38. Natasha

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Rusia es, definitivamente encantadora,  y mientras veo maravillada el paisaje en la ventanilla del coche, tan contenta como los niños por el viaje, no dejo de pensar en lo mucho que me encantaría haber estado con Frank en la época más difícil de su vida, claro, mirsr hacia el pasado era absurdo ahora, y nuestras edades lo hacen imposible, pero mientras observo la expresión de mi esposo volverse cada vez más melancolica a medida que avanzamos por el caminl al bosque, más duele mi corazón por el joven Frank.

- ¿Todo esto es parte de la propiedad? - pregunta Harold desde el asiento trasero, mientras él y Matt intentan conseguir un buen vistazo del bosque.

Frank murmura un asentimiento, luciendo un poco tenso, pongo mi mano en su rodilla, intentando demostrarle mi apoyo, el me sonríe ligeramente antes de mirar los niños por el espejo retrovisor

- La propiedad entera tiene cerca de setenta hectáreas - explica finalmente - Klaus remodeló la cabaña hace un par de años, pero la mayoria de las demás construcciones siguen siendo las originales  - añade.

- ¿Hay más construcciones? - pregunta Marcus, sonando curioso, de todos era probablemente el más emocionado de conocer la cabaña, Frank les habia enseñado un par de fotografias  y explicado que era un lugar donde su padre solía traerlo cuando era niño, evidentemente Max y Matt no habian comprendido el significado real de sus palabras, y aunque Harold y Marcus no conocían la historia completa, parecian tan curiosos como yo por conocer el pasado de su padre.

Asi que luego de tres dias en Rusia, cenando con Klaus y Anika (con quien no tengo demasiado en común a demás de disfrutar de cabrear a nuestros maridos, pero que definitivamente me hace sentir bienvenida) y conocer un par de sitios turisticos, finalmente iriamos a la ultima parada de nuestro viaje, era viernes por la mañana, y estariamos aquí todo el fin de semana.

- Hay un hangar, un helipuerto, una bodega y una segunda cabaña más pequeña al otro lado del bosque - explica Frank.

- ¿Helipuerto? ¿En esta zona? - pregunto, sorprendida, pues para llegar a esta zona habiamos tenido que salir de la ciudad la noche anterior, y el denso bosque no parecía tener fin.

Frank asiente, luciendo ligeramente inquieto.

- No he estado aqui desde que tenía  veinte - admite, haciendo una mueca antes de mirar a los niños, sus ojos ablandandose lígeramente - Les va a encantar el lago, su tío Klaus y yo soliamos nadar en invierno

Marcus arruga la nariz

- ¿En invierno? ¿Estás loco? Es la mitad del verano y hace demasiado frío- murmura, Frank se ríe con diversión,  antes de añadir

- Luego de cazar, estoy seguro de que querrás darte un buen chapuzón - asegura, finalmente sonriendo completamente

- ¿Cazar? - pregunta Harold, nervioso - ¿Hay animales por aquí?

- Claro que hay animales, es un bosque - responde Max, que habia estado concentrada jugando en el telefono de su padre, Marcus se rie mientras que Harold pone los ojos en blanco.

- ¿Sabes cazar? - pregunto en cambio, levantando una ceja en dirección a Frank, curiosa ante no solo la propuesta sino la aparente satisfacción en su rostro ante la perspectiva de hacerlo.

- Sé  hacer muchas cosas - me recuerda, dandome un guiño - Mi padre nos enseñó, realmente nunca perdió el encanto, solo...bueno, no lo habia compartido con ellos hasta ahora.

- ¿Puedo ir? - pregunta Max

- Seguro, si quieres ver tripas de conejo - Se burla Marcus, Max se pone pálida antes de mirar a su padre con horror

Maldito Amor - The Hoffmans #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora