Parte 5

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-Buenas noches, aquí tiene la carta. _Les dejo la carta en la mesa.

-Pero que pequeño es el mundo muñeca, mira donde te vengo a encontrar. _Me quedo muda un momento y me fijo en que es el mismo muchacho de ayer, el tal Rodrigo y a su lado está mi salvador que le pidió que me dejara ir.

-Rodrigo no empieces. _Le dice a su compañero

-Venga Max no seas aguafiestas, solo la estoy saludando. _Ya sé que ese dios griego se llama Max, un hermoso nombre.

-Permiso, cuando deseen que van a ordenar me pueden llamar. _Me voy los más rápido que puedo.

Me voy a la barra y me doy cuenta que alguien me mira, pero no le pongo mucha atención a eso. Ahora que estoy lejos me doy el lujo de poder mirar bien y analizar a los otros que están con Max y Rodrigo. Todos son altos, tal parece que son jugadores de baloncesto, el de la derecha es rubio, tiene los ojos azules y una bella sonrisa. El que le sigue también es rubio, pero este tiene los ojos verdes claros y es el más bajito de todos. Al lado de Max está un pelirrojo muy mono y me fijo bien y tiene varias pecas en su cara, igual se ve muy lindo. Y, por último, pero no menos importante era el que estaba al lado de Rodrigo, su pelo era negro como la noche, tenía un piercing en el labio que lo hacía ver como un chico malo. Después de varios minutos me llaman para que tomara su pedido.

- ¿Qué desean ordenar? _Pregunto lo más amable que puedo.

-Puedes traernos seis hamburguesas con doble queso, papas y cervezas. _Quien habla es Max y lo hace muy amable, digamos que es más agradable que Rodrigo.

-Si, en un momento les traigo su pedido. _Me volteo, pero no logro dar un paso cuando escucho el comentario que le hace Rodrigo al pelinegro que tiene al lado.

-Menudo culazo que tiene la muñeca. _Cuento hasta cien porque no puedo montar un escándalo por su comentario, lo menos que quiero es perder mi trabajo a solo dos días.

Voy hasta la cocina y llevo la hoja con el pedido de la mesa ocho, que es donde se encuentran sentados ellos. Las hamburguesas no se demoran más de 20 minutos en estar listas, así que cojo la bandeja y las coloco junto con las papas fritas y las cervezas, tengo que volverme una maga para llevar todo eso en una sola bandeja y dar un solo viaje hasta la mesa. Se demoran más de lo que espero y cuando miro el reloj ya son las 9:30 de la noche, le llevo la cuenta, pagan y se van. Me toca recoger las cosas y salgo lo más rápido que puedo para la parada. Llevo más de treinta minutos y no pasa nada, ya la noche está muy callada y me da miedo estar sola aquí. Estoy mirando mi teléfono cuando una moto se detiene delante de mí, sobresaltada miro y me encuentro con los ojos de Max.

-Vamos te llevo.

-No gracias, te preocupes ya debe de estar al pasar un autobús.

-Venga no seas tímida, sé que llevas un buen rato ahí y no pasa nada, además, puedes estar tranquila que no te voy a hacer nada.

-Sabes que esa última frase es muy usada en asesinos seriales. _No me queda más que reírme de mi propia broma y para mi sorpresa él se está riendo también_. Pero voy a confiar en ti porque ya está haciendo algo de frío.

Me acerco a él para tomar el casco que me ofrece y para mi sorpresa también me da su chaqueta.

- ¿Estas lista? _Me pregunta y yo asiento.

El camino fue demasiado rápido, tuve que abrazar a Max en varias ocasiones y cuando menos lo espere ya estaba en la puerta de mi casa.

-Oye muchas gracias por el aventón.

-No hay de que, nos vemos.

Y así sin más se va, entro a la casa y voy directo a mi cama, apago la alarma porque mañana no tengo trabajo y me fijo que son las once de la noche ya.

Cicatrices Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora