Cap.17🍭

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El pequeño Jisung se fue a acostar esa noche un poco exaltado por el día que había pasado con sus Alfitas, amaba pasar el tiempo con ellos y como ellos lo consentían mucho. Además San le había hablado de muchas cosas antes de dormir.

—Pequeño Sungie, antes del gran día de mañana tengo que decirte unas cuantas cosas. Veras yo soy un beta, no tenemos casta más bien somos humanos normales adaptados a su mundo, por eso no puedo marcar ni ser marcado por ningún Alfa, la cuestión es que tú vas a ser marcado por tus Alfas Sungie.

Jisung arrugó la frentecita poniendo total atención a San.

—¿Alfitas marcar a Sungie? ¿Con sellitos?

Mostró a San unos sellos de colores con los que precisamente había estado pintando.

No Sungie, una marca de un Alfa es una mordida, deben morderte en el cuello y solo así será seguro que podrán estar juntos y unidos siempre y sabrán cuando estés en peligro y cosas así. Todo eso va a llegar el momento de hacerlo, debes confiar mucho en ellos y en nadie más. Cuando sea adecuado también vas a poder tener bebés.

Sungie abrió sus ojos ante el asombro de la revelación de que podía tener bebés de sus Alfitas.

¿Y como Sungie va tener bebés? ¿Por donde Meter el huevito de los bebés de Sungie? —Preguntó.

A San se le nubló la mente antes de responder pero finalmente encontró la manera delicada y dulce de explicarle cada cosa que sentía que debía saber.

Luego comieron palomitas de Maíz mientras veian la TV y por cierto San se quedó bien dormido a media película.

Estaba viendo una película de un gran barco que navegaba en el mar, se tapo los ojitos cuando en una escena vio a la chica desnuda acostada en el sofá mientras el muchacho la pintaba en su cuaderno de dibujos. Después el barco se hundió y no supo por qué sus ojitos se humedecieron cuando el muchacho se fue hasta el fondo del mar.

Esperaba que jamás sus Alfitas le llevaran a un barco así de grande o podían hundirse.

Luego de eso Sungie se fue a acostar sonriente sabiendo que al día siguiente podía estar para siempre con sus Alfas.

En la mañana siguiente se levantó muy temprano a bañarse.

—Sungie el desayuno está listo pequeño hice tus kaques favoritos con crema batida. —Anunció San tocando suavemente la puerta.

—Sungie ya va. —Gritó desde el baño mientras se sacaba el jabón por completo.

Después de ese agradable baño se vistió y fue a la cocina, se puso ropa normal ya que temía ensuciar el lindo y elegante traje que sus Alfitas le compararon.

—San Hyung huele bien, pancita de Sungie gruñe.

San sonrió dejando frente a él un plato con kaques y sobre ellos la crema batida y no podía faltar su Cerecita.

—Ay Sungie hoy te vas muchacho me harás falta. Pero es lo mejor ya que pronto vendrán los seminaristas y no queremos algún tipo de accidente aquí, eres un omega muy bonito y atrayente.

Jisung sonrió y quizá no supo lo que aquello significaba. Él solo podía pensar en sus Alfitas.

—San visitar a Sungie en casa de Alfitas. —Dijo llenando su boquita de crema batida. —Sungie feliz de verte.

—Si me das la oportunidad pequeño iré a visitarte, eres como el hijo que nunca tuve. —San limpio el bigotito de crema batida de Sungie.

El Omeguita sonrió terminando su desayuno y luego a las doce en punto estaba en su habitación listo con su trajecito nuevo así como le había pedido el Alfa sacerdote. Solo debía esperar a sus Alfitas.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora