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Yaoyorozu se dirigió a su habitación. Su respiración estaba agitada. Cada vez que veía a Kendo recordaba lo ocurrido y sentía un pinchazo en su pecho. No quiso irse de esa manera, pero no soportaba verla.

—¿Momo, estás bien?

Una sensación de alivio recorrió su cuerpo al ver a Fuyumi allí. Aquella joven de ojos grises era la hermana de Todoroki y también profesora de música en aquella universidad.

Sin embargo, en unos días se iría de viaje para trabajar fuera.

Para Fuyumi, Momo era como su hermana pequeña y tenían una muy buena relación.

—Solo me he encontrado a Itsuka, quería ir a mi habitación a desconectar—sabía que a Fuyumi no podía mentirle.

Al oír aquello, pensó que no era buena idea dejarla sola. Momo solía hacer eso, no le gustaba hablar de cómo se sentía, la única forma con la que sabía hacerlo era con la música.

—¿Quieres que hablemos? Ahora estoy libre y puedo hacer té para ambas—sugirió con una sonrisa suave. La pelinegra aceptó con un suave asentimiento.

Ambas entraron. Era una habitación compartida donde dormían Momo, Mina y otra chica llamada Toru.

La hermana mayor de los Todoroki fue a la pequeña cocina y empezó a hacer té. La pelinegra la observó mientras se relajaba poco a poco.

—Listo—cuando estuvo listo se dirigió hacia Momo. Estaba sentada en un pequeño sofá.

—Aquí tienes, es tu favorito.

Yaoyorozu cogió aquella taza con decoración de matrioshkas que le había regalado su padre.

—Gracias—sonrió. Aquella bebida caliente olía de maravilla.

La de ojos oscuros le dio un sorbo.

—¿Estás bien? Sabes que puedes ser sincera conmigo, sin rodeos.

—Aún me duele ver a Itsuka, no es que no lo haya superado, pero...—apretó la taza, notando sus dedos calientes—Me sigue doliendo mucho lo que hizo. Ella intenta que hablemos o que simplemente seamos amigas, pero no puedo, sigo sin entender por qué lo hizo. Siento que solo estuvo conmigo por interés, que ese año que pasamos juntas en realidad no significó nada.

—Ey, sabes que eso no es verdad—Fuyumi la miró con pena, los ojos de la más alta habían empezado a cristalizarse—No fue interés. Sin embargo, lo que hizo fue horrible, es normal que no puedas perdonarla o que no quieras volver a estar con ella.

Yaoyorozu dejó la taza en la mesa y suspiró.

—Me traicionó de la peor manera posible—tragó saliva.

Fuyumi la abrazó con fuerzas. A Momo le gustaba recostarse en su hombro. Era como tener una hermana mayor, aquella hermana que nunca tuvo, pero que siempre había soñado con tener.

—Gracias.

—Todo irá mejor, ya verás—sonrió con calidez—¿Y tu padre? ¿Cómo van las cosas?—preguntó.

—Bien, cada vez está mejor—sonrió levemente—Vamos hablando por mensaje y videollamadas. A veces viene a verme, aunque suele estar ocupado. Es normal.

—Me alegro, sabes que él te quiere muchísimo—sonrió con suavidad—Además, también nos tienes a mí y a tus amigos, recuerda que puedes escribirme o llamarme siempre que quieras cuando esté fuera.

A Momo de verdad la aliviaba tener a sus amigos con ella.

—Sí, gracias Fuyumi—la miró con agradecimiento.

El sonido del piano | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora