1-Un oscuro despacho

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Una gélida brisa entraba por una de las ventanas del despacho, aunque esto parecía no importarles a los dos individuos que se encontraban en él, ni eso ni las inmensas telarañas que cubrían el techo casi por completo.

Uno de ellos estaba sentado en un sillón morado lleno de agujeros y muy descolorido, estaba tomando una taza de una especie de té de un color negruzco, parecía más que estuviera tomando petróleo. Apoyó la taza en una mesilla de ébano que tenía a su izquierda.

El otro estaba de pie frente a el, apoyando la espalda en la pared y mirando al techo.

Este último dijo por fin:

-¿Me puedes explicar de una vez qué es lo que quieres?-Miró a quien estaba sentado a los ojos.

Le devolvió la mirada, sus ojos eran completamente amarillos, sin vida, sin pupilas, sin sentimiento alguno en ellos.

-Vaya Mat, hace mucho desde la última vez que nos vimos, no recordaba lo impaciente que eres.

-Todo el mundo se vuelve impaciente tras dos horas de silencio, ¿cuántas tazas de té has tomado ya desde que llegué?

-No tantas, solo siete.-Dijo con una leve sonrisa que dejó al descubierto varios dientes afilados, cinco de los cuales eran de oro.-Además, somos amigos Mat, no tendrías que tener en cuenta algo así.

-Eres la única persona a la que le dejo llamarme Mat, ni siquiera a mi padre, no es eso bastante.-Dijo con la seriedad que había mantenido durante toda la conversación.

La persona con quien hablaba se comenzó a reir, no demasiado alto, pero a Matthew le molestaban todas las risas, siempre que no fueran suyas.

-Di de una vez lo que quieres Avaricia.

-Tranquilo, ¿a qué viene ese tono?, recuerda que sigo siendo tu superior.

-Por ahora.

-Es ciero, ibas a encontrar un método de vencer al señor de los demonios ¿no?-Dijo Avaricia entre risas.

-¿Todavía no me crees capaz?

Avaricia se puso serio y dijo:

-Mientras la barrera tenga efecto no puedes hacer nada, y si se rompiera, creo que si que podrías llegar a vencerle.

-Me alegra que pienses eso, por eso mismo es por lo que no tengo pensado eliminarte cuando logre ser rey y le haga un ''lavado de cara'' al Infierno.

Avaricia volvió a hablar:

-Cambiando de tema, quería encargarte un trato.

-¿Por qué no los solucionas tú si te lo han encargado a tí?

-El reparto de tratos es muy aleatorio y hoy tengo que ocuparme de cuatro, que te ocuparas de uno me ayudaría mucho.

-Está bien, ¿sabes algo sobre él?

-Ni idea, solo me dieron la localización del humano que intentaba llamarnos con un Libro Negro y ya está. Tómala.

Avaricia apuntó con el dedo a Matthew, de este salió una especie de materia oscura que entró en la cabeza de este, haciendo que aprendiera las cordenadas del planeta y el lugar.

-Si no tienes nada más que decir me voy a la sala de portales.-Dijo Matthew mientras abría la puerta del despacho.

Avaricia negó con la cabeza y despidió a su invitado haciendo un gesto con la mano.

Matthew Río de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora