Capitulo 2

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—Por fin despertaste —dijo una voz misteriosa.

—¿Qué pasó? —preguntó Santiago asustado. —Y... ¿Juliana, eres tú?

—Reconociste mi voz, o sea, sé que mi voz es bella, pero bajo estas circunstancias es fácil olvidar —dijo Juliana mientras corría la cortina que separaba sus camas.

—Claro, pero ¿qué pasó? —preguntó de nuevo con voz tímida Santiago.

—Según me dijeron, el temblor abrió una grieta en el suelo que hizo que salieran gases tóxicos y pues, ya nos ves aquí en el hospital por eso —explicó Juliana. —Pero no todo es malo, tuvieron que cerrar el colegio el resto del año por eso, y adivina... ¡Ya pasamos el año!

—Sustos que dan gusto —dijo Santiago luego de quedarse procesando un momento lo dicho por su compañera.

Los dos rieron con el comentario, aunque fueran risas falsas, pues ninguno de ellos quería hacer sentir incómodo al otro.

—Oye, ya que estamos aquí ¿por qué no aprovechamos para conocernos mejor? —sugirió Juliana.

—Claro —confirmó Santiago un poco desconcertado por la propuesta.

—O sea, hablar más para que el tiempo que pasemos aquí sea más llevadero —aclaró Juliana. —Al menos que tú me odies por copiarte las tareas de matemáticas.

Juliana miró a Santiago a los ojos con una mirada entre loca y agresiva, intimidándolo.

—Jejeje, no me molesta que te copies, para nada, al fin y al cabo, me haces compañía —mintió Santiago con cierto temor.

—Qué bueno —dijo Juliana. —Entonces, ¿al final sí te metiste al club de basket?

—¿Y cómo supiste...? ¿Por qué preguntas eso? —preguntó sorprendido Santiago.

—Sebastián me comentó algo —habló Juliana. —Pero ¿entonces sí estás practicando?

—Sí, o sea, estaba, porque ya me salí —respondió Santiago.

—¿Y por qué te saliste justo cuando yo me iba a meter? —preguntó Juliana en tono soso.

—Es que no soy tan bueno jugando —dijo Santiago con cierta timidez en su voz.

—¿Solo por eso? ¿Es en serio? ¿Te metiste hace tan poco y ya te rindes? —le replicó Juliana.

—No fue solo por eso —intentó explicar Santiago. —Es que tengo otras razones...

—¿Y eso qué importa? —interrumpió Juliana. —Vuélvete a meter, pls, me da cosa estar sola.

—Pero si en el club están metidos Andrés y Sebastián, no estarás sola —comentó Santiago.

—Pues sí, pero ellos están en una categoría más avanzada, en cambio tú y yo como apenas comenzaremos estaremos en la categoría más baja, los dos juntos, acompañándonos el uno al otro —insinuó Juliana.

—Amm —se quedó pensando Santiago.

—No lo pienses tanto, solo hazlo —dijo Juliana.

En ese momento, entraron en la habitación los padres de Juliana, seguido de los de Santiago, interrumpiendo de este modo la conversación. Pasados un par de días desde lo ocurrido y ya todos los afectados por el gas fueron dados de alta.

En una mañana, Juliana se encontraba en su casa, acostada en su cama haciendo pereza, cuando escuchó a alguien entrar. Se asomó por la ventana de su cuarto y vio a su hermano dirigiéndose a la cocina. Ella se levantó y fue detrás de él para pegarle un susto, pero él se percató de las intenciones de su hermanita, y antes de que Juliana gritara, él volteó y gritó primero, asustándola a ella.

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