Unfaithful -Pedri González

20. A través del espejo.

📍Barcelona, España.
13/08/2022

Pedri's pov.

Una semana. Una maldita semana lleva ignorándome. Y lo peor es que sé que me lo merezco.

Ignorar su mensaje, comenzar a mostrarme con Renata y después dedicarle un gol. ¿En qué mierda estaba pensando, por Dios?

Miro mi teléfono nuevamente y nada. Sigue sin siquiera mirar el maldito mensaje que le mandé.
"¿Sabes que fue para ti, verdad?".

Ni un maldito visto. NADA. Y eso me tiene completamente frustrado. Quiero que me diga algo, que me diga que si vio el maldito partido, que vio que le dediqué un puto gol.

Lo peor es que Renata me quiso reclamar y yo todo estúpido le dije que había sido para una prima mía. No, pero yo creo que lo peor, fue que me lo creyó.
Se preguntarán ¿quién carajo es Renata? y ¿de dónde salió? Bueno, la historia la verdad es que es muy corta.

La he conocido en una fiesta hace ya varios meses, de hecho, antes de conocer a Lucia. Hemos compartido un par de besos y ya, ella quería una cita, yo le dije que la llamaría, y no la llamé, sino hasta ese día que nos vieron en su auto.

La verdad es que, es claro que aproveché la situación de que nos habían visto, para poner un poco celosa a Lu.

Quería que sintiera lo que yo siento al verla con Lando, pero claro que me salió mal. Porque ahora no quiere ni contestarme los malditos mensajes, ni las llamadas.

Y sé que ahora está en un viaje con sus amigos y su novio, pero eso me ha importado muy poco y he tratado de llamarla.

Claramente no atiende, y me veo como un maldito desesperado llamándola cada día.

—¡Pedri! —Un grito de Pablo me saca de mis pensamientos.

—Perdón, ¿qué pasa? —pregunto dejando mi celular a un lado.

—Te preguntaba ¿si vendrías con nosotros? —yo me quedo sin entender nada y Pablo rueda los ojos—. ¿Desde hace cuánto no estás escuchando?

—Lo siento, es que estaba leyendo algo en el celular y me distraje —me rasco la nuca.

—Les decía que le he contado a Lucia que tenemos estos días de descanso, y me ha dicho que vayamos a Mallorca.

Creo que jamás en mi vida hablé tan rápido como en este momento.

—¡Sí! —interrumpí a Pablo—. Digo, sí, nos vendría bien un descanso.

Pablo y mi hermano me miran un poco extrañados por mi comportamiento, pero asienten.

—Debemos irnos mañana muy temprano, para poder aprovechar todo el día ahí, y regresar el martes por la noche para que puedan descansar para su entrenamiento del miércoles —dice Fer.