cap 19

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¿Tu podrías sostenerte tranquilo

"¿Y si hago algo más, de modo que puedas sumar algunos crímenes a tu lista?" Cuando él apoyó sus
grandes palmas en su cintura, Irene se estremeció ligeramente e inmediatamente negó con la cabeza.
Daniel se detuvo y miró con ojos fríos a la chica quien ahora de verdad parecía tener miedo, y dijo:
"Mañana quiero que te presentes a trabajar en la oficina en el 88.º piso. ¡No hagas que te lo repita!"
Irene replicó perpleja: "¿Por qué quieres obligarme a trabajar en esa oficina? Lo estaba haciendo muy
bien en el Departamento de Secretarias."
"No digas tonterías." Daniel bajó la cabeza y, de manera abrupta, volvió a besar sus dulces labios rojos.
Irene era una mujer sumamente atractiva; era eso, o había algún tipo de droga en sus labios que lo hacía
querer besarla una y otra vez.
"Ire, te he traído algo de comida para la cena. Ven, rápido..."
Alguien abrió la puerta desde afuera y en ese momento Irene sintió que su cerebro explotaba
repentinamente.
Daniel también se sorprendió. Ninguno de ellos esperaba que Gerardo llegara en ese preciso momento,
y Daniel olvidó levantarse de la cama cuando lo vio entrar.
Gerardo estuvo a punto de dejar caer la comida para la cena, y luego de verlos en la cama no tuvo
certeza de lo que ocurría, y dijo: "Lo siento mucho, debería tocar la puerta."
Esta se cerró de nuevo y Gerardo se dio unas palmaditas en la cabeza. Siempre tocaba la puerta antes de
entrar a la habitación de su hermana, pero ¿por qué se olvidó de hacerlo esta vez?
Y ese hombre, si en verdad vio lo que vio, era Daniel.
¡Qué rápido estaba progresando su relación! Gerardo estaba perdido en sus pensamientos cuando la
puerta de la habitación de Irene se abrió de nuevo.
La cara de Daniel había vuelto a la normalidad, y le dijo: "Gerardo, tengo que irme ahora."'¿Qué? ¿Se iría así sin darle ninguna explicación sobre lo que acababa de suceder?' Detuvo a Daniel
cuando estaba a punto de bajar: "¡Daniel, acabo de enterarme por mi madre de que tú e Ire se van a
comprometer!" Esa era el porqué de que Gerado no se enojara al verlo comportarse así, Pero Daniel
dudó por un instante y espetó: "No hay nada seguro todavía."
La cara de Gerardo se ensombreció de repente y acercándosele a Daniel dijo: "¿Qué significa eso? Te vi
acostado en la cama con mi hermana, ¿y ahora me dices que no hay certeza del compromiso entre
ustedes? ¿Qué demonios crees que estás haciendo?"
"No he hecho nada, ¡fue Ire la que se prestó!" 'Si no fuera por su grito, no habría entrado', pensó Daniel.
... ...
Irene se había escondido para escuchar la conversación, pero al escuchar lo que Daniel acababa de
decir, salió corriendo y lo confrontó: "Daniel, ¿qué tonterías estás diciendo?"
"¿Tonterías? ¿Acaso no gritaste?"
Irene pudo ver la lógica en sus palabras y asintió con la cabeza.
"Pasé y la oí gritar, por eso vine acá."
Parecía claro que Daniel había entrado ahí porque estaba preocupado por la seguridad de Irene. "Está
bien, el hecho es que viniste, pero ¿Por qué tenías que besarla?" Gerardo no iba a olvidar ese punto.
"Ella me tomó por la barbilla y coqueteó conmigo. Gerardo, eres un hombre cuerdo y racional. ¿Tu
podrías ser como Liu Xiahui?" (*TN: Liu Xiahui es el nombre de un antiguo personaje de la historia china
que era conocido por ser un caballero muy recto que siempre se mantenía fiel a su moral, aunque una
mujer permanecía sentada sobre sus piernas durante toda la noche.)
...
La lógica de Gerardo e Irene ahora estaba siendo guiada por el análisis de Daniel, y estaba tomando un
rumbo equivocado. Gerardo seguía analizando seriamente las palabras de Daniel, y no podía hacer nada
más que rendirse a su argumento; le había sucedido exactamente lo mismo la vez que se enfrentó a la
hermana de Daniel, Sally.
Con una leve sonrisa en su rostro, Daniel se mostró complacido y volteó a ver a Irene, quien ahora
estaba atónita. Entonces bajó las escaleras.
'¡Bastardo!' Irene no cabía en si de ira.
Después de todo, él había sido el que había entrado en su habitación, y quien la había puesto en la cama
debajo de él. ¿Por qué ahora parecía que ella había sido quien iniciara todo esto?
Irene tuvo que aceptar las reprimendas de Gerardo en el sentido de que una chica no debería ser tan
traviesa y salvaje, y que debía guardarse a sí misma como si de un tesoro se tratase, y de que debía
siempre mantener un perfil bajo...
Estaba tan enojada con todo esto que tenía muchas ganas de soltar algunas malas palabras para aliviar
sus nervios.
Después del sermón que recibió de parte de Gerardo, Irene preguntó: "Hermano, ¿dónde vive Daniel?"
"En la Mansión Número 9, detrás del nuestro."
Gerardo miró a su hermana, quien estaba mordiendo los palillos con los dientes, y le preguntó:
"¿Qué? ¿Todavía quieres ir a verlo?"
Absorta en sus pensamientos, asintió, pero inmediatamente negó con la cabeza cuando recordó los
reproches que le acababa de hacer.
¡Daniel era su objetivo ahora, y le castigaría hasta la muerte!
Temprano a la mañana siguiente, Irene tomó el ascensor hasta el 88.º piso con las miradas de reproche
de los demás.
Rafael le había preparado un escritorio de trabajo en el área de secretaria, y cuando se sentó a trabajar,
ambos intercambiaron las sonrisas forzadas que naturalmente aparecieron en sus rostros.Irene se portó bien ese día, lo que desconcertó a Rafael por completo. Lo mismo ocurría con Daniel, y
como no sabía lo que tramaba Irene, fumó un cigarrillo tras otro, relajado y sin otra preocupación en el
mundo.
Después del trabajo, Irene salió detrás de Daniel y lo siguió. Donde él fuera, ella iría también.
En el estacionamiento él la encaró.
"Ya estás fuera de servicio, ¿por qué me estás siguiendo?", preguntó Daniel, al tiempo que se detenía
junto a su auto y se masajeaba las sienes doloridas. Iba a participar en algunas actividades sociales en
unos minutos y definitivamente no tenía tiempo para lidiar con ella en ese momento.
Irene se encogió de hombros y dijo: "Hoy no condujo mi auto, así que vine para pedirte un aventón a
casa."
¿Un aventón? "¿Estás segura?" Daniel asintió, entonces abrió la puerta trasera del auto y entró.
Él no la había rechazado. Estaba asombrada. Como no quería sentarse a su lado, Irene se sentó
adelante, en el asiento del pasajero.
Nadie dijo una sola palabra. El silencio imperó durante todo el trayecto.
Diez minutos después, Irene notó que iban por el camino equivocado.
"Sr. Shi, ¿adónde vamos?", preguntó en voz baja.
Rafael sonrió y dijo: "Vamos a recoger a la Srita. Song y después nos reuniremos con algunos clientes en
un bar." "¿La Srita. Song?", preguntó ella.
"Síp", asintió él, pero no tenía intención de decirle quién era la Srita. Song.
¿Por qué Daniel no le había dicho que no iba para la mansión? Era un hombre despreciable. "Detente
aquí, quiero bajar."
Rafael estaba listo para detener el auto, pero Daniel rompió el silencio y dijo: "¿Piensas que puedes
entrar y salir de mi auto cuando se te dé la gana? ¡De ninguna manera!", Así que Rafael siguió
conduciendo.
Irene se mordió ligeramente el labio inferior, y pensó para sí misma: '¡Daniel, mañoso bastardo! ¿Por
qué no me dijiste que tenías que asistir a una cita? Bien, ¡volveré a casa en taxi, humph!'
El Bentley se detuvo a la entrada de una empresa e Irene vio claramente el nombre de la misma,
"Changsheng Co.Ltd." ...
Una mujer con un vestido blanco cremoso estaba de pie junto a la carretera y se acercó al Bentley en el
momento en que lo vio, entonces abrió una de las puertas del asiento trasero y entró.
'Oh, así que ella es la Srita. Song.'
A diferencia de la última vez que la vió, hoy Adele traía atado su largo cabello en la parte alta de su
cabeza, y llevaba un vestido blanco cremoso, zapatos blancos de tacón y un bolso negro.
Se había puesto un poco de maquillaje tenue y sus labios estaban pintados de rosa, y esta vez daba la
impresión de que en realidad era una mujer resoluta y experimentada.
Adele, por supuesto, también reparó en Irene, quien estaba sentada en el asiento delantero, cuando
abordó el auto. Entonces preguntó: "Daniel, ¿no vamos a reunirnos con el Sr. Fu?"
"Sí."
"Entonces ¿por qué viene ella...?"
"¡Hola belleza! Resulta que soy la novia de Daniel." Irene se había dado vuelta y dijo esto en su cara, y
luego, con una gran sonrisa en el rostro, le sostuvo la mirada mientras Adele intentaba de alguna
manera controlar sus expresiones faciales.
'¿Ella es la novia de Daniel?' Adele se sintió desconsolada de inmediato al escuchar eso: "¿Es eso
cierto?"
"No", lo negó Daniel, claramente negándose a regalarle siquiera una mirada a Irene, y para colmo,
cuando Adele finalmente se calmó, Daniel dijo: "Adele, sé mi novia."
De repente todos se quedaron mudos en el coche después de escuchar esta frase

enamorada de Daniel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora