Estaba esperando a que Jasper termina de pedir la orden a la camarera que estaba literalmente babeando mientras él le decía lo que íbamos a tomar.
—(...) y una malteada de chocolate para la señorita—dijo y sin más la camarera se fue rápidamente
Se acomodó en la silla y me miró pensando en que decir, durante un rato se mantuvo callado hasta que habló
—¿Por qué?—espera una respuesta—Simplemente ¿por qué?
Tragué en seco y no dije nada, él tubo paciencia a mi respuesta sin apresurarme
Hasta que decidí sacarlo de la duda.
—Eres perfecto—limité a decir—Eres demasiado perfecto, yo no necesito a personas que hagan el bien a mi lado,necesito alguien que me corrompa más de lo que estoy , alguien con quién pueda hacer lo que está mal sin que me diga nada, no quiero alguien que intente cambiarme, solo quiero estar sola.
—¿Por qué no me dijiste todo eso antes de aceptar la propuesta de matrimonio?—su expresión se endureció—¿Por qué llegaste hasta el altar y me viste la cara de un idiota enamorado de la persona que más mal me iba hacer?—una pequeña lágrima brotó de su ojo, y se la limpió con rapidez
—Por que en ese entonces si me quería casar contigo—admití—Pero después se me quitaron las ganas y ya, y pues si tanto te molesta buscate otra, tienes la cara y el cuerpo y dinero que es lo principal—me encogí de hombros restándole importancia
Suspiró con fuerza por la nariz y golpeó la mesa tan fuerte que iso que me sobresaltara y que llamara la atención de las personas que estaba ahí
—¿Solo eso?—moderó su tono para que pareciera relajado
—¿Quieres algo más?—fui sarcastica y le regalé una sonrisa burlona
Lo que iso que me mirara como si estuviera loca.
Se levantó de la mesa y salió de la cafetería, vi que se subió a su auto y se fue.
—Aquí tiene su malteada de chocolate y la de manzana para... ¿y en señor que estaba con usted?—pregunta curiosa la camarera
—Acércate—le dije y se acercó hasta que mis labios quedaron cerca de su oído—Vuelves a mirar así a ese hombre y vas amanecer tres metros bajo tierra—la amenacé con una sonrisa fingida
La camarera se fue un poco asustada. Dejé el dinero de las malteadas en la mesa y me llevé la mia.
Por que si hay algo que yo lo dejó es el chocolate.
Salí y cogí un taxi que me llevara al aeropuerto. Miraba por la ventana el hermoso paisaje de Stambull, sus bellos parques y lugares donde las personas se reunían a tomar té.
Me dejó en el areopuerto y tomé el primer vuelo hacia Washigton
Después de esperar tres horas tuve que subir en el avión en primera clase e ise lo único que todo ser humano puede hacer, dormir,
Y dormí sin ningún pesar.
Vamos, que a mí eso de que él llorara no me movió ni una sola lágrima de arrepentimiento, ya me superará.
Ahora lo importante
Se preguntarán quien es "ella", pues ella aunque no lo paresca es mi mejor amiga y mi peor enemiga , de eso se tuvieron que dar cuenta.
Bueno, nuestra historia comenzó a los cinco años de vida de las dos en un pueblito de Colombia.
Mis padres me obligaron a ir a un convento por mi mala conducta, ahí obvio las hermanas no eran como todos decían, ellas eran malas y nos obligaban a hacer cosas horribles, si hacías algo mal te enviaban a la sala de castigo donde ninguna de las que entró salió igual.
Ahí la conocí, una niña de mi edad que compartíamos lo mismo, su nombre era Aprile Ivánovich, a ella también la obligaron a ir al convento por su conducta y sus padres temieron que fuera una psicópata
Nunca fuimos a la sala de castigo porque nunca nos atrapaban cuando hacíamos algo mal, y hacíamos cosas malas hasta por gusto. Éramos inseparables, hacíamos todo juntas .
Una vez le hechamos salsa picante a la sopa de las hermanas y ellas nunca supieron quién fue asi que le hecharon la culpa a la cocinera que hasta fue despedida.
Y así pasaron cinco años después y éramos prácticamente hermanas, ya estábamos un poco más madura pero aún con la inocencia de una niña , íbamos a todos los cultos religiosos que hacían y le servíamos al Señor como nos enseñaron, fuimos las más inteligentes en todas las clases y nos sabíamos la Biblia de punta a punta pero aún así no sabíamos que significaba cada cosa, porque en el convento te decían algo y cuando los Testigos de Jehová nos visitaban nos decían otra cosa.
Un día cualquiera en el convento llegó una niña de siete años,con su cabello rubio como el sol ,sus ojos azules y piel bronceada,su nombre era Rosé,y no le fue bien relacionarse, pero nosotras si nos hicimos sus amigas y así comenzó, se unió otra más al grupo de dos, y ahora éramos tres.
Nos contó que sus padres habían sufrido un accidente y perdieron la vida, que se había quedado sola y por eso la metieron en el convento, y comenzamos a sentir lástima por ella, nos llegó hasta nuestros fríos y duros corazones y nos lo ablandó, la defendíamos de todas las niñas malcriadas que la molestaban y la tratabamos como si fuera nuestra hermanita menor.
Todo se volvía color de rosa hasta que ella se atrevió a hacer una travesura sola y la atraparon, le rogamos de rodillas a las hermanas para que no la llevaran a la sala de castigo, que solo había sido un error, pero eso a ellas no les importa.
Se la llevaron y al volver era totalmente diferente, parecía que la habían clonado pero un clon más frío y dolido
Le preguntamos qué le hicieron pero estaba ida, no respondía ni movía un estímulo ante nuestras palabras.
Ante tanta presión después de mucho tiempo habló, y nos dijo la cosa más horrible que puedes escuchar.
—«Fui abusada»—dijo con las lágrimas corriendo por sus mejillas
Nos quedamos en shock ante sus palabras y nos dijo que fue el Padre quién le había hecho tanto daño
Yo y Aprile estabamos debastadas, esa parte maligna de nosotras que había estado oculta solo para ver sonreír a nuestra niñita , salió a la luz, no pensábamos con claridad, ni siquiera estoy segura de si pensábamos en algo o solo nos quedamos en blanco.
Y fue cuando la miré y supe que pensaba lo mismo que yo.
Había que acabar con lo que hizo daño
Planeamos un plan para exponer al Padre y que lo metan a la cárcel por violación de menores.
Pero salió peor de como lo habíamos pensado , los déjalos llevar por la ira y cegadas lo matamos. Para cuando estamos en si ya estaba tirado en el suelo sobre un charco de sangre espesa y unos agujeros en su ropa.
Miré mis manos y yo era la que sostenía el cuchillo lleno de sangre, Aprile solo de quedó de pie al lado del cuerpo. Noté en su mirada un brillo de satisfacción que no había visto nunca.
Yo estaba shock, ni siquiera podía creer que yo había hecho eso.
No se cómo, no me acordaba de nada . Solo sabía que maté a una persona, fuera lo que fuera, nadie se merece la muerte.
Las hermanas del convento nos encontraron en la habitación del padre y pensaron lo que quisieron.
Cuando se los contaron a nuestros padres, quedaron transtornados. Mi madre ni siquiera me miraba y mi padre ni se inmutó a preguntarme que fue lo que pasó.
Eso me consumió de un odio incontrolable hacia ellos, lo único que hacían era culparme de todo lo malo que había pasado en su vida.
No me quisieron escuchar cuando les conté porque lo habíamos hecho.
Al final acordaron llevarme con un doctor para un tratamiento porque supuestamente estaba "enferma mental" Una loca por así decirlo.
Un tipo de lugar para tratar a niños con problemas mentales era lo que me esperaba. No supe a donde de llevaron a Aprile porque cuando fui s la habitación a recoger mis cosas ella no estaba.
Ví a Rose sentada al lado de la pared con la cabeza apoyada en las piernas.
Vió como me iba, antes de cerrar la puerta le dí un abrazo y le dije que todo estaría bien, que haría todo lo posible para sacarla de ahí y que las tres volveríamos a estar juntas.
Salí y me llevaron a ese horrible lugar donde me sometieron a todo tipo de pruebas , me hicieron tomar muchas pastillas que me drogaban y me mantenían somnolienta todo el día y en la noche volvían a hacerme más pruebas.
No tenía esperanza de salir de ese lugar, mis padres nunca me visitaron y poco tiempo después me enteré de que iba a tener una hermanita.
Después de tres largos años en una noche la ví, era Aprile, se había colado en el manicomio y no se de que manera entró sin que los guardias la vieran.
Me dió tanta alegría verla, era como una luz en la oscuridad que me venía a rescatar de este horrible mundo.
Salimos escabullidas por la salida que logró encontrar ella y nos escapamos, fuimos a por nuestra tercera integrante, a por Rose.
Cuando llegamos al convento, al estar tan cambiadas por la pubertad no nos reconocieron, y creo que la que nos atendió era una hermana nueva.
Le preguntamos hacerca de Rose y nos mandó al Distrito de Herbert
Ahí se encontraba Rose, tres metros bajo tierra, con una lápida con su nombre «Rose Bowl»
Muerta, estaba muerta.
Llegamos tarde...
Jamás volvimos a ser las mismas, nos convertimos en lo que todo el mundo pensaba, por lo menos ahora si les daríamos de que tener miedo.
Huímos del país con el dinero de la familia de Aprile, Llegamos a los Estados Unidos y un Imperio de mafiosos nos secuestraron y nos obligaron a trabajar para ellos.
No teníamos a donde ir y no nos quejamos de ningún trabajo que nos pusieron, hasta que pasamos de ser simples esclavas a ser las que dirigíamos las tropas más poderosas del país. Éramos las preferidas del jefe y nos consideraba como las hijas que nunca tuvo.
A los dieciocho años de edad ya éramos las criminales más buscadas en todo el mundo, pero nadie tenía pruebas contra nosotras para atraparnos
Aprile era más fuerte de mente, ideaba cada plan que salía al pie de la letra, sin ningún fallo, su mente era totalmente poderosa y te podía manipular solo con su sonrisa.
Yo era más de pelear, más fuerte físicamente pero no tenía un cuerpo robusto, incluso parecía una dama delgada pero una loba dizfrasada de oveja, una arpía que conseguía todo solo con la mirada.