Eclipse

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El amor es solo una transacción, todos somos susceptibles al deseo, mostrando el conjunto de rasgos adecuados podemos encenderlo y podemos apagarlo.

Pero en ocasiones hay personas que llegan a nuestras vidas y simplemente no necesitan presentación. Sino que todo surge y nace de manera inesperada y genuina, ya que la conexión va mucho más allá de las palabras y el tiempo.
En esta vida puedes conectar perfectamente bien con alguien que apenas conoces, pero no hacerlo con alguien que ya tienes años viendo.

Ya lo he dicho antes, no elegimos de quien enamorarnos. Enamorarse es especial. Aferrarse a ese amor, a pesar de las circunstancias que podrían destruirlo, es aún más especial.

Y es que lo sientes en el momento en que sus labios rozan los tuyos por primera vez. Sientes que algo se remueve en tú interior, en un lugar profundo, escondido y cubierto de polvo.

No recordabas que nadie hubiera llegado nunca hasta a él, probablemente nadie lo habia hecho hasta entonces. Él me despertó, me trajo la luz, la risa y el anhelo, y en el instante en que nuestros labios se encuentraron por primera vez, supe que jamás volvería a ser la misma.

En un instante me hace sentir que lo detesto, y al siguiente, quiero besarlo. Me hace sentir cosas que jamás pensaste que sentiría. Me hace reír y llorar, gritar y chillar, pero sobretodo, hace que me sienta viva.

Un objeto no tiene que ser grande para hacer un gran cambio,  y lo sé porque él llegó a mi vida poniéndola de cabeza, haciendo que me cuestionara lo que había sentido una vez, porque cuando le veo todo cambia en mí.

De repente ya no es la gravedad la que me sostiene al planeta, sino él. Nada más importa, porque se que yo haría o sería cualquier cosa por él.

Ese chico medio despistado y bromista pero a la vez con ese lado reservado y solitario, me atrae a él como la fuerza que ejerce la tierra, y de pronto caía hacia él sin razón alguna, tal y como lo hizo la manzana de Newton.

Con una mirada de esos hermosos y oscuros ojos, con una sonrisa, con un latido...con un fuerte latido; mi corazón llegó del cielo a la tierra en un vertiginoso movimiento.

Él y yo no fuimos más que desconocidos que una noche coincidieron, dos mundos diferentes, quizás nada compatibles, pero desde el minuto uno tuvieron una conexión especial y única, una química inigualable.

Dos desconocido que compartieron un amor, un amor como el de la luna y el sol, y al juntarnos, formamos algo genuino, algo verdadero, al igual de hermoso que un eclipse.

Noches en Saturno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora