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¿Qué?

Releo el mensaje otra vez para ver si las pocas neuronas que esta clase me estaba dejando, aún seguían funcionando.

Bloqueo el celular y lo vuelvo a guardar.

Hubiera dado por hecho que se trataba de un error si no fuera porque el anónimo mencionaba mi nombre.

Pero... ¿Quién podría querer jugarme una broma así? ¡Qué completa tontería!

Las horas transcurren como si una tortuga anciana fuera la encargada de transportarlas. Y la poca paciencia con la que había nacido, se esfumaba con cada palabra que pronunciaban esos labios adornados con un espeso bigote negro.

— Procuren leer si quieren aprobar esta materia. Aquí no encontrarán multiple choice en las evaluaciones.

Ilusionada me levanto de la silla al observar cómo guarda el señor Phidelman los objetos que estaban distribuidos por todo el escritorio, en su viejo maletín negro. Todo un clásico.

—¡ Vamos Loi! — codeo a mi amiga entusiasmada por nuestra reciente liberación. Eso era algo que debíamos celebrar con unos smoothies bien helados de camino a la parada.

Salimos de la universidad como alma que lleva el diablo, dispuestas a atropellar a todo el que se interpusiera en nuestro camino.

De hecho no sé si Loi fuese capaz de llegar a tanto... pero yo sí... sí que lo era.

— ¿Soy yo o el profesor hizo de la clase una obra de terror?— me pregunta con la mirada perdida entre un grupo de alumnos.

— La más terrorífica de todas— sentencio poniendo los ojos en blanco.

— Ahí viene— carraspea mi amiga, intentando no babearse por la presencia de Bloom.

Lo conocimos en el último año de preparatoria y Loisa había quedado total y completamente prendada de él, como tantas otras niñas del curso, adorando su abismal indiferencia.

Sonrío al ver a Loi acomodarse el brillante cabello detrás de las orejas; todo su ser gritaba cuánto le gustaba nuestro único amigo, aunque él parecía no darse por enterado.

— ¿Ya dejaron de sufrir?— dice con una voz grave y profunda, que nada tiene que ver con el estilo que carga: remera ancha, pantalón ancho, zapatillas blancas y su gorra al revés.

— Sí... estuvimos a punto de convertirnos en zombis— contesto en lugar de mi amiga, que a esta altura está hiperventilando por el brazo que Bloom apoyó sobre su hombro.

Bloom sonríe o hace una mueca que se le parece bastante. Lo cierto es que eso de ser expresivo no era lo suyo... y las palabras, por lo general, había que sacárselas con una pinza. No obstante era bueno escuchando y nos protegía como si fuésemos dos pequeñas crías.

— A las nueve en punto— mueve la cabeza Loi mostrándome como Noah Lonville me observaba desde lejos en su completa soledad.

— ¿Qué? mi cabello siempre llama la atención, estoy acostumbrada a que me miren.

— Es raro... ¿No creen?

Bloom le responde encogiéndose de hombros entre tanto saluda a unos compañeros que le silban al pasar.

—Yo creo que es lindo— respondo abriendo bien grande los ojos en dirección a mi amiga— Y también creo que si no van a querer tomar un smoothie conmigo, es hora de que nuestros caminos se separen.

— Paso— dice Bloom besando la coronilla de mi cabeza y la de Loisa. Es el gesto más atrevido de cariño que le he visto tener hacia nosotras.

—Vamos— esboza mi amiga con el desgano que siempre la invadía cuando perdía de vista a su amado.

La abrazo mientras nos dedicamos a parlotear el resto del camino.

Cuando al fin ya estoy en casa, descubro que la tengo para mí sola; al menos eso dice la nota que dejaron mamá y el abuelo: Salimos a realizar las compras. ¡ No te comas la sopa!.

Las amenazas de mi madre eran muy reales, jamás pero jamás de los jamases comas uno de sus platillos antes de que ella te lo sirviera.

Levanto las manos en son de paz y me rindo. Esperaría hasta que llegaran.

Suelto la mochila sobre mi escritorio y me echo en la cama cual saco de papas; cruzando mis piernas con las zapatillas llenas de polvo inclusive.

Coloco los auriculares en mis oídos y me pierdo en mis pensamientos, en las letras de las canciones. Hasta que el sonido de un mensaje de texto interrumpe la canción y hace que desee matar al destinatario.

Para mi sorpresa el anónimo volvía a la carga:

:JP Saxe - If the world was ending ¿La escuchaste alguna vez? A mí me hace pensarte, como muchas otras cosas.

Contengo la respiración por un instante. No sabría explicar el por qué, pero algo en mi fuero interno daba pequeños saltitos haciéndome poner nerviosa.

:Déjate de joder Darrel

Miro el techo para aliviar la ansiedad que me produce tener que estar poniéndolo en su sitio todos los benditos días, cuando el celular suena otra vez.

:¿Darrel? ahora sí me siento ofendido. ¿O es que tú quisieras que fuese él quien te envía los mensajes?

Suspiro fastidiosa. ¿Si no era Darrel quién diablos era?

: ¿Por qué mejor no me dices quién eres y acabamos con todo este circo?

: Porque así se perdería toda la gracia. Pero si necesitas que te de un nombre... puedes llamarme Zen.

: Mira Zen... no hablo con extraños que no dan la cara. Que tengas larga vida.

Bloqueo el teléfono convencida de no prestarle más atención al asunto, sin embargo cuando noto brillar la pantalla a mi costado, la curiosidad vuelve para atacarme.

: Pues conmigo será diferente. Aunque intentes evitarlo, terminarás ena

morándote de mi.

Además de molesto, presumido.

: No lo creo. No me enamoro de cobardes que no tienen el valor de enfrentarme. ¿O será que eres un anciano depravado?

Una parte de mí, en lo profundo de mi ser, me dice que no lo es. Que solo se trata de un idiota haciéndome perder mi valioso tiempo.

: Tendrás que confiar en mi palabra... Anciano no soy... pero depravado... solo un poco.

<<Maldito desgraciado>> susurro al mismo tiempo que me río.

: Entonces... ¿Qué pretendes? ¿Por qué haces esto?

: Quiero enamorarte de una forma única.. a mi manera

Mi mente estalla en miles de pedazos. No quiero enamorarme y menos de un extraño. Todavía tengo el corazón roto por el idiota de Darrel. ¿Y si resultaba que era uno más de sus trucos?

: Gracias por la creatividad, pero no estoy interesada en el amor por el momento.

: Supongo que eso es cortesía del patán de Darrel. No importa, esperaré hasta que estes lista. Mientras tanto escucha la canción que te pasé ¿Puedes?.

Que termines bien el día.

Salto de la cama y guardo el celular dentro del cajón del escritorio como si el mismo fuese un trozo de roca caliente.

<<Voy a ignorar esos mensajes, estoy bien así, sin un nuevo idiota en mi vida'>>

Con el que tenía me bastaba y me sobraba.

Pero... no perdía nada con escuchar la canción. Si... solo escucharía la canción y luego olvidaría todo este asunto de una vez por todas.

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¿Y si te enamoro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora