—¡Qué demonios! —dijo Hoseok—. Este documento tiene que ser falso.—¿De qué se trata? —dijo Jimin—. Bueno, ¿es que acaso el viejo que teníamos por padre no conocía la decencia y tenía complejo de buen samaritano con todo mundo menos con sus hijos legítimos?
—Eso tiene que ser mentira —dijo Yoongi—. No puedo creer que haya hecho tal cosa. ¿Es que no sabía que reconocerlo te ponía en riesgo?
—Te desplaza en la línea de sucesión —dijo Taehyung, avergonzado de ver que su padre hacía a un lado a su hijo de sangre—. Lo siento.
—Taehyung, no es tu culpa —dijo Yoongi—. Da igual, no me interesa ser rey, pero es estúpido que nuestro padre haya puesto como tu sucesor a un hombre que te ha odiado, que ambiciona ser rey y que ha querido todo aquello que tú tienes. Siempre ha querido hacerte daño, ahora ha venido dispuesto a sacarte del trono.
Taehyung se quedó callado unos segundos. Él tenía pensado renunciar al trono pero eso no significaba que deseara que se hiciera a un lado o se humillara a su hermano Yoongi sin siquiera preguntarle si quería ser el sucesor.
Pensó que seguramente Jin llegaba con toda la intención de sembrar discordia entre ellos y apoderarse del trono, incluso lo creía capaz de inmiscuirse con el consejo para envenenarlos contra ellos.
—Jin viene por el maldito trono —dijo Hoseok.
—Pienso lo mismo —dijo Taehyung—. Es curioso que aparezca justo cuando las cosas están tan tensas entre nosotros.
—Tienes toda razón —aseguró Yoongi—. No es normal, pero me lleva a pensar que alguien le decía todo lo que sucedía en este castillo.
—Nadie en la servidumbre lo tolera —dijo Jimin—. No deben ser ellos.
—Creo que hay mucho que descubrir —dijo Taehyung—. No vamos a hablar de más enfrente de él, tampoco hablaremos cosas personales cuando esté presente.
—Debería decirte que no sé a dónde llevas a tu hermosa esposa, pero es muy malo que quieras deshacerte de ella tan pronto —dijo la voz de Jin—. Es joven y hermosa, deberías estar fornicando para tener una docena de hijos y asegurar tu lugar en esta casa.
—Parecería que estás preocupado porque yo me quede aquí, pero no tienes que fingir —dijo Taehyung—. Todos en este sitio sabemos que quieres mi lugar.
La sonrisa de Jin fue una burla a Taehyung, como siempre, como desde que había llegado a esa casa.
—Me temo que voy a decepcionarte mucho —dijo el rey—. No voy a cederte mi lugar ni muerto.
Aunque Jin intentó esconder las ganas que tenía de decir algo, lo cierto es que solo sonrió pero los cuatro hermanos supieron que aquello lo había tomado como una ofensa.
—Pues al paso que vas, si mueres, no habrá un heredero y de acuerdo al documento que te di, el siguiente en la línea de sucesión soy yo —dijo divertido y con ademanes que sacaron una sonrisa a los Kim.
Pocos segundos después, Jackson llegaba y le daba una mirada a Jib que este devolvió con una de suficiencia.
—El Chino —dijo repasando con la vista a Jackson—. Cuánto tiempo desde que nos vimos la última vez.
—Afortunadamente no nos habíamos visto, pero se dice que no todo puede ser bueno en la vida —respondió Jackson.
A Jin aquello le desagradó y terminó por mirarlo con desprecio.
Iba a retirarse pero la aparición de Yuqi lo hizo detenerse.
—Pero mira nada más quién está aquí —dijo mirando a la joven—. La perra oportunista. ¿Vienes a cazar a alguno de estos cinco idiotas?
Jackson iba a atacarlo pero ella levantó la mano con una gracia que frenó a los hombres que la defenderían.
—Creo que has olvidado que somos familia —contestó Yuqi con ese aire de dama que no perdía ni en los peores momentos—. Por muy guapos que sean están prohibidos porque son mis primos. Su padre era medio hermano del mío.
—Jackson no lo es —dijo Jin—. O quien sabe, con eso de que el padre de Taehyung no sabía guardar el pene.
—Bueno, no hay peligro con eso. Soy una cazafortunas pero ellos no están en la lista. Soy una dama respetable que cuida lo que se dice de ella. Odio que murmuren de mí —respondió con una sonrisa—. Aunque si me lo preguntas, preferiría pecar de incesto y que la gente me llame sacrílega antes de tener que rebajarme y suplicarte atención a ti. Eso sería caer tan bajo.
—Podría ser rey, no te olvides de eso —dijo burlándose de ella—. Si lo quisiera te casarías conmigo.
—Una corona no hace al rey —respondió la rubia—. Es la primera regla.
—Una corona lo es todo —replicó Jin—. No voy a discutir eso, pero si fuera rey quizás podría negociar con tu padre.
—¿En qué siglo crees que vives? —preguntó ella, burlándose.
—En este siglo y por toda una eternidad, la realeza siempre será igual —añadió el hombre—. Siempre vamos a buscar lo mejor para la corona.
—Veo que te consideras realeza —dijo ella con una risilla—. Que gracioso eres.
—¿Tú no te consideras una de nosotros? —inquirió.
—Querido, la realeza se lleva en la sangre, la aristocracia en la crianza y la clase en los modales —respondió Yuqi—. Es claro que no sabes diferenciar una cosa de otra.
—No importa si no lo sé —dijo Jin—. Si un día soy rey, te veré arrastrarte, incluso tal vez hasta pedirías casarte conmigo.
—Cosita, se ve que no me conoces —respondió la joven mirándolo de arriba abajo con una expresión de lástima—. Tengo una clase y un abolengo que amo por encima de cualquier cosa. Preferiría la muerte antes que ver mi sangre contaminarse con un simple obrero. Recuerda que para ser rey no solo hay que ponerse la corona. Eso es… —Hizo una pausa para enfatizar su declaración mientras movía las manos como si aspirara un nuevo olor y se apoyara con ellas para llevar el aroma a su nariz—. Ser rey es un don, una forma de vida con la que se nace, es claro que a ti ni para príncipe de carnaval. En fin, bienvenido a este hermoso castillo y que tu estancia sea maravillosa por estos lugares, permiso.
—No voy a permitir…
—Lo olvidé —interrumpió Yuqi deteniendo sus pasos—. Un rey es un diamante, no cualquier arenilla de mar.
Le dio una sonrisa que solo sirvió para enervar a Jin, más aun cuando la vio caminar con ese aire aristócrata que la caracterizaba y la hacía sentir poderosa en cualquier lugar.
Taehyung sonrió y terminó por soltar una carcajada cuando lo vio avanzar a la salida.
—Ojala no vuelva hasta dentro de un siglo —dijo Jimin—. No lo soporto y ahora menos soporto a papá, es como si estuviera dispuesto a jodernos la vida.
—Ya lo hizo —dijo Yoongi—. De hecho lo hizo desde que nos engendró.
—Bueno, chiquillas, relajen la raja —dijo Jackson—. Respiren y bébanse un tecito que Jin viene por la tiara de Taehyung.
—Corona —corrigió Taehyung.
—Da igual, solo los mariposos usan adornos llenos de piedritas en la cabeza —replicó.