NuNew
Film me acorrala a la mañana siguiente en el trabajo, y trata de hacerme todo tipo de preguntas, sobre Zee y lo que ocurre entre nosotros.
—Le estoy ayudando a rehabilitarse, y te agradecería que mantuvieras tu bocaza cerrada al respecto.
Film se cruza de brazos y se apoya en la taquilla junto a la mía. Un mechón de pelo asoma por debajo de su brazo, y me imagino que su troll de la axila se asfixia. —Parece que hay mucho más que rehabilitación en marcha. ¿Sabe que solíamos salir? Lo entiendo, NuNew, necesitas un rebote, pero esta no es una buena manera de vengarte de mí. ¿Quién va a salir herido al final?
Me frustra muchísimo, que asuma automáticamente que me estoy enrollando con Zee, como medio para superar su idiotez. —¿Qué estás tratando de hacer aquí, Film? ¿Darme consejos sobre relaciones?
—No quiero que hagas algo de lo que acabes arrepintiéndote.
Cierro de golpe mi taquilla, deseando que sus dedos se queden atrapados en ella. Me recuerdo a mí mismo que estoy en el trabajo, que su objetivo es irritarme y conseguir una reacción. No voy a darle esa satisfacción. —Ya he hecho algo de lo que me arrepiento. Salí contigo durante un año. Creo que eso va a seguir siendo lo primero de mi lista durante un tiempo.
Film se desliza a la derecha cuando lo hago, bloqueando mi salida. Quiero darle un puñetazo en la ingle. Él levanta las manos en señal de rendición, o como si intentara acorralarme. —Mira, sé que puedes aguantar el rencor como nadie en esto, NuNew, pero ¿conoces su reputación? ¿Has visto el tipo de chicos con los que sale?
—No guardo rencor.
—Sigues enfadado conmigo por cometer un pequeño error.
—Tirarte a alguien que no era yo en mi cumpleaños no es un pequeño error.
Ignora eso y me pone su teléfono en la cara. Aparentemente ha estado ocupado acechando a Zee en las redes sociales. El hashtag #ZeePanichSighting se escribe en la barra de búsqueda. —Mira esto.
—¿Por qué estás mirando a Zee en ropa interior?
—¡No lo estoy mirando! —Film mira por encima del hombro, para asegurarse de que seguimos solos. Desgraciadamente lo estamos—. Hay toneladas de estas fotos, y muchas de ellas son recientes. Como en los últimos dos meses hay al menos media docena. ¿Realmente quieres involucrarte con un tipo como este?
Para una persona normal, lo que Film me está mostrando implicaría que Zee es un pitoloco. Pero resulta que tengo información sobre los chicos que entran y salen del apartamento de Zee, y sé que son amigos de su hermano. Incluso reconozco uno de las fotos como el más reciente amigo de Net que se quedó a dormir la semana pasada. Todas las fotos han sido tomadas en el apartamento de Zee, y la mitad de ellas están borrosas, como si hubieran sido tomadas a escondidas. En algunas Zee no parece darse cuenta de que está siendo captado por la cámara, aunque en unas pocas se muestra disimuladamente rascándose la barbilla o la sien con el dedo corazón.
Esto se explica fácilmente, pero es casi mejor que Film lo crea un imbécil. Incluso le resulta gratificante que crea que es cierto. —Realmente no es de tu incumbencia, ¿verdad?
—Bien. Lo dejaré pasar.
—Mírate, por fin lo entiendes después de todo este tiempo. —Una vez más intento rodearlo, pero me bloquea el paso.
—Espera. Todavía tenemos que reunirnos para hablar de la decoración del evento de recaudación de fondos. ¿Por qué no vienes a mi casa esta noche?
En serio. Es imposible que sea tan despistado. —Estoy ocupado.
—Puedes tomar tu maleta. Incluso te llevaré a tu casa después. Tenemos que hacer esto. Esperan que sepamos lo que estamos haciendo y presentemos una propuesta de presupuesto para el fin de semana.
Suspiro, molesto y derrotado. Una vez que este estúpido proyecto termine, definitivamente lo mandaré a la mierda. —Bien. Iré, pero sólo porque quiero recuperar mi maldita maleta y para que podamos quitarnos de encima esta mierda de planificación. Tengo un cliente en quince minutos. Tengo que irme.
—Bien, nos vemos en el vestíbulo a las cinco. —Su sonrisa es tan presumida que quiero arrancársela de un puñetazo.
—Tengo clientes hasta las seis. Te veré en tu casa.
—Está bien. Puedo esperar.
—Genial. —Lo dejo en la sala del personal. Y refunfuño mi irritación por tener que seguir lidiando con él.
Zee me envía un mensaje a primera hora de la tarde para comprobar que va a venir a mi casa sobre las siete. Le comunico que quizá llegue tarde porque tengo que ocuparme de un par de cosas. Me pone nervioso verlo después de lo de anoche y de lo que casi pasó. Menos de un minuto después recibo otro mensaje suyo con un montón de emojis de aspecto molesto como si le estuviera haciendo un flaco favor al no estar disponible siempre que me necesita.
Le envío un montón de GIFs diciéndole básicamente que se meta su corona por el trasero. Supongo que no tiene sentido ocultarle que llegaré tarde porque tengo que ir a buscar algunas cosas a casa de Film y todavía tenemos que ocuparnos de la maldita decoración de la gala. Además, debería estar advertido de que probablemente estaré de muy mal humor, así que si cree que vamos a repetir lo que pasó anoche está muy equivocado. Creo firmemente que la negación es el mejor plan. Dejo el teléfono en la mochila durante el resto de la tarde, no me interesa lidiar con el derecho de Zee ni con sus pensamientos sobre la fricción, ni con Film y su actitud de idiota.
Mi última cita del día acaba cancelándose, lo que significa que he terminado antes de lo esperado.
—¿Quieres venir conmigo y con Fae al pub? Podemos comer algo y tomar una copa. —James pasa su brazo por el mío. No he tenido la oportunidad de hablar con él en todo el día, ya que ambos hemos estado muy ocupados.
—Me encantaría, pero tengo que ocuparme de Film. —Caminamos por el pasillo hacia el vestíbulo. Mi humor ha sido decente hasta ahora.
—Pensé que lo habías hecho anoche.
—Hubo una interrupción.
Sus cejas se levantan. —¿Una interrupción del vecino?
—Sip. —Me detengo en seco cuando nos acercamos a la recepción, lo que significa que James también se detiene bruscamente, ya que nuestros brazos están unidos—. ¿Qué...?
Zee se apoya en el mostrador y habla con la recepcionista, Bernice, que parece que le va a estallar la cabeza.
—Vaya. ¿Quién es el guapo? —pregunta James.
—Ese es Zee.
Él deja escapar un silbido bajo. —Vaya. Estoy acostumbrado a verlo con el ceño fruncido, y con mucha ropa de hockey.
—Yo estoy acostumbrado a verlo en ropa interior.
—No me había dado cuenta de la suerte que tenías hasta ahora. Ese hombre está ridículamente bueno.
—Sí. —Y anoche me lo follé en seco mientras él casi lloraba de dolor. Desengancho mi brazo del de James y cierro la distancia restante deteniéndome a unos metros—. Eh, hola.
Bernice se queda a medias, probablemente contándole a Zee todo sobre su caniche, Duchess, basándose en la mirada vacía de su rostro. Al oír mi voz, su cabeza gira en mi dirección. Sus ojos bajan hasta mis zapatos y lentamente a mi cara. —Supongo que no has recibido mi mensaje.