Los Dueños de Antiguos Placeres

Capítulo 8: El inicio del fin

Rodrigo en su castillo sufría, estaba muy triste porque el supuesto amor de su vida lo había traicionado y lo había destrozado (aunque él no lo demostrase).
Él estaba completamente loco...
Luego, en el Norte, Catalina estaba en el jardín trasero del castillo, pensando en la decisión tan importante que debía tomar...
Aunque ya había llegado a una conclusión anteriormente, ella quería estar segura.
Pasó un largo rato... Pero cuando terminó de meditar acerca del asunto, decidió tomar como esposo al príncipe Alonso. Esta decisión, aún no la tenía muy convencida, pero era lo mejor según los consejos de su madre.
Al haber decidido, va inmediatamente a comunicarle a sus padres... Camino al salón del trono, Catalina pasa por la cocina, para comer algo antes y así quitarse un poco los nervios que tenía, cuando escucha las súplicas desesperadas de una de las sirvientas de la cocina...
Sin pensarlo mucho, empujó la puerta para ver que ocurría y al observar la situación no podía creer lo que sus ojos veían...
Era el hombre al que había decidido tomar como compañero de vida, intentando propasarse con una cocinera. Catalina estaba tan indignada que no dudó, ni un segundo, en gritar:
- ¿Que ocurre aquí? ¿Acaso, tú, quieres pasarte con la pobre señorita?
Con estas palabras, Alonso retrocedió lentamente, cuando soltó a la joven mujer, ella salió corriendo, dejando a el príncipe y a la princesa, solos...
- Disculpe princesa pero no es lo que parecía, yo sólo estaba pidiéndole que colocara un postre especial en la mesa a la hora de la cena para celebrar nuestro compromiso...
Decía su "casi prometido".
Catalina no creyó ni una sola de estas palabras:
- Ni pienses que te voy a creer, exclamó Catalina tan fuerte como pudo. No creo nada de lo que me has dicho y le diré a mi padre que nuestro compromiso queda cancelado. No puedo estar con una persona que me va a estar engañando toda la vida, o va a estar abusando de mis empleadas o de cualquiera...
En ese momento, el señor Arturo, padre de Catalina, irrumpió en la habitación.
- ¿Qué ocurre aquí? Catalina, hija, y esos gritos, a que se deben?
- Padre, pasé un tiempo pensando, y decidí tomar como esposo al príncipe Alonso.
Al decir esto, el rostro de Arturo cambió a una simple sonrisa, pero antes de que pudiera decir palabra alguna, su hija continuó diciendo:
- Pero al pasar por la cocina, me di cuenta de que este señor al que casi convierto en mi compañero de vida, estaba intentando abusar de una de las criadas de la cocina.
Arturo no duda ni una sola de las palabras de su hija, así que ni se molestó en preguntar si era cierto el asunto, ni tampoco llamó a ningún testigo o víctima de los actos de Alonso; simplemente se retiró y echó a la familia Fuentes, fuera de sus tierras, ya que este era el castigo para las poderosas familias de la época antigua para remediar el crimen de infidelidad... Antes del reinado.
Catalina ya se había desecho de ese hombre, pero estaba muy abatida y estresada...
Decidió ir al pueblo un rato para despejar la memoria y así, buscar unas cuantas cosas que necesitaba...
Mientras que en las tierras del Sur: Rodrigo decide contarles a sus padres la gran hazaña que había hecho, al lado de su fiel y leal mejor amigo, Federico.
- Mis respetos padre, madre, yo fui quien rescató a la princesa de las temibles tierras en las que estaba perdida.
Los reyes, asustados le preguntan a Rodrigo por qué había hecho eso...
- Fue necesario mis señores amados, era mi deber como príncipe, rescatar a la princesa del Norte, sana y salva.
Emerencia, toma la palabra, diciendo:
- Hijo mío, no debiste hacerlo. Para eso están los millares de guardias en estas tierras y en las norteñas de igual manera, pero bueno, ya que has rescatado a la princesa, tu mérito debe de ser reconocido,
- amado mío...
Le decía a su rey:
- Debemos de invitar a todas las tropas del Norte a nuestro palacio, para darles la fabulosa noticia de que el rescate de Catalina, fue gracias a Rodrigo.
El rey, acepta esta proposición y le dice a sus más grandes tesoros:
Que los mensajeros se encarguen de expandir la noticia: En una quincena estaremos celebrando el regreso de la princesa norteña y la gran hazaña que ha hecho mi hijo. Los señores del Norte: Aldara y mi querido amigo Arturo, están invitados al palacio, junto con todos sus siervos y guardias, funcionarios y nobles. A disfrutar, como es debido!!!
Rodrigo, se siente apenado, por su amigo Federico, el cual lo había ayudado mucho para este rescate y le dice:
- Padre mío, le pido un reconocimiento también para mi gran amigo y leal guardia de honor, Federico. El cual salvó mi vida en varias ocasiones y me ayudó en este rescate.
El feudo, no lo piensa dos veces: Ordena que pase Federico al salón del trono y le otorga el cargo de "General del Ejército del Sur". Como es debido, fue reconocido por sus grandes méritos. Rodrigo, feliz por su amigo lo felcita y Federico, simplemente con una sonrisa humilde, le agradece a la familia real todo lo que han hecho por él.
- Ahora, te debemos nosotros a ti.
Dijo el rey.
- Salvaste la vida de nuestro hijo, eso vale más que cualquier cantidad de oro que halla en este palacio...
Las noticias de la gran fiesta, se expandieron mucho y finalmente, llegaron al Norte...
Los Reyes del Norte, recibieron la invitación para la gran fiesta, no estaban muy seguros de que fuera muy buena idea ir a la fiesta pero al pensar en que llevaban años sin visitar el Sur y a sus grandes amigos, sus dudas rápidamente desaparecieron y esa misma tarde partieron rumbo hacia el reino del Sur.
A este evento, también asistiría Catalina, en todo el camino no preguntó nada en lo absoluto, iba sumergida en uno de sus libros, pues a la princesa le encantaba leer frases de filósofos e instruirse sobre cosas de la vida sus padres, iban como dos jóvenes adolecentes, disfrutando de la travesía...
Pasaron horas y horas para llegar a las tierras del Sur, hasta que al fin, su viaje había terminado y entraron en el territorio de la familia Álvarez.
Cruzaron el pueblo y el puente hasta llegar al castillo, ya allí fueron recibidos con mucha amabilidad.
Al bajar los tres del carruaje y verse ambas familias, una frente a la otra, hubo un poco de tensión, pero rápido el hielo se rompió, los amigos se saludaron y sus señoras esposas también, pero... la diferencia llegó cuando Rodrigo y Catalina se vieron las caras nuevamente. Rodrigo estaba inquieto y Catalina algo nerviosa y confundida.
Esta visita al sur de la familia Pérez podría traer consecuencias. No se sabía si esta invitación a la fiesta sería una gloria para los reinos o simplemente se aproximaban nuevos conflictos relacionados con Morgana... que a pesar de que pensaban que esto había acabado, apenas comenzaba el inicio del fin...