Capítulo 43.

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...

Me cuesta mucho despertar, quisiera no hacerlo de nuevo, pero ahora Pelusa era quien me servía de despertador ya que si no le presto atención comienza a botar todas las cosas que tengo en mis estantes, es revoltosa pero amo a esta pequeña criatura que cabe en mi mano. Desde que Angélica corrió ese rumor odio ir a la escuela, para mi suerte después de que Jade me encontrase llorando esto fue parando, estoy segura que ella hizo algo al respecto.

¿Por qué tiene que ser tan buena conmigo?... Solo hace que me enamore más de ella.

Llevaba a Pelusa en mi mochila a la escuela, en la oficina de mi profesora favorita podía dejarla durante clases ya que al ser un bebé, todavía tenía que darle biberón, tampoco es opción dejarla con mis padres, sé que no la van a cuidar e incluso podrían hacerle daño, les dio lo mismo si la adoptaba o no, después de todo ya casi no los veo en casa, creo que hicieron amigos igual de alcohólicos/adictos que ellos.

Ese día me dijo desde temprano que fuera a su oficina por la tarde, siempre que estoy cerca de ella siento tantos nervios que siento que voy a vomitar, en especial porque a pesar de insistir en que lo diga de una vez se negó con una sonrisa traviesa.

Una sonrisa que me encanta demasiado.

Estuve todo el día esperando a que llegue la tarde, fui a su oficina de inmediato, pero la noticia que me dio me cayó como un balde de agua fría.

Me dijo que estaba embarazada, se veía contenta por eso, me llegué a alegrar por la emoción con la que me contó, pero aquello significaría que voy a tener un lugar aún más irrelevante en su vida, me hace odiar aún más al imbécil de su esposo, por suerte pude contener mis lágrimas e intentar aparentar que estaba por completo feliz por ella, porque me hace sentir demasiado egoísta no estarlo, porque a pesar de que mi corazón se rompa no puedo permitir que ella se de cuenta.

¿Por qué me tenía que enamorar de ella?

Cuando llegué a casa comencé a llorar a mares, tengo la suerte de tener Pelusa a mi lado con su extraña manía de lamer mis lágrimas, haciendo que incluso entre estas pueda escapar una sonrisa, es mi razón para estar aquí, es mi razón para no intentar acabar con mi vida otra vez.

Pero he comprobado que hay algún tipo de fuerza que quiere con ansias que el día de mi fin llegue por mi propia mano.

A pesar de decirle millones de veces a mis padres que no quería ir a esa maldita fiesta de fin de año, aún así bajo el efecto de quién sabe qué droga lo pagaron de todos modos, al principio pensé que era un acto "bondadoso" de su parte, pero luego me di cuenta que faltaba dinero de mis ahorros, me enojé por obvias razones, me llevé a Pelusa conmigo al parque donde solía quedarme hasta tarde, existe una esperanza en mí de que Jade venga como lo solía hacer, pero eso paró hace un tiempo, ya no viene a verme, ahora entiendo que debe estar con millones de malestares por su embarazo, pero pensarlo así duele un poco más por sentirme aún más egoísta al desear que ella esté aquí.

Al día siguiente, al regresar a casa noté que a pesar de que Pelusa había estado bien hasta ayer en la noche, ahora estaba decaída, llegó a vomitar, me alarmé de una forma descomunal, no fui a clases ya que debía llevarla al veterinario, saqué de mi dinero para poder pagarlo, pensé que solo sería eso, pero el veterinario me recomendó hacerle exámenes ya que tenía sospechas de que podía ser algo más grave, incluso la tuvieron que tener en la veterinaria varias noches, si antes estaba mal, ahora me sentía como una carcasa vacía. Con el tiempo y después de dejarme bastante dinero en los exámenes, arrojó que tenía una enfermedad genética qué afectaba su sistema digestivo de manera directa, era posible tratarla para que pudiera tener una vida normal, cuando me dijeron cuánto costaban los medicamentos sentí como el pánico a mí regresaba, tal vez haría que mis ahorros sufran una gran bajada hasta que vuelva a encontrar un trabajo, pero si es por mi hija puedo hacerlo.

Nith. El error de amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora