CAPÍTULO 9

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ZACH

La Navidad, esa bella fecha donde la familia se reúne, decoran el árbol, cantan villancicos, los niños esperan la llegada de ese viejo panzón con larga barba blanca y un traje rojo, son felices abriendo los regalos, jugando en la nieve...
Yo viví todo esto junto a mis hermanos, fuimos felices, no me puedo quejar, obtuve  buenos regalos, aunque jamás le dijimos a mamá que los de mi padre eran los mejores.

Fui generoso con los regalos este año. A mi madre le regalé un muy lindo y caro collar, a mi tía un suéter que según las chicas estaba hermoso, para Franchesca hubo más joyería, a Caroline cuatro boletos para ver a una banda que le gustaba.
A mi tío le di un libro, él era un fanático de la lectura, a mi padrastro le compré un traje completo, el siempre quería verse elegante hasta para dormir, la abuela recibió un regalo de parte de Caled de Mia y yo, es una gran foto enmarcada, la abuela siempre andaba fotos de todos, pero sabíamos que no tenía ninguna de nosotros tres juntos en la actualidad,( de bebés estamos artos de todas las que tiene) Caled recibió un reloj hermosamente caro, era un rolex.
Y mi favorito fue Colin, le di un par de calcetines y un lubricante.
El imbécil ni lo mostró, lo tiró en la caja donde se lo di. Desgraciado.

Yo resiví ropa departe de mis queridas primas, ellas tenían un gusto excelente, mis tíos quisieron darme un álbum, y a Caled la cámara, dijeron que era nuestra labor llenarlo para la siguiente Navidad y con buenas fotos.  Mi madre me dio una esfera, por dentro tenía la torre Eiffel, dijo que quería que recordara mi casa siempre...

La Navidad pasó, disfruté de los cinco días que me quedaban, salí, me encontré con unos chicos que conocía desde que venía a pasar vacaciones, no era lo mismo que estar con Chase, Oliver, Miles y Tania pero tampoco eran la escoria del mundo.

Me emborrache un día, llegué a casa tarde, oliendo a sexo y alcohol, pasó lo que nunca en mi vida había pasado en persona, recibí un sermón de mi madre, yo quería borrarle la estúpida sonrisa que andaba Colin.

No salí más para tener a mi madre feliz, nunca la veía y la extrañaba mucho, cada vez que podía pasaba por casa aunque sea a saludar.

-¿De verdad te tienes que ir?-preguntó mi madre.

-Mamá, tu no conoces a mis amigos y sí no llego al cumpleaños de mi amiga ellos me matan.

-Te vamos a entrañar mucho Zachari-esta vez fue la abuela quien habló, me abrazó y me dio dos besos en cada mejilla.

Así me fui despidiendo de cada uno, mi madre me abrazó como diez veces mas y mi abuela otras veinte.

-Realmente es una lástima que te tengas que ir-dijo Franchesca.

-¿Lástima?- y Colin tenía que hablar-es una bendición.

-Colin, Colin, Colin -me acerqué y le susurré para ser los únicos que escucháramos-la próxima que venga espero que tengas una novia sexy, o me presentes a alguna otra de tus amigas, por que lo acepto, tienes un buen gusto,-le sonreí -por que tu novia follaba...y esa amiga tuya ni para que decir-le di una palmada en el cachete.

La expresión de mi primo iba de querer matarme fácil y rápido hasta querer torturame lenta y dolorosamente.

Cuando por fin me dejaron salir, de inmediato me dirigí al aeropuerto, mi vuelo estaba apunto de salir y yo iba tarde.

Está vez dormí tres horas en todo el trayecto del avión, era tarde, las diez treinta de la noche y viajar cansa.
Tomé un taxi del aeropuerto a mi apartamento, no me dormí por miedo a que me robaran o me mataran, pero aún tenía sueño.

En busca de un momento especial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora