Capítulo 23: burbujas con olor a Vainilla

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🎶Sweet Love- Chris Brown

Isabella

Bebí lo suficiente anoche para olvidar por completo los límites que constantemente me ponía, obligándome a controlar los impulsos que tarde o temprano saldrían a flote. Desperté con Hansel a mi lado apretándome la cintura con fuerza, y con una de sus piernas encima de mi cuerpo como si fuera su almohada. Despacio me moví para verlo con los ojos cerrados, la baba chorreando por su mejilla y roncando bajito, la noche anterior había bebido más de lo que su cuerpo podía soportar y estas eran las consecuencias. Con cuidado moví su brazo para no despertarlo, lo dejé boca arriba permitiéndole un momento más de descanso, me quedé contemplándolo con ganas de abrazarlo. En algún momento de la noche se quitó la ropa dejando al descubierto la masa de músculos de su pecho. Inevitablemente pasé la mano por su piel bronceada haciendo que soltara un susurro.

—Isabella...

Sonreí.

Ni en sus sueños dejaba de pensar en mí, eso era lo suficientemente bueno para que mi corazón saltara de alegría y se abriera para él invitándolo a instalarse y no irse. Decidí confiar en las palabras que pronunció en la cúspide de su borrachera, si él sentía algo por mí lo diría en el momento que considerara apropiado y sin presiones de por medio. Anoche tenía muchas ganas de pescarlo del cuello y zamarrearlo hasta que me dijera lo que siente por mí de una vez por todas, porque un borracho siempre dice la verdad.

—no te detengas...

Tuve que reprimir las ganas de reírme al observar como se levantaba la sábana con un trozo de él contento, parecía un fantasma cobrando vida propia. Hansel estaba teniendo un sueño mojado conmigo, así que me moví de la cama para dejarlo en total privacidad con la Isabella de sus sueños, que estoy segura de que en algún momento se hará realidad.

Di un largo paseo por el clóset, filas de pantalones, camisas, chaquetas y zapatos de las mejores marcas. Supongo que no se molestará si le robo algo de ropa y una toalla para bañarme. Avancé de puntitas hasta la puerta y cruzar el pasillo hacia el baño, sonreí recordando la última vez que estuve aquí, Hansel desnudo y yo con los pantalones a medio culo, creo que no le molestaría que volviera a pasar. Pensaba darme una ducha rápida y largarme, pero al ver el jacuzzi no pude resistirme y querer relajarme ahí con las burbujas acariciando mi cuerpo. Di el agua a una temperatura agradable tirando una bomba de espuma con olor a vainilla.

Con las burbujas a punto de salir del jacuzzi me retiré el vestido del cuerpo dejándolo tirado en mis pies, el primer toque del agua tibia fue tan satisfactorio que por poco gemí, cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás, disfrutando de como el agua recorría cada curva de mi cuerpo en un agradable masaje. Estaba tan relajada que olvidé el paso del tiempo, volví en mi cuerpo cuando sentí el rechinar de la puerta y vi a Hansel despeinado, y medio dormido con solo la ropa interior, enmarcando la longitud de su cosita aún erecta por su sueño. Me cubrí con las burbujas en un intento inútil de que no me viera, pero al verlo resbalar hacia atrás y azotar la espalda en la fría cerámica me descubrí yo sola.

—¡estás bien! —me levanté del agua, con la espuma deslizándose por mi cuerpo al verlo tirado en el suelo quejándose de dolor.

—sí... solo que ¡POR TODAS LAS DIOSAS! —Hansel se quedó con la boca abierta tapándose los ojos.

En ese mismo momento recordé que estaba llena de burbujas de pie en el jacuzzi mostrándolo todo. Volví a meterme en el agua roja de la vergüenza arrastrando las burbujas hacia mi pecho. Hansel se levantó como si la caída de hace unos momentos no le hubiera afectado y se acercó en tiempo récord.

—¿Isabella quieres matarme? —dijo arrodillándose al borde del jacuzzi mirándome con ojos de inocencia cuando ambos sabíamos que se moría por sacarme del agua.

Intenta no enamorarte de mí, florecitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora