💸 30. LA MEJOR EMBAJADORA 💸

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TRAVIS

Mi cuerpo se va espabilando y lo primero que siento es frío. Utilizo el tacto de mi mano para pasarlo por la sábana y noto que está lisa y sin indicios de que nadie haya estado tumbado en estos últimos minutos.

Abro los ojos y pienso que estoy en lo cierto al no ver a Irina a mi lado. Lo último que recuerdo es haberme dormido con ella entre mis brazos, pero ahora parece que todo ha sido un sueño. O simplemente no ha querido seguir en la línea y despertarse conmigo.

Me pongo una camisa limpia sin abotonar y unos pantalones chinos. Al llegar al salón, veo a Lucas sumamente concentrado en las noticias de la televisión. Me pregunto que hora es para que ya esté el telediario.

Enciendo mi móvil y me sorprendo a ver que es la hora de comer. Tengo varias llamadas perdidas de Leo, que estará en el hotel subiéndose por las paredes. Le mando un mensaje diciendo que está todo bien y sigo con mi objetivo de buscar a Irina.

– No está – dice desde el sofá.

– ¿Dónde está? - pregunto saliendo de la cocina.

– Trabajando.

– ¿Cuando vuelve?

– Tarde. Me ha dado un recado para ti.

Le baja voz a la tele y me quedo a la espera de que me diga algo.

– Quiere que hables con tus socios lo antes posible. También dice que Ivan está disponible para ti para llevarte al aeropuerto cuanto antes. Y... creo que no se me olvida nada. Ah, sí – señala las escaleras – Hay toallas limpias por si quieres darte una ducha antes de irte.

Enarco una ceja como toda respuesta. ¿Me quiere echar después de la noche que hemos pasado? Y eso no es lo peor, sino que manda a Lucas a hacerlo por ella. Ni en broma me voy sin antes verla. Si quiere que me vaya, quiero escucharlo de su boca.

Como se supone que viene tarde, me tomo mi tiempo duchándome y haciéndome algo de comer de la comida que encuentro en su nevera. No soy ningún chef, así que me hago un sándwich simple. Lucas no me quita la mirada de reojo de encima, pero lo ignoro. A él no tengo que darle explicaciones de nada.

Estoy terminando de comer en el sofá cuando la puerta de la entrada se abre. Conque venía tarde. Aniquilo a Lucas con la mirada y se encoge de hombros sin mediar palabra.

Irina entra con una sonrisa en la cara pero cuando me ve aplastado en su sofá, cambia radicalmente y su rostro se vuelve frío y nervioso.

– Te dije que no iba a ser fácil – le habla Lucas – Ni con agua caliente.

– Cuatro míseras palabras no me van a hacer cambiar de opinión – me levanto y la miro - ¿Vienes? Tenemos que hablar.

Me sigue con pocas ganas hasta llegar a su habitación.

– ¿Por qué? - me giro hacia ella cuando cierra la puerta - ¿Por qué quieres que me vaya?

– Porque ya has cumplido tu objetivo aquí.

– Mi objetivo – murmuro con una ceja enarcada.

– Cenar con tus socios. Ya no hay nada que hacer aquí, puedes volver a París.

– Eso tendré que decidirlo yo.

Aprieta los dientes y se cruza de brazos.

– Dijiste que me ibas a dejar en paz. Creí que hablabas de verdad.

– Lo hacía. Pero tú cambiaste el rumbo.

– ¿Yo? - se señala sorprendida.

– Tu viniste a por mi. Me pediste que no me fuera. ¿Tengo que recordártelo?

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– Cambió el rumbo en ese momento – admite ruborizada – Pero no lo cambia ahora. Follamos, como hemos hecho muchas veces y nada más. ¿O es que ese polvo cambia algo de nuestra historia?

Ahora soy yo quien aprieta los dientes. Por una vez pensé que cambiaba algo, pero parece que ella no lo ve de la misma manera. Y no voy a ser yo quien se rebaje. No soporto una humillación más. No después de lo que viví al verla follar en mis narices con Adrien.

– No cambia nada de nuestra historia.

– Entonces – señala la maleta – Sabes donde está la puerta.

– ¿Quieres que me vaya? - me acerco.

– Si – traga duro.

– Quiero oírlo de tu boca. Échame y me iré.

– Quiero que te vayas – su voz suena ahogada y su mirada se mantiene firme sobre la mía – Si hay algo de lo que tengamos que hablar, lo haremos en París.

– Genial – cierro mi maleta y la dejo sobre el suelo – No costaba nada, ¿verdad?

Evita mirarme a toda costa y lo agradezco. A mi tampoco me viene bien observarla de más ahora si mi próximo objetivo es salir de esta ciudad en estas circunstancias. Tampoco me despido de Leo al bajar.

Me monto directamente en el coche de Iván que ha venido a recogerme – seguramente a petición de Lucas al verme despierto – y me llevo el móvil a la oreja para avisar a Leo y preparar el avión para poner rumbo.

Yo jamás me quedaré en un lugar que no se me quiere. No cuando por fin soy consciente de todo lo que me provoca.

– Me manda recuerdos tu hermano – me dice Leo una vez que estamos sentados a la espera de despegar.

– ¿Dónde lo has visto?

– Paseando por las calles cerca de mi hotel. Iba con esa chica de nuevo.

– Siempre que Irina esté aquí, ellos también estarán.

– Dice que tiene pendiente una quedada contigo para presentarte a su novia.

– Ya la conozco – hago una mueca rara al pensar los años que le saca.

– No de forma oficial.

Me encojo de hombros y fijo mi vista en la ventana. Me importa más bien poco conocerla profundamente. No es que tenga muy buena relación con los amigos de Irina. No creo que cambie porque una de ellas sea la novia de mi hermano. Pero si él quiere, aceptaré la invitación que quiera ofrecerme.

– Parece que algo no va bien – me mira Leo.

– No – me levanto y voy hacia la cabina de pilotaje - ¿Por qué no arrancamos de una vez?

– Está habiendo problemas con el motor, señor – me responde uno de mis pilotos – Parece ser que una pieza no está haciendo su función...

– No me jodas – me paso la mano por la cara.

– Lo mejor será que esperemos un par de horas. No podemos arriesgarnos a volar así.

– Un par de horas no se tarda en arreglar una avería de esa magnitud – gruño.

– También tenemos la opción de pedir un avión de sustitución. No tardará más de...

– Déjalo – lo corto – Quiero mi jet arreglado lo antes posible.

Me bajo y recojo mi maleta junto a Leo.

– ¿Y ahora qué?

– Tú vuelves al hotel y yo a casa de Irina.

180 DÍAS PARA RECONQUISTARTE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora