Los poderes de los gemelos

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– ¿Qué ha pasado? – preguntó Hades al entrar en dirección de la escuela de su hijo.

– No tenemos muy claro cómo ha ocurrido, pero hay un niño en el hospital y los padres están como locos pidiendo que expulsemos a tu hijo – explicó la directora -. Al parecer estaban jugando con una moneda y... se quedó ciego cuando Altaïr la lanzó.

– ¿Ciego? Altaïr, hijo, ¿cómo ha ocurrido eso?

– No te enfades... – pidió el pequeño Altaïr.

– No voy a enfadarme. Sólo cuéntanos qué ha pasado.

– Encontramos una moneda en el patio y sugirieron jugar a cara o cruz. Cuando llegó mi turno, él dijo "el que pierda hace de ciego todo el día" y... Yo no quería, papá... No quería...

– Ya lo sé, peque. Ya lo sé.

Hades cogió a su hijo en brazos, dejando que llorara en su hombro. Ni él ni la directora tenían mucha idea de qué hacer en esa situación.

– Sus poderes deben haberse manifestado – explicó Hades -. Lo que no sé es cuáles deben ser. Pueden ser un montón de cosas relacionadas con la muerte o la naturaleza. Incluso ambos a la vez.

– ¿Qué poder puede dejar ciego a alguien? – preguntó la directora.

– Eso es lo que no sé. Preguntaré en el inframundo, a ver si alguien lo sabe. Y deberemos vigilar de cerca a Petra. Ella aún no los ha manifestado.

– Esto podría superar a ciertos miembros del profesorado. No creo que se vean capaces de enfrentarse a pequeños dioses cuyos poderes están despertando.

– Lo entiendo perfectamente. Haremos lo que podamos para que no sea un problema en el mundo de los vivos. Me lo llevo a casa, estará más tranquilo.

Hades salió de la escuela con su hijo en brazos. Una muchedumbre de padres se le echó encima al salir del edificio. Dió dos pasos hacia atrás, protegiendo a su pequeño, y traspasó la muchedumbre a toda prisa. Se metió en un callejón sin salida sin mirar atrás y abrió un portal hasta el inframundo. Su esposa y su hija le recibieron.

– ¿Qué ha ocurrido? – le preguntó Perséfone.

– Ha manifestado sus poderes y ha dejado ciego a uno de sus compañeros – explicó Hades -. No tengo ni idea de por qué ha pasado ni de cómo revertirlo. Está muy asustado.

– Mi pequeño, tranquilo. No pasa nada. Lo solucionaremos.

Perséfone le acarició el cabello a Altaïr, el cual temblaba en brazos de su padre. Petra tiró del vestido de su madre, preocupada por su hermano gemelo y por lo que podría pasarle a ella en poco tiempo.

– Majestades – dijeron tres mujeres al unísono, entrando en la habitación en la que estaban ellos.

Hades y Perséfone las miraron. Las Moiras. No sabían si el hecho de que ellas estuvieran allí les tranquilizaba o les perturbaba. Hades agarró a Altaïr con más fuerza y Perséfone hizo que Petra se pusiera detrás de ella, ambos protegiéndoles instintivamente.

– Señoritas – las saludó Hades, intentando mantener la compostura -. ¿Qué las trae por aquí?

– El poder que su hijo ha despertado ha dejado ciego a un niño – empezó Cloto, la de apariencia joven -. Lo sabemos.

– Conocemos la naturaleza de ese poder – siguió Láquesis, la de apariencia adulta -. La conocemos muy bien.

– Es el poder de manipular el destino – terminó Átropos, la de apariencia anciana -. Nuestro poder.

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