel lo mencionó fue enternecedor, pero no iba a cambiar ese verso sólo porque era cruel. Geralt había sido lo suficientemente cruel como para no devolverle un poco de lo mismo. 

Entonces, realmente no habían logrado avanzar mucho durante las horas de conversación. Eskel insistía en tener más contexto para poder ayudarlo, y aunque tenía razón, Jaskier aún no estaba listo para hablar de eso. Pero incluso si no lograron hacer demasiado, las bromas, los raros cambios de tema y las risas fueron suficiente para hacer de esa tarde una de las más divertidas que había tenido en mucho tiempo.

Al llegar la noche, decidió tocar algo para pagar por ambos. Eskel no le quitó la vista de encima durante toda la presentación, y cada vez que Jaskier volteaba a comprobar que no era sólo idea suya, una sincera sonrisa se formaba en su rostro al toparse con la mirada contraria.

Los ojos de Eskel no lo miraban con lujuria, tampoco aburrimiento ni mucho menos burla. Los ojos de Eskel lo miraban con calidez, y daba la casualidad de que él, como todos los fénix, se sentía bastante atraído por el calor.

―¿Tienes prisa? Hay suficiente para una habitación ―ofreció al volver con él, balanceando la bolsa que había llenado con sus monedas.

Acababa de pagar por las cervezas y Eskel parecía a punto de ponerse de pie, por lo que internamente pateó su propio trasero, temiendo haber sonado demasiado patético o necesitado. Jaskier sabía bien que no tenía tiempo para esto, pero no creyó sentirse así de bien hasta su próxima vida y no quería soltar esta agradable sensación tan pronto.

Eskel sonrió, pero Jaskier notó la incomodidad en su expresión.

―No creo poder pagar el establo si me quedo durante la noche ―dijo el brujo rascándose la nuca y desviando la mirada. 

―Oh ―soltó él, conteniendo una risa. Le hubiera encantado decir que él podía pagarlo también, pero lo cierto es que sólo le alcanzaba para la habitación. Además, no estaba seguro de si era cierto o sólo una excusa para huir de él. Geralt nunca tuvo reparos en deshacerse de él tan pronto como podía, pero Eskel era amable, quizás estaba intentando hacerlo sin dañar sus sentimientos.

―No te miento, Jask ―dijo el brujo, vaciando el poco contenido de su bolsa sobre la mesa―. Tengo que conseguir un contrato urgentemente.

Jaskier sintió un escalofrío en la espalda ante el apodo, seguido de un leve calor en su rostro. Era la primera vez que alguien le daba un sobrenombre bonito.

―Déjamelo a mí ―dijo parándose rápidamente. Sin embargo, un fuerte mareo lo obligó a afirmarse de la mesa para no perder por completo el equilibrio. Sus piernas temblaron, pero Eskel casi se teletransportó a su lado para asegurarse de mantenerlo firme.

―¿Jaskier? ―preguntó el brujo aún sosteniéndolo.

Sacudió la cabeza para aclarar su vista y, sonriendo, le dio un leve empujón a Eskel con simpatía.

―Finalmente el alcohol me llegó a la cabeza, pero tranquilo, eso no me impedirá conseguirte un contrato ―dijo con más confianza, antes de alejarse esta vez.

Como prometió, volvió con un papel en la mano que indicaba una suma respetable e incluso  negoció una habitación gratis, por lo que entre ambos podían pagar lo del establo. Y tal vez, sólo tal vez, Eskel pensaría que podía ser lo suficientemente útil como para que valiera la pena dejarlo ir con él a esta caza.

Jaskier aún era consciente de que no tenía tiempo para otro largo viaje, pero una caza no era viajar, ¿no? Además, a Eskel no parecía molestarle su compañía, y si también él se hartaba lo suficiente como para echarlo lejos, bueno, aún no se encariñaba lo suficiente como para que doliera tanto.

Burn | JeskelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora