Venus huye de su pasado en España y busca un nuevo comienzo con su hermano en Londres. Allí, enfrenta juegos de atracción y negación con alguien. Pero justo cuando esta dispuesta a darle una oportunidad al amor, su pasado regresa, revelando secretos...
La chica simplemente me saludó y desapareció, pero la sensación de no estar solo aun seguía ahí en mi interior; sabía que no me encontraba completamente sola. Intenté distraerme usando mi celular, pero sentí como una mano se posaba en mi hombro. Me gire mientras gritaba y lancé un puño al aire con los ojos cerrados.
— ¡Mierda! mi nariz — Un momento, esa voz yo la conozco.
Mierda, Adam.
Abrí mis ojos y vi a Adam sosteniendo su nariz con una mueca de dolor en su rostro. No pensé que supiera dar un buen puñetazo, lastima que Adam haya sido la víctima.
— Lo siento, ¿estás bien? — Me acerqué con la intención de ver que tan grande fue el golpe.
Quita las manos de su rostro y mierda...no está sangrando, pero sí morada e hinchada, no parecía rota, pero como no soy doctora, mejor no opino.
— Estoy bien, ¿tú estás bien? — preguntó acercándose para abrazarme por la cintura.
— Si solo... — Apoyé mi cabeza en su pecho y siento como su corazón late desbocado.
¿Es por mi?
Pues claro tonta, ¿por quién más sería?
No lo sé, Pancracia.
Y tú que decías que jamás caerías por él, y mira ahora, buscando consuelo en sus brazos. Es mi momento de decir, ¡Te lo dije!
¿Sabes que? Cállate, que igual está a prueba.
Claro, Venus, como digas.
— ¿Solo?
— Estaba asustada, vi una chica a lo lejos sonriendo de manera extraña, me saludó y luego simplemente desapareció, por eso el golpe. — Sentí que mi voz temblaba.
Jesucristo llorón.
Esta no soy yo, porque la Venus que conozco no llora, huye del romance y no confía en nadie. Pero tampoco quería seguir huyendo, porque en la vida cada experiencia es una enseñanza, tal vez es momento de dejar parte del pasado atrás y comenzar a vivir de nuevo.
— No te preocupes pequeña Venus, mientras esté contigo nada te pasará — Deja un beso en mi frente, creo que estos se volverán mis favoritos.
Espero y no rompas mi corazón Adam, porque estoy confiando en ti.
— ¿Qué te parece si antes de ir a casa, vamos a otro lugar? — Se separa un poco de mi cuerpo para poder verme a los ojos — Puede ser cualquiera, lo dejó completamente en tus manos, ¿qué dices?.
— Me encantaría — Me pongo de puntillas para dejar un beso en su mejilla.
Sonrío y tomando mi mano nos dirigimos al auto. Aún tenía esa sensación de que alguien nos observaba, pero al mirar a mi alrededor no logré ver a nadie, solo árboles, ni siquiera Caua volvió, se fue y me dejó ahí a mi suerte. Ahora entiendo porque las chicas no confían en él.
Agradezco a lo que sea que mueve nuestras vidas el haber puesto a Adam en mi camino esta mañana para una cita, porque si no hubiera pasado, estoy segura de que nada entre nosotros hubiera cambiado y eso es algo que no quiero averiguar.
Llegamos al auto y Adam me acorraló contra la puerta del pasajero.
— No puedo creer que me hayas dado un beso en la mejilla cuando ya antes nos hemos besado.
— Lo siento, señor, pero es algo que te debes de ganar. — Hizo un mohín con los labios — Vamos, dijiste que iríamos a donde quisiera y ya tengo el lugar perfecto.
— Está bien, señorita multicolor — Se acercó a mi oreja y podía sentir su respiración — Vuelve a decirme señor y verás las consecuencias.
Mordió el lóbulo de mi oreja y se alejó dirigiéndose al lado del conductor. Me quedé ahí con la respiración entrecortada y sin entender qué estaba pasando, no logro comprender como del miedo pase a la lujuria en un segundo.
Ese es el efecto Adam, querida Venus.
Dejando mis vacilaciones atrás, abrí la puerta y entré al auto encontrándome a Adam eligiendo qué música poner. Estaba tan concentrado en lo suyo que no sintió cuando cerré la puerta. Verlo era un completo espectáculo, ver como sus cejas fruncidas, su labio inferior entre sus dientes mientras pensaba y sus manos grandes que encajaban con las mías.
Al terminar volteo a verme y me dedicó una de esas sonrisas suyas que te hacen suspirar, pero también te baja las bragas.
Que hombre, Dios mío.
— Entonces, ¿a dónde nos dirigimos, mi chica multicolor?
— ¿Mi chica? ¿Desde cuando soy tú chica? Porque no recuerda que me hayas pedido ser tu novia.
— ¿De verdad Venus? — En sus ojos podía ver la indignación — Sé que no le he hecho, pero pensé que por lo menos estábamos saliendo, después de nuestra cita, que me llamaras asustada para que viniera y todos esos pequeños momentos que hemos compartido desde que llegaste.
— Adam...— Suspiré — Hay muchas razones por las que no confío fácilmente en las personas...
Narra Adam.
Mierda, tengo que contarle todo antes de que se entere por alguien más, pero si lo hago me odiará, pero ¿y si lo entiende? supongo que no sabré la respuesta a esa pregunta hasta que lo haga.
Pero no puedes hacerlo hoy, recuerda que alguien acaba de asustarla y Caua la trajo a este lugar con un propósito.
Tienes razón, conciencia, tendré que investigar más a fondo.
— Y aun no estoy lista para hablar sobre eso, pero algo que he aprendido al estar aqui, es que no podemos dejar que nuestro pasado manche nuestro futuro y cada persona tiene su tiempo de sanar, aun no estoy cerca de eso y tal vez nunca olvide todo lo que paso, pero no quiero vivir estancada en algo que lastimosamente tuve que vivir. Así que, te voy a dar el beneficio de la duda y conste que estás en etapa de prueba — Me señala con acusatoriamente.
— Esta bien, preciosa Venus — Me acerqué tanto como el auto lo permitía y puse una mano en su pierna — No puedo decirte que nunca me equivocaré, pero te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz. — Vi como sus ojos se iluminaban y sentí que podía hacer esto — Ahora multicolor, vamos a ese lugar.
Tal vez el destino nos está dando otra oportunidad para ser felices.
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