Capítulo 3

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Intenté no juntarme mucho con Ana, sabía que era egoísta y de una niñata, pero odiaba todo lo que ella representaba, la inminente subasta.

Algo dentro de mí, esperaba que Zaira se lo hubiera inventado todo, pero sabía que ese era un deseo que no iba a hacerse realidad.

Pero a la semana de llegar Ana, el día de la subasta llegó. Los amarillos entraron en la habitación y por costumbre nos acurrucamos entre nosotras, pero ese día era muy diferente al resto.

Los seres hablaban entre ellos en un idioma que no conseguí traducir mientras nos señalaban y miraban algo en unas pantallas. Dos seres más entraron en la habitación.

Sophie, Elora y Emma se fueron a la vez, entre gritos y llantos, se las llevaron, y no pude hacer nada. Me acurruqué con Ana en una esquina, empecé a susurrar sus nombres, añadiéndolas a mi lista de rezos. Pero nunca podría olvidar sus caras y gritos de terror.

Ana me tapó la boca con su mano cuando un amarillo se giró hacia nosotras. Tuve un pequeño impulso de morderle la mano.

El amarillo que se giró hizo un movimiento con la cabeza y salió de la habitación, dejándonos solas, a la espera de ser vendidas.

No paso mucho tiempo, puede que media hora, hasta que vimos aparecer a tres amarillos en la habitación.

Una rabia me inundó cuando los amarillos cogieron a Ana, es cierto, odiaba lo que ella significa, pero no quería perder a ninguna chica más.

Y por primera vez en mucho tiempo, luché. Hombre que si empecé a luchar.

Intenté librarme de los amarillos que iban agarrándome con más fuerza a medida que avanzábamos, pero yo gritaba todos los insultos en coreano que me sabia mientras les arañaba e intentar morderlos.

Ana no se giró a verme.

—Esperad —una voz detuvo a los amarillos, intenté soltarme intentando aprovechar que estábamos quietos, pero fue inútil. El amarillo, auqnue no me agarraba para hacerme daño, era mucho más fuerte que yo y me tenía firmemente sujeta.

El ser que había hablado era uno de los lagartos, pero tenía un collar, como si fuera un pase. Tenía escrito una ¿letra? ¿palabra? Me recordaba a un kanji japones, pero no era japones, estaba segura, lo había estudiado en la secundaria.

—Quiero a esa fiera —habló en un idioma que yo podía entender —. Seguro que el príncipe adora a esta rebelde.

¿Fiera? ¿Príncipe? ¿Quedarme con el príncipe de los lagartos? Ni de coña.

—Estará en la subasta como todas.

—La corona pagará el doble de lo que cuesten todas las chicas de su grupo juntas —eso pareció interesar al amarillo, mientras yo seguía moviéndome cual gusano —. Si todas juntan 2.300.000 lin, yo pagaré 4.600.000 lin.

El amarillo no contestó.

—Y por las molestias, redondearé el número siempre al por mayor.

El amarillo se le quedó mirando unos segundos.

—Aceptamos —me tiró contra el lagarto que al agarrarme me clavo las garras en mi brazo. La sangre empezó a correr manchando el piso.

El lagarto me llevaba con mucha más brusco y fuerte que el amarillo, me sentía como si fuera una hormiga, lo sabía, no tenía posibilidades.

Un camino de gotas de sangre inundaba el pasillo, mi sangre, mi esencia vital. Esa era la prueba de mi mucha, la única prueba.

Aún en total desventaja física, intenté liberarme con las fuerzas que me quedaban, pero fue inútil, totalmente inútil.

Caminamos un buen rato hasta que me tiró dentro de una habitación cuadrada, creo que dentro de una nave. La herida de mi brazo ya no sangraba tanto.

Escuché la puerta cerrándose detrás de mi con llave. No había ventanas, ni baño, pero el lugar tenía una cama, una cama de verdad, era lo único que tenía.

No pude dormir.

Símbolo del collar:

Símbolo del collar:

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Sea Spell (Saga AIR) [Primer Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora