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Pasaron los meses.

No se nada de Martín.

Creo que es hora de hablarle.

Es hora de dejarle ir.

Es hora de avanzar.

Lo extrañare todos los días pero será lo mejor, el va estar bien.

Lo quiero, y por eso lo tengo que dejar.

Pienso un momento y le escribo.

—Hola Martín.

—Hola.

—Que tal estas?

—Bien.

—Me alegro.

Hablamos durante horas.

Lo extrañaba tanto, porque muy aparte de ser el chico que quiero, es mi amigo

Y lo quiero tanto, en todos los sentidos.

Pero ya es hora de dejarlo ser feliz, justamente por que lo quiero.

Y el ya no es feliz conmigo.

El merece estar con alguien que viva cerca.

Merece a alguien que sepa quererlo.

El merece a alguien con quien salir de la mano, alguien con quien ir al cine y esas cosas.

Y yo no puedo darle eso.

Y eso es lo que mas me duele.

—Te quería decir que hable con mi hermana, y me dijo algo que es muy cierto.

—Que te dijo?

—Que capaz ahora no es nuestro momento, que si vos sos para mi y si yo soy para vos, vamos a volver a estar juntos.

—Y si.

—Y vos sabes que yo siempre te voy a querer.

—Yo también.

—Y una parte de mi corazón siempre va ser de vos.

—Una parte de mi corazón también siempre va ser de vos.

—Muy aparte de ser lo que éramos, sos mi amigo y te quiero mucho.

—Yo también.

Hablamos un rato mas y luego nos despedimos, lo raro es que ahora es una despedida de verdad y duele como la mierda.

—Chau Martín.

—Chau.

Me quede mirando mi celular, con los ojos llenos de lagrimas.

Y ahí lo supe.

Lo voy a extrañar tanto, porque se que nada va ser igual.

Solo espero que el cumpla todo lo que una vez me dijo.

Solo espero que el sea feliz

Tan cerca y Tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora