V. Shinobu x Giyu

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- Ya no puedo más con esto, cada vez es más insistente - dió un trago a su café con el ceño fruncido, el día en la academia kimetsu recién empezaba y el profesor de educación física, Giyu Tomioka ya parecía estar de mal humor - ¿qué se supone que haga para que me deje en paz Kioyuro? -

- Es tu culpa - el hombre malhumorado lo miró sin entender mucho - piénsalo, es tu culpa que tenga esperanzas, después de todo no la rechazaste ¿O sí? - hizo memoria de ese día, a mediados del año pasado recibió una confesión de una de sus alumnas, la señorita Kocho del club de jardinería, y por alguna razón terminaron apostando, ella que lograría enamorarlo antes de graduarse y el que ella se daría por vencida o se daría cuenta de que solo era un capricho, pero contrario a lo que pensó, incluso después de volver de vacaciones estaba incluso más entusiasmada - debes hacerte responsable de tus propias acciones -

- Te odio, como mi amigo deberías decirme algo bueno - la estruendosa risa del hombre de cabello amarillo y rojozo resonó en toda la sala de profesores, sabía que tenía razón, si tan solo la hubiera rechazado ese día quizás no estaría sufriendo ahora mismo, pero se veía tan triste y patética que no quiso ser tan directo, grave error pues desde entonces no paraba de hacerle cartas, pequeños obsequios que siempre regresaba y hasta almuerzos que nunca comía, persiguiendolo por toda la escuela cada que tenía oportunidad y terminando siempre escondiéndose en la única sala a la que no podía entrar sin permiso. El timbre para regresar a clases sonó y así tuvo que volver a las canchas en donde para su suerte el clima no permitió que impartiera su clase, ahora llovía a cántaros y agradecía profundamente haber traído su paraguas, una vez terminando las clases tuvo una larga conversación con el profesor Kioyuro lo que lo hizo salir aún más tarde, encontrándose a una pequeña jovencita parada en la puerta que daba a la salida, solo parada ahí en silencio. Por supuesto, tenía que ser ella.

- ¿Por qué aún no te has ido a casa? ¿Realmente olvidaste tu paraguas? -

- No, yo si traje uno, es solo que... - miró a un lado, tenía una notita en su mano. "Tomé tu paraguas prestado, luego te lo regreso. Mitsuri." - ...creo que fué robado -

- ¿No puedes pedir que vengan a recogerte? -

- No hay nadie en casa, y si espero a que mi hermana salga del trabajo y venga por mi se hará de noche - se lamentó, ojalá pudiera simplemente irse y dejarla ahí de pie, seguir su camino y no mirar atrás pero le era imposible, como profesor debía velar por el bienestar de sus alumnos, estaba justificado que actuara así, entonces se acercó a la joven, la tomó del hombro y la acercó a su propio paraguas, ella no podía creerlo, de verdad iba a compartir paraguas con su querido profesor, caminarían tan juntos que sus manos rosarían las suyas, tal vez hasta podría intentar besarlo, se detuvo justo al salir del edificio, se paró frente a ella, le tomó de la mano para hacerla sujetar el mango de aquel objeto y se acercó un poco para hablarle, casi se le corta la respiración al ver como su rostro se acercaba cada vez más e incluso pensó que sería el quien la besaría a ella.

- Úsalo y devuelvemelo mañana - se alejó soltando su mano y empezando a caminar bajo la lluvia, ella reaccionó y lo siguió, su casa estaba cerca y podría simplemente dejarla de paso sin tener que empaparse por completo pero era muy terco, tuvo que prometer que no intentaría nada para convencerlo. Ambos caminaban en silencio, intentando mantener algo de distancia para que el corazón de la joven no latiera lo suficientemente fuerte como para que su profesor lo escuchara, lo miró y se dió cuenta de que uno de sus hombros se estaba mojando por la distancia que había entre los dos y dió un gran suspiro, de todas formas no lograría convencerlo de acercarse más.
Una vez llegaron a la casa de la joven un auto se estacionó, saliendo de ahí una mujer jóven, al parecer la hermana mayor había salido temprano y había ido a buscarla pero ya no la encontró en la escuela, agradeció profundamente a su antigüo profesor (ya que ella también había estudiado ahí) y casi lo obligó a pasar con la excusa de agradecer el gesto y prometiendo llevarlo a casa después, le dió algo de ropa de su padre y lo hizo pasar a darse un baño. "¿Cómo es que llegué hasta aquí?". Se preguntaba el hombre mientras se bañaba, no entendía cómo lo había convencido de si quiera entrar y aún así, estaba desnudo en el baño de la joven que siempre lo perseguía.

Especial de Navidad Y Año Nuevo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora