Llevo toda la mañana nerviosa después de que Valeria y yo nos hayamos acercado mucho más. Juro que en ese momento estaba dispuesta a seguir adelante, no podía pensar en nada, las caricias y besos de Valeria me nublaron. No sé qué hubiera pasado si ella no lo hubiera parado, pero tengo muchas ganas de descubrirlo. Aunque me avergüenza un poco la idea de que pueda llegar a verme desnuda. Nunca me he desnudado ante nadie, siempre he sido muy reservada con todo eso, igual que tampoco he dormido con nadie. Nunca he dejado que nadie duerma en mi cama y siempre he rechazado a mis amigas cuando me han invitado a dormir a sus casas. Me siento más cómoda estando yo sola y nunca me he permitido salir de ahí, pero tampoco es que me haya apetecido. Hay algo que me ronda la cabeza que no me deja trabajar con eficacia. ¿Cómo se hace? ¿Debería llamar a las chicas? Al fin y al cabo ellas tienen mucha experiencia en esto del sexo y Noa estuvo con varias chicas en su época universitaria, puede darme buenos consejos. No sé si voy a ser lo suficiente valiente para hablar de este tema con ellas.
-Juls: [Chicas, necesito vuestra ayuda].
-Oli: [En el sitio de siempre en media hora].
-Juls: [Hoy no puedo. ¿Podemos vernos mañana para cenar? ].
-Meg: [Claro].
-Noa: [Vale].
Esta es una de las cosas que más me gustan de Olivia, da igual lo que esté haciendo, la hora que sea o si está fuera del país, si alguna de nosotras tiene un problema o necesita algo ella dejará todo lo que esté haciendo para venir en nuestra búsqueda.
Ya casi son las 21, Valeria se ha marchado hace una hora y yo tengo que estar en media hora en casa de mis padres. Lo único que me ilusiona de esta cena es que voy a ver a Martina. Nos vemos todas las semanas, pero ella es ese rayito de luz que se abre en el cielo cuando llueve por lo que estoy deseando verla. El camino se me hace eterno a pesar de que está a 20 minutos de mi empresa, pero he retrasado mi llegada dando vueltas por el vecindario. La puerta del garaje se abre sola, parece que estaban pendientes de mi llegada y eso me inquieta. Bajo del coche un poco preocupada, mi instinto me dice que hay algo que anda bien.
-Vaya, ya estás aquí. Vamos están todos esperándote. -Dice una de las trabajadoras del servicio.
El hecho de que me estén esperando me asusta más, a mi padre no le gusta esperar y si a eso le sumamos que soy la última en llegar su cabreo aumenta. Atravieso el umbral a paso lento, prorrogando el momento en el que tenga que sentarme con ellos a comer. Escucho la voz de Martina tras la puerta y me decido a abrirla. Todos giran sus rostros hacia a mí y Martina corre a abrazarme, pero un grito seco de mi padre la frena.
-¡Martina! ¡Quieta! -Martina frena sus pies de inmediato y me mira con temor. Camino hacia Martina sin tener en cuenta los gritos del señor Rollins y la cojo en brazos.
-Cambia esa cara, te he traído algo. -Susurro en su oído.
-¿Otro libro? -Dice aplicando el mismo tono y adivinando lo que le traído.
-Es sorpresa. -Sonrío mientras la bajo hasta que posa sus pies en el suelo. Camino hacia la espalda de mi madre que desde que he llegado no ha dejado de mirar por la ventana.
-¿Por qué no has entrado antes? -Pero me quedo en silencio. -Te he visto, llevas 10 minutos dando vueltas. -Agrega sin girar su rostro hacia a mí y su indiferencia se me clava en el pecho.
-¿Y tú? ¿por qué no me miras a la cara? Ya ni el maquillaje caro puede tapar un moratón sobre otro ¿no? -Contesto imitando su postura.
-¿Cómo te has dado cuenta? ¿Se ve mucho? No quiero que Martina lo vea. -Pregunta girando su rostro hacia a mí para que le eche un vistazo. Cojo su mano para llevarla a taparle el moratón de su ojo, pero me suelta la mano con desprecio.
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The eyes never lie
RomanceJulia Rollins y éxito son dos palabras que de alguna manera siempre han estado vinculadas o, al menos, eso es lo que parece desde fuera. Pero, ¿quién es realmente Julia Rollins? Ella se mira a los ojos, pero no se ve. Hasta que un día se encuentra e...