Capítulo 20

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La abrumadora revelación sobre la madre de Mariane la había motivado a regresar a la ciudad. Ella necesitaba escuchar una explicación de su padre. Ella necesitaba comprender todo ese pasado de sus años de infancia de los cuales recuerda muy poco...

Michael conducía con cautela la desierta carretera, su cautela era debido a la conmocionada mirada de Mariane, ella seguía asimilando la noticia sobre Mónica. Incluso el, no había tenido el tiempo suficiente para procesar los hechos.

De lo que, si estaba seguro, era que Mariane lo necesitaba. Y el siempre estará a su lado.

En retrospectiva, nunca imagino que esa sexi mujer en el bar se convertiría en una parte importante en su vida. La noche que se conocieron lo único por lo que sentía curiosidad y atracción eran sus curvas, aunque suene vulgar, sus ojos no habían evitado tomar en cuenta su apariencia, conforme la noche progreso, resulto ser una chica sexi y encantadora. Se había quedado con ansias de conocerla mejor. Pero dejo todo a la suerte, porque él había sido lo suficientemente descuidado como para olvidar pedir su número o algún tipo de contacto.

Y vaya que el destino hizo de las suyas. Esa mañana en que Mariane entro temerosa a su oficina le había volteado el mundo. Él era caracterizado por tener el control de la situación por eso su éxito en los negocios, pero cuando la vio, él estaba igual de conmocionado que ella. Su pecho había dado un brinco, emocionado por el rostro con el que había fantaseado.

Esa mujer a su lado no tenía ni idea de la alegría que le regalo a su vida desde que piso su oficina. Aunque las situaciones desfavorecedoras se presentaban, él no podía olvidarla.

Ese mes en el que pensaba ser solo un pasatiempo para la hija de su exjefe, había sido un mártir, no lograba sacarla de su mente, termino mudándose de su departamento porque cada rincón tenía impregnado un recuerdo de ella, su risa, su aroma, el amor que considero falso. Todo eso lo orillo a escapar, pero cuando ella llego a su puerta clamando por un minuto de su tiempo, pensó en ser un completo idiota para devolverle su jugada, pero su corazón lo detuvo, ella no merecía eso, en cambio la había escuchado de principio a fin.

El seguía un poco dolido por las mentiras que dijo en un inicio, pero sabía que Mariane realmente lo amaba y eso lo convertía en el hombre más feliz sobre la tierra.

Mientras sus pensamientos divagaban en su enredo amoroso, le resultaba gracioso, el hecho de que ahora eran una especie de hermanastros. Si esto fuera una telenovela, su amor seria prohibido según las leyes establecidas en los dramas. Pero él ya había tenido suficiente drama, después de caer en las mentiras del Sr. Wilson su corazón se había destrozado. Incluso este, le ofreció dinero por desaparecer de la vida de Mariane. Y como era de esperar Michael había hecho lo que todo hombre haría, golpearlo hasta dejarle la nariz sangrando.

Al llegar a la ciudad Mariane dormía con su cabeza inclinada en la ventanilla del automóvil, su rostro lucio cansado, en el trayecto se había mantenido en silencio, mientras observaba la carretera hundida en sus pensamientos. Y el sin fin de preguntas que pasaban por su mente.

Michael estaciono su automóvil afuera de la casa del magnate, y despertó con ternura a su amada.

El esparcía castos besos sobre la piel descubierta de los brazos de Mariane y ascendía con lentitud sobre su clavícula y mentón. Entre murmullos y gemidos de gusto Mariane lo miro mientras esbozaba una tímida sonrisa. Que se amplió cuando su novio devoro sus labios despertándola por completo.

— Te amo Mariane.

Michael la miraba como siempre lo hacía, con una devoción y admiración que la terminaba aturdiendo por la intensidad que emitía, ella también lo amaba eso estaba claro después de todo lo sucedido.

Un corazón de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora