TWENTY-TWO

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— No me puedo creer que vaya a llegar tarde a la boda de mi padre. — murmura Jungkook mientras mira por la ventanilla del taxi y repiqueteando el pie contra el suelo.

Lleva todo el rato así, desde que hemos salido del hostal. Todo el rato hablando solo, para sí mismo. Sobre todo lo que hace es poner como excusa lo tarde que vamos para la ceremonia, pero sé que en realidad, intenta ocultar los nervios que tiene por reencontrarse con su padre.

Pero no aguanto más ver como mueve la puta pierna mientras repiquetea el pie, así que le doy una palmada en el muslo y sostengo con fuerza su pierna para que deje de moverla.

Su mirada viaja desde mi mano, hasta mi cara, sorprendido.

— Chungha, por favor, ahora no intentes ponerme cachondo.

— Gilipollas — me río. — Solo quería que te estuvieras quieto. — explico y quito la mano de su pierna. — Además, la novia va a llegar mucho más tarde que nosotros. Ten paciencia.

En menos de 5 minutos, llegamos a nuestro destino y Jungkook se apresura a pagar y a salir disparado del taxi. Resoplo y le agradezco al conductor antes de seguir al muchacho.

Llegamos al wedding hall donde va a tener lugar la ceremonia cogidos de la mano, yo observo el lugar curiosa, pues nunca he asistido a una boda. En verdad, el lugar es muy distinto a como imaginé que sería, pues en las películas siempre vi que la gente se casaba en iglesias, pero este edificio, literalmente es una sala para ceremonias. El suelo es beige y las paredes oscuras, el pasillo donde va a desfilar la novia está iluminado con tenues y cálidas luces.

Una vez pasamos por el recibidor, nos detienen el paso un par de chavales.

— ¿Quiénes sois? No estáis en la lista. — dice uno.

Miro a Jungkook y le interrogo con la mirada, esperando que me diga que llamó para confirmar su asistencia a la ceremonia. El chico entiende mi mirada, pero niega con la cabeza.

— ¿Hay lista? — le pregunto al chico frunciendo la ceja.

Los dos chicos se miran y luego vuelven a encararnos. 

— No. Pero tenéis que darnos el regalo de los novios a nosotros.

Frunzo más las cejas ¿por qué deberíamos de darles el regalo de los novios a unos chavales a los cuales les debo sacar tres años? ¿Jungkook ha traído un regalo, por lo menos? Porque yo, desde luego que no.

— Bueno, tú con que me des tu número, me conformo. — dice el otro chico guiñándome un ojo.

Estoy por insultar al niño cuando siento que Jungkook alza nuestras manos para enseñarles que siguen entrelazadas desde que hemos entrado al lugar.

— Está conmigo, no te flipes.

— Me da igual, no soy celoso. 

— Pues ahora pagáis los dos. — dice el otro.

— Oye, ¿Dónde están vuestros padres? Deberíais de ir a molestarlos a ellos. — suelto, de la forma más amable posible.

— Nuestros padres son los que se casan, bobos. — responde el chaval que quería mi número.

— Bueno, solo la madre. — lo corrige el otro.

Siento que Jungkook aprieta el agarre de nuestras manos, lo miro y me doy cuenta de que se ha puesto tenso. Con la mano que tengo libre, le doy una leve caricia en el brazo, intentando relajarlo. Entiendo que se ponga así al descubrir que tiene dos hermanos, yo sentí algo parecido cuando conocí a Dohyun. Jungkook debe de estar sintiendo bastante rabia o se debe sentir traicionado por su propio padre, quien ha abandonado a sus propios hijos para cuidar a los de otra. Dios, no lo conozco y cada vez me cae peor.

EUPHORIA II, jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora