—¿Estáis completamente seguros de que el Patronus era una cierva? —nos preguntó Hermione a Anthony y a mí.
Habíamos reunido a Harry, Ron y Hermione por la mañana para contarles sobre el mensaje de la noche anterior.
—Sí, ¿estás seguro Goldstein? —preguntó Mattheo, con una sonrisa arrogante desde una esquina del salón de los Black.
—Sí, estoy seguro. La cierva era bastante inconfundible —respondió Anthony con calma, ignorando la sonrisa de Mattheo.
—¿Y tú, princesa? —preguntó Mattheo, centrándose en mí.
—Sí, era una maldita cierva. ¿Algún problema con eso, Riddle? —respondí, a la defensiva.
—En absoluto —respondió, levantando las manos en un gesto inocente. —Sólo me preguntaba si la cierva era tan ágil como vosotros en esos momentos... —dijo, con una sonrisa que rezumaba malicia.
Anthony se puso de pie, visiblemente molesto, pero Harry intervino antes de que las cosas pudieron empeorar.
—La única persona que conozco que tuviera una cierva como Patronus era mi madre... —dijo Potter, pensativo. —De todos modos, no creo que perdamos nada intentándolo... Rosalie, ¿te ves capaz de hacerlo? —preguntó.
—Yo... No estoy segura —admití.
—Ya lo has hecho antes, Rosalie —dijo Hermione, infundiéndome confianza.
—Lo intentaré... —suspiré.
—Muy bien —dijo Harry. —Abriré el guardapelo y entonces, intentas destruirlo. ¿De acuerdo?
Asentí una vez, mientras todos se alejaban de la mesa, dejándonos a Potter y a mí frente al Guardapelo de Slytherin.
—¿Te importa, Potter? —preguntó Mattheo, acercándose a nosotros. —Me gustaría abrirlo a mí.
—Adelante —accedió Harry, alejándose con los demás y dejándome sola frente a Mattheo, que me miraba de manera abrasadora.
—¿Recuerdas cómo te ponía a cien que te hablara en pársel al oído mientras te follaba, princesa? —preguntó, con voz aterciopelada.
Sentí cómo me sonrojaba incontroladamente mientras Harry, Ron y Hermione luchaban por contener la risa, y Anthony fulminaba con la mirada a Mattheo.
—Eres... —intenté buscar un insulto lo suficientemente fuerte para él.
Pero Mattheo, que seguía clavándome sus ojos oscuros pronunció una palabra desconocida en pársel y luego, lo que solía decirme mientras lo hacíamos: "eres mía", con sonidos suaves y silbantes que hicieron arder todas las células de mi cuerpo.
Abrí la boca para enviarlo al infierno, pero entonces, el Guardapelo se abrió de repente. Dentro del artefacto, parpadeaban unos ojos vivos, oscuros y hermosos, muy parecidos a los de Mattheo.
Alcé la varita de magia antigua, intentando controlar el temblor de mi mano, pero entonces, una voz diabólica y estremecedora se dirigió a mí:
—He visto tu corazón, y es mío.
—No le escuches —dijo Mattheo, adoptando una expresión seria de pronto. —Rómpelo —ordenó, con voz grave.
—He visto tus sueños y tus miedos, Rosalie Sallow. Todo cuanto deseas es posible, pero también todo lo que temes es posible...
—¡Rómpelo! —escuché gritar a Mattheo, mientras yo no podía apartar la vista de los hermosos ojos que me miraban desde el guardapelo.
—Maldita desde antes de nacer... Demasiado débil para controlar el legado mágico que corre por tus venas...
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El Legado de la Oscuridad (Parte II): La Heredera Maldita
FanfictionTras los eventos ocurridos durante el sexto curso, Rosalie Sallow deberá elegir un bando, mientras sigue descubriendo el legado de la oscuridad que le precede y la conecta inevitablemente con Mattheo Riddle, a la vez que intenta cumplir, a toda cost...