Capitulo 3

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Yendo a la escuela, tome el atajo del parque, un lugar agradable, arboles con flores, pasto suave y de aroma agradable, el único lugar donde no hay parejas, por lo que, me queda bien para mí.

Estaba soleado, y el clima era perfecto, me fui a una de las mesas que tienen, para cuando hacen picnic, y bajo un árbol, estaba ella, traía un vestido corto, le llegaba hasta las rodillas, morado con franjas negras, zapatillas negras con una rosa roja, su cabello brillaba naranja y amarillo, como si reflejara la luz del sol, las hojas caían a su alrededor, era inexorable lo que veía, no tenía intención de verla, pero, su posición estando en el árbol me preocupaba, sentada en forma de feto, y es oían jadeos, por lo que supe que estaba llorando, por lo que me acerque a ella y le pregunté:

-¿Todo bien?- le dije mientras me sentaba alado de ella

-sí, bueno...es que mi papá se está peleando con mi mamá de nuevo, y luego me tiran culpa a mí, y cansa estar tranquila, como si no pasara nada- dijo intentando secarse las mejillas

-Discúlpame, mayormente no soy de estar triste- se para y se aleja del árbol, se detiene a respirar y a dar una exhalación fuerte al viento, dejando que se lo lleve y no sentirlo más, como si limpiara su dolor.

-Oye espera- me levanté lo más rápido que pude para alcanzarla, pero se alejó demasiado, ya no la pude alcanzar

Decidí quedarme sentado, en el árbol donde la vi, era ese típico paisaje colorido de novela romántica, aunque el viento no era cálido, era frio como si estuviéramos en invierno, me sentí poético en ese momento, y pensé, que el lugar aun siendo hermoso y cálido, su tristeza y soledad congelaba el lugar, su dolor cubierto de escarcha y agrietada, como si la vida la hubiese dado una vida oscura y frívola, dando lugar a crear un rostro plástico sin vida, para poder sobrevivir a lo que le pasaba, fingiendo una mirada dulce, cuando por dentro se destruye para volverse a construir una y otra vez.

Me levante para irme, pero pensé en hacer algo que la animara, recordé que le gustaban las flores o algo así dijo, cerca del parque había un jardín, así que arranque un par de lirios y margaritas, lo envolví con un periódico que había por ahí, fui a su casa y toque la puerta y me aleje, vi que ella abrió la puerta, pero su rostro manchado de sangre, un moretón prominente en su rostro, me preocupe demasiado, pero no podía hacer nada, tomo las flores y una sonrisa real se reflejo en ella, sus ojos reflejaban cascadas de angustia y soledad, siendo iluminadas por unas simples flores, lo cual me tuvo idea de hacerlo más veces, entre rápido a su casa, entro a su habitación, no pude ver más, las cortinas estaban cerrada, prendió la luz, dejo las flores en su cama, para solo ver una figura grande, supuse era su padre, no podía oír que decían, estaba del otro lado de la calle, apagaron las luces y el silencio se presentó, ya no supe que hacer, así que me aleje y me dirige a mi casa, entro a mi cuarto y busco m ropa para arreglarme, pero no dejaba de pensar, el porqué de sus moretones, cosa que empeoraba.

Diamante de cristal y Estrella blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora