Sintió el frío metal de las espadas que lo apuntaban, el grito furioso del rey Vegetta, la mirada de dolor que le dedicaba Foolish.
Varios guardias se lanzaron sobre él, arrancándolo de los brazos de su amado. Lo arrojaron al suelo, golpeándolo y atándolo. Vivió con horror el poder que ejercía el rey, que con un solo gesto de su mano logró hacer que lo capturaran.
Decidió que ya no iba a luchar, de verdad creía que si se merecía la pena de muerte, pues, con una última mirada dedicada a su amado, se dio cuenta del todo el daño que ocasionó. Lo mejor era morir y desear con todas sus fuerzas que Roier viviera mucho tiempo más.
Cellbit fue arrastrado por los pasillos del castillo, las cadenas resonando con cada paso como un eco de su propia desesperación. BadBoy, su némesis jurado de la academia, lo llevaba con un agarre implacable, disfrutando cada momento de la caída de su rival.
— Parece que al fin te atraparon. — La voz de BadBoy era como un cuchillo afilado, cortando el aire con malicia. — ¿Cómo se siente ser el perdedor?
Apretó los dientes, resistiendo la furia que bullía en su interior. Cualquier respuesta solo avivaría el fuego de la satisfacción del contrario.
— Me alegra verte en ese estado, encadenado como el criminal que eres. — BadBoy tiró de las cadenas, haciendo que Cellbit tropezara. — Todo ese tiempo de jugar al héroe no te sirvió de nada.
Cellbit levantó la cabeza con orgullo, a pesar de la humillación evidente. La única victoria de BadBoy era la posición actual de Cellbit, pero su corazón seguía siendo fiel a un propósito más noble.
— No has ganado nada, BadBoy. — La voz de Cellbit era un susurro de desafío—. Aún hay cosas más grandes que tú y yo.
El guardia rió con desprecio.
— ¿Más grandes? ¿Acaso te refieres a ese príncipe moribundo? ¿O a tu patética creencia en la justicia? No hay justicia para los perdedores como tú. Atrás quedaron los días en los que todos te aplaudían. Ahora, ¿ves a dónde te ha llevado ser el "caballero honorable"?
Mantenía la mirada al frente, rechazando la satisfacción que Bad esperaba de sus reacciones. Cada paso era un recordatorio de su caída, pero su determinación ardía con una luz tenaz.
— Esta no es la victoria que piensas. — Su voz resonó, fuerte y clara—. Puede que haya perdido una batalla, pero la guerra no ha terminado.
— La guerra ha terminado para ti, Cell. — BadBoy apretó el agarre en las cadenas—. Ahora solo eres un prisionero que será ejecutado el día de mañana.
Cellbit no cedió ante la provocación. Siguió caminando con la mirada fija en el horizonte oscuro de su destino. El trayecto se alargaba, cada paso marcando un compás en el lento descenso hacia el abismo del calabozo.
— Sabes, nunca pensé que vería el día en que estarías tan abajo. — BadBoy inclinó la cabeza hacia Cellbit, disfrutando cada palabra—. Y lo mejor es que ni siquiera tuve que hacer nada. Te hundiste solo.
Con esa última frase, Bad empujó a su ahora ex compañero de guardia hacia el interior del calabozo, haciéndolo caer en un golpe seco contra el suelo, cerró la puerta tras él. Quedó tendido en el suelo, aturdido por el impacto. El frío y la oscuridad lo envolvieron, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El calabozo era una prisión de piedra, sin ventanas ni muebles, solo una paja sucia que servía de cama y un cubo que servía de baño. El olor a moho le llenó las narices, escuchó el goteo de agua en algún lugar. Era el lugar donde los prisioneros esperaban su ejecución, sin esperanza ni consuelo.
Cellbit se arrastró hasta la pared, buscando algo de apoyo. Se sentó, abrazando sus rodillas, y trató de no pensar en lo que le esperaba. Sabía que al día siguiente lo llevarían al patio de ejecuciones, donde lo colgarían frente a una multitud enfurecida. Sabía que no tendría ninguna oportunidad de defenderse, de explicar sus motivos, de pedir perdón. Sabía que moriría solo, sin ver a su amado, sin saber si él estaba vivo o muerto.
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Amor entrelazado
FanfictionEn el Reino de Eldoria, donde la noche y el día danzan en armonía, existe una profecía que dicta el rumbo de las almas que lo habitan, pues se cree que el amor verdadero es la magia más poderosa que se pueda encontrar. En este reino de maravillas...