Adaptación a la civilización

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Tímidos. Así eran Loki y sus hijos cuando llegaron a Asgaard. En el momento de entrar en la ciudad por primera vez, estaban asustados. Sabían que en Asgaard no eran bienvenidos, pero en Jotunheim les perseguían por un supuesto delito que no habían cometido. Hela iba agarrada a los hombros de su padre, mirando al suelo para evitar contacto visual con los habitantes de la ciudad. Fenrir, aún de tamaño pequeño aunque midiendo ya casi dos metros, iba pegado a su hermana y Jormungardr se escondía entre ambos, teniendo la cabeza lo más cerca de su padre posible. Loki tenía la mirada pegada al frente, sabiendo que tenían los ojos de la gente en ellos, evitando mirar a nadie y procurando alcanzar su objetivo lo más rápido posible al mismo tiempo que protegía a sus niños.

Ya bajo la protección de Asgaard, los pequeños apenas salían de la habitación de palacio en la que les dejaban estar después de descubrir que dormían fuera de la ciudad porque nadie quería tenerlos cerca. Cada vez que alguien llamaba, Hela abría tímidamente la puerta muy poco, sólo para ver quién era. Si era su padre, se relajaba y le dejaba entrar. Si era alguien más, simplemente se mantenía detrás de la puerta para que no la vieran y preparada por si debía cerrarla de golpe. Fenrir y Jormungardr se mantenían ocultos de las miradas de todo el mundo.

Mientras sus pequeños se ocultaban, el resto de Asgaard creía que Loki era un tacaño y un tiquismiquis. Le habían concedido un terreno en el que podía construir una casa para él y sus hijos, y la búsqueda de materiales era un verdadero problema para él. La madera nunca le parecía lo suficientemente buena, ni lo suficientemente barata. Llegaba a regatearles incluso por debajo de lo que ellos consideraban el precio de coste, y al final ni siquiera se la quedaba porque era "de una calidad inferior".

Hubo uno de esos vendedores que, intentando recuperar lo perdido en el regateo, le dijo que le traería la madera desde Jotunheim si tanto la quería, pero que habría un coste adicional por transporte y peligrosidad. Viendo Loki que ese hombre intentaba aprovecharse de su estatus de refugiado para su beneficio, aceptó bajo la condición de que contactaría él con aquellos que iban a traer la madera. El hombre rió por dentro al aceptar esa condición, creyendo que le había engañado y sabiendo que nadie en Asgaard le ayudaría. Pero la sorpresa fue suya cuando conoció a los transportistas.

Loki había contactado con su hermana mayor, a la cuál podía verse deambular por las afueras de Asgaard de vez en cuando, para que lo ayudara. Se trataba de una loba de gran tamaño e imponentes cuernos, nativa de Jotunheim. Ella y sus hijos y nietos se encargaron de casi todo el trabajo en la tierra del hielo. El hombre terminó rechazando el pago después de ver como esas bestias arrancaban los árboles de cuajo y se los llevaban a rastras hasta Asgaard, allí dónde Loki les había dicho. Ni siquiera él o sus hombres tuvieron que trabajar, y tampoco fueron capaces de ello debido al estado de shock al ver a semejantes animales.

Otros que veían a Loki como un tiquismiquis eran los constructores a los que Odín había pedido que le ayudaran con la casa. Tenía unas manías muy concretas, ya que quería puertas y techos de más de cinco metros a pesar de que él era un canijo. Terminó peleándose con todos y cada uno de ellos, construyendo él solo su casa. O eso creyeron en Asgaard hasta que vieron a Hela, Fenrir y Jormungardr ayudarle. Todo el mundo se acercaba a cotillear, incluso el propio Odín, y muchos se alejaban si veían que Hela les miraba. Existía un rumor de que ella podía robarte el alma con la mirada, y que por eso había mantenido la cabeza baja hasta ese momento. La verdad detrás de ello era que empezaba a estar más cómoda y confiada entre otros humanos. Los únicos a los que había conocido hasta ese momento eran su padre y su madre.

En el preciso instante en el que tuvieron la primera habitación techada, se quedaron ahí. Daba igual el resto, necesitaban un poco de seguridad y los bosques de Jotunheim siempre se la habían proporcionado. Dormían los cuatro juntos, como siempre habían hecho, ya que era lo único que les hacía sentir verdaderamente seguros sin importar dónde estuvieran. Y durante un tiempo, cierto grupo de lobos de Jotunheim rondó Asgaard, hasta que Loki se casó con una mujer a la que Odín eligió, creyendo que ya todo había terminado.

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