Tom RiddleGolpes.
Tres para ser exacto.Desperté desorientado, con mi cama hecha un desastre y sin Jane en ella.
¿Dónde estará?
Volvieron a sonar los mismos golpes en la puerta. Salí disparado de la misma para abrir, mientras, los nervios me carcomían por dentro mientras giraba la perilla.
—Profesor, Dumbledore. —hablé con sorpresa.
Me observaba con preocupación.
—Tom, son las 8:00 AM. Tus estudiantes esperan hace veinte minutos. —avisó.
Abrí los ojos desentendido, volteando al reloj que efectivamente marcaba las 8:00 AM.
—¡Mierda! —maldije mientras, aún con el profesor presente, me cambiaba velozmente.
Dumbledore observaba desde la puerta, estudiando mi comportamiento y habitación en una milésima de segundo.
—¿Estás bien, hijo?
Asentí, abrochando los botones de mi camisa negra.
—No te noto bien estos días, Tom.
Arrugue las cejas.
—Exageras, Albus. Sólo me quedé dormido. —aclaré, terminado de alistarme.
—Desde que te conozco, y eso es hace mas de 15 años, jamás te quedaste dormido. —aclaró.
Lo miré con dureza, tenía razón. Nunca fui alguien que se quede un minuto más en la cama. Con frecuencia despertaba antes que el reloj sonara.
—Siempre hay una primera vez para todo. —arrugue los hombros, colgándome el morral de trabajo.
—Contigo las cosas no funcionan así.
Solté todo el aire contenido en mi pecho, señalando mi estrés y él me observó con detalle.—¿Es por una chica?
Abrí los ojos con sorpresa pero intenté responder neutral.
—No.
Wow, que neutral.
—Está bien, ve a tu clase. —respondió incrédulo.
Es claro que no me cree en lo absoluto.
—Sí, Señor. —contesté, esquivándolo y corriendo hacia mi destino.
Luego de tres minutos, llegué a puesta de mi clase, donde enfrentaría a la pelinegra con la que dormí anoche. Estaba nervioso y lo detestaba, pero con un gran porte, entré al maldito salón.
—Lamento llegar tarde, clase. Tuve un pequeño imprevisto. —mis ojos se dirigieron a ella.
Su cabello negro estaba ondulado. Tenía puesto su uniforme perfectamente arreglado y limpio con su túnica de Slytherin un poco desabrochada y la bufanda verde con plata en su cuello.
Su mirada transmitía culpa.
—Libros abiertos en la página 96.—agregué sentándome en mi escritorio.
—Estamos cerca del examen del mes, tengo entendido que Slughorn les hacía una prueba los 23 de cada mes. Por lo tanto, realicen esos 17 ejercicios.
Usaremos esta clase para despejar dudas, pueden acercarse a mi escritorio si lo desean. ¿Entendido?—Sí, Professor.—afirmó la clase.
—Empiecen.
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Los ojos de la pelinegra me quemaban vivo. Sólo se separaron de mi cuando la campana sonó.
—De acuerdo, quiero todo resuelto para mañana. —hablé, terminando la clase.
—Buen día, Professor.
—Buen día, Lupin.
Saludé al chico de sonrisa tímida y me dispuse a guardar mis cosas cuando el salón se miró medio vacío.
Estaba concentrado en mis pergaminos cuando una voz suave descolocó mis sentidos.—Hola, Tom.
Sus palabras alimentaron mi cuerpo de
Dopamina, como una abeja recolectando polen. Tal fue mi satisfacción de ese saludo que solté todo el aire contenido en mi pecho.—¿Que tal, Potter?
Silencio.
No del que me gustaba llenó la habitación.—Sobre anoche. —hablamos al unísono.
—Lo siento. —añadió la pelinegra temerosa.
—Lamento intrerrumpirte, habla. —cedí la palabra.
Me observó durante unos segundos en silencio.
—Lamento no haber podido llegar anoche. Mi hermano tuvo una crisis en la madrugada y tuve que ir con el. No tenía forma de contactarte sin que se enterara y...
—¿De qué hablas?
La observé aturdido.
¿De qué diablos hablaba?—Ehm... Anoche, no pude ir a tu cuarto.
Arrugue las cejas sin quitarle los ojos de encima.
—¿No viniste?
La situación me descolocó la mente y el cuerpo. Era imposible.
Ella, yo...
Nosotros, anoche dormimos juntos.¿Acaso había imaginado todo?
¿Eran tantas las ansias que tenía de que Jane sea mía que lo había soñado todo?
—Discúlpame. —Le dije, tomando mi morral y corriendo de la situación.
—¿Está todo bien? —añadió preocupada.
—Olvide que Dumbledore necesitaba de mi ayuda en algo. Hablaremos en otra ocasión, Potter.
Sólo corrí hasta mi cuarto, dejandola ahí parada, en busca de una respuesta...
Pero
Yo más que nadie, necesitaba una.Dejé mis cosas y entré en la ducha fría.
Nunca había sentido la necesidad de recapacitar en la ducha, siempre tuve el control. No necesitaba huir.Toda mi vida enfrente mis molestias con un Avada Kedavra y volvía a mi vida sin rechistar.
—¿Qué carajo está pasándote, Imbecil?
Me hablé frente al espejo tras salir del agua.
Por Merlín.
Jane Potter...
Estas volviendome jodidamente loco.
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Professor. [Tom Riddle]
FanfictionMi vida se convirtió en un gran desastre por su culpa, cometí más errores en unos meses que en toda mi vida junta. Pero volvería a cometer todos y cada uno de ellos sólo por ÉL.