𝗔𝗦𝗛𝗘𝗦 𝗢𝗙 𝗪𝗔𝗥 ⸺ coriolanus snow

𝟎𝟐. 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝐫𝐮𝐬𝐡 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬

🩸 ASHES OF WAR... ! ·﹆〻₎∖
━ ━━ chapter two: don't rush
into things ࿐
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EL FESTÍN TERMINÓ PARA ODETTE cuando sus compañeros empezaron a alardear de los destacados puestos de sus padres dentro del Capitolio. Lo detestaba. Si bien ella también se valía del renombre de su familia en el Capitolio, no veía la necesidad de presumir cada logro de sus miembros. Consideraba que era poco ético.

En silencio, dejó los cubiertos sobre el plato, se limpió delicadamente las comisuras de los labios con la servilleta blanca y se levantó de su asiento. Caminó entre las mesas para salir al pasillo, buscando un espacio donde la charla frívola y la ostentación no la perturbaran. Quería volver a casa.

Odette se deslizaba por los pasillos cuando detectó el sonido de unos pasos apresurados detrás de ella. Al girarse, se encontró con la figura inconfundible de Coriolanus. Y sin darse cuenta un destello de alegría se apoderó de su rostro al reconocerlo.

────¿Ahora me sigues? ────preguntó, deteniéndose para poder entablar una conversación con él.

────Somos aliados, tenemos que tener un plan para mañana.

────Pensé que sólo haríamos plan para los Juegos. ────supuso. ────¿Qué tienes en mente? 

────Ir a recibir a nuestros tributos a la estación.

────¿Qué? ────preguntó confundida.

Antes de que Odette pudiera articular una respuesta, Coriolanus detectó al decano Highbottom por el rabillo del ojo. Actuando con rapidez y sin advertencia alguna, tomó el brazo de Odette y la condujo tras unas cortinas de terciopelo rojo, escudándolos de la mirada indiscreta del hombre.

El espacio que compartieron en su escondite era estrecho, con apenas unos centímetros de separación entre ambos. La cercanía intensificó la mezcla de sus respiraciones, y los ojos marrones de Odette se encontraron con la mirada oceánica de Coriolanus en una conexión fugaz pero que de algún modo significaba algo.

En ese momento íntimo, él posó su dedo índice sobre los labios color carmesí de la joven, indicándole que debía permanecer en silencio hasta que los pasos del decano se hicieran lejanos.

────Listo, podemos irnos. ────le dijo, asomándose cuidadosamente por una pequeña abertura de la cortina.

────¿Qué fue todo eso?

────Al parecer no soy del agrado del decano Highbottom. ────respondió, sacudiendo su chaleco negro.

────Me doy cuenta. ────murmuró y luego comenzó a caminar en la dirección por la que iban minutos atrás. ────¿Qué decías sobre ir a la estación mañana?

────Claro, pienso que puede ser una buena idea, pero no estoy seguro.

────Si quieres mi opinión, creo que serviría para poder ganarnos al público y hacer que nuestros tributos confíen en nosotros, es fundamental que nos acerquemos a ellos y sé que seríamos los únicos en hacer algo así.

────¿Será buena idea llevarles algún obsequio?

────Bueno, si yo estuviera fuera de casa y en pocos días tuviera que luchar por mi vida, me gustaría que alguien tuviera algún gesto conmigo. ────respondió mientras eran acompañados por el sonido de los tacones de Odette.

En ese preciso instante, los dos abandonaron la Academia y se encontraron con un par de rosales, uno rojo y otro blanco. Coriolanus se aproximó al rosal blanco, tomó delicadamente una rosa entre sus dedos y la llevó a su nariz para inhalar su dulce fragancia. Después de que una sonrisa juguetona escapara de sus labios, extendió la rosa hacia Odette.

────¿Qué haces? ────le cuestionó entre risas.

────Sólo estoy practicando. ────respondió. ────¿Cómo lo hago?

────Nada mal.

Un cálido intercambio de sonrisas se dio entre ambos. Con una delicadeza exquisita, el joven deslizó con ternura un mechón de cabello detrás de la oreja de Odette. Luego, con un gesto encantador, colocó el tallo de la rosa en su cabello, creando un hermoso adorno natural que realzaba la belleza de Odette.

La castaña quedó estupefacta, observando con atención cada movimiento de su acompañante mientras un manojo de nervios se formaba en la boca de su estómago. Inicialmente, consideró que la sensación de nerviosismo podría atribuirse al contacto con el chico. Sin embargo, pronto se percató de que el alcohol comenzaba a surtir efecto, y su percepción de la realidad empezaba a tambalearse lentamente.

────¿Te sientes bien?

────Creo que bebí mucha posca. ¿Te molestaría acompañarme a casa?

Él negó y de inmediato le ofreció su brazo, para que ella tuviera un soporte.

El trayecto transcurrió en silencio, con Odette esforzándose por enfocar sus pensamientos. Aunque no había bebido demasiado, su resistencia al alcohol era limitada.

Mientras tanto, en la mente de Coriolanus se desplegaban pensamientos sobre su futuro en caso de no ganar los juegos. La opción más clara que vislumbraba era contraer matrimonio con alguien económicamente estable, y Odette Phoenix emergía como la elección más idónea: hermosa, educada y con los pies firmemente plantados en la realidad. En su percepción, era simplemente perfecta.